Basada e inspirada en el cuento original de La Sirenita, así como su versión animada del ratón.
𝘌𝘭 𝘙𝘦𝘺 𝘥𝘦𝘭 𝘰𝘤é𝘢𝘯𝘰 𝘭𝘰 𝘩𝘢 𝘥𝘪𝘤𝘩𝘰 𝘴𝘪𝘦𝘮𝘱𝘳𝘦, 𝘦𝘭 𝘮𝘶𝘯𝘥𝘰 𝘥𝘦 𝘭𝘰𝘴 𝘩𝘶𝘮𝘢𝘯𝘰𝘴 𝘦𝘴𝘵𝘢 𝘱𝘳𝘰𝘩𝘪𝘣𝘪𝘥𝘰 𝘱𝘢𝘳𝘢 𝘤𝘶...
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Era oficial, la búsqueda del Príncipe Jeno estaba siendo un completo fracaso. Ya habían intentado encontrar por todo el reino al precioso chico de peculiar cabello rubí que salvó al príncipe de morir, pero simplemente parecía que había desaparecido sin dejar rastro alguno.
El tiempo corría, la desesperación tomaba al Príncipe Lee, pues aún si su búsqueda fracasaba tendría que desposar a alguna princesa.
—Me la he pasado navegando en alta mar, explorando tierras extrañas y aún así me es imposible encontrar a ese chico...
Su amigo y asistente escuchaban con atención a Jeno, quien estaba recostada en la suave cama de sus aposentos. El estado del príncipe le causaba pesar, se notaba muy desmotivado.
Además que su empleo corría riesgo.
—Pero ya visitó a todos los chicos de cabello rojizo, alteza. ¿Está seguro que no era ninguno?—preguntó Doyoung intentando encontrar alguna solución—Quizá el agua le nubló la visión.
Doyoung recibió un almohadazo del joven príncipe, luego otro y al tercero usó la segunda almohada para bloquear el golpe.
—¿Dije algo mal, alteza?—preguntó Doyoung confundido ante el comportamiento del príncipe.
—¡¿Cómo te atreves a creer que podría confundirlo?! —contestó Jeno indignado mientras se levantaba—Él era único, sería imposible que no lo reconociera de nuevo.
—Pero alteza ya buscó por todo el reino, ¿qué tal si fue el mar que le ocasionó una alucinación?
El príncipe volteó hacia su amigo, se sintió tonto de tan solo pensarlo pues olvidó por completo buscar en el primer y último lugar que lo vio.
—¡Doyoung! ¡Prepara mi barco! ¡Iremos a navegar las costas del Reino de Civaria!
—Eso no se va a poder alteza, el rey tritón esta furioso, la marea no es apta para navegar ahora...
—No me vengas con tus cuentos infantiles, el rey de las sirenas no existe, si hay mal clima entonces solo busquemos la orilla del mar, ¿si?—preguntó él y Doyoung asintió a su petición.
—Prepararé el escuadrón de búsqueda entonces.
No había tiempo que perder, debía encontrarlo antes de que sus labores como príncipe le impidiesen agradecerle en persona.
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El castillo de tritón contaba, sorpresivamente, con la presencia de los siete príncipes, claro que en su habitación y en contra de su voluntad.
—Estúpido clima de hoy —bufó el quinto hijo al observar las fuertes corrientes marinas desde su ventana.
—¿Tenías planes? —preguntó Kun a su hermano menor—El cumpleaños de Nana esta cerca, deberíamos...
