00. Zumo de manzana

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A Chigiri le encanta el zumo de manzana, siempre lleva uno para acompañar junto a su merienda en el descanso de la escuela

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A Chigiri le encanta el zumo de manzana, siempre lleva uno para acompañar junto a su merienda en el descanso de la escuela. Es como una regla no escrita el no interrumpirlo mientras se disfruta su juguito porque la última vez que alguien se atrevió a hacerlo no terminó nada bien.

Esa regla no aplica para Reo, un completo ignorante de la bestia que se esconde dentro de su mejor amigo pelirrojo. Se conocen desde la primaria, son muy cercanos y todo pero, afortunada o desafortunadamente, el Mikage nunca ha visto a Hyoma convertirse en un perro salvaje cada vez que le roban su cajita de jugo.

Parece que hoy será el fatídico día en que lo haga, por mero capricho del destino. Cuando ve a lo lejos en el pasillo la cabellera roja del chico no deja ir la oportunidad y se apresura para colgarsele encima como un koala, aprisionandolo con sus rodillas. Oye el ruido de algo ligero caer al suelo, pero no le presta atención. Quiere molestar a Chigiri.

Quizás lo logró demasiado bien, se da cuenta de eso cuando siente el cuerpo del más bajo temblar y retorcerse en su lugar. Ve de reojo una cajita de un jugo que seguramente estaba bebiendo su amigo, aunque inmediatamente piensa que no es un gran motivo para mirarlo como lo mira Hyoma ahora.

¿Sus ojos siempre han sido así de amenazantes?

Le gusta el color de ojos y cabello de su mejor amigo, rojo como una frambuesa, pero jamás se ha topado con esos dos puntos de rojo vivo asesinos que parecen comerselo a mordiscos con cada segundo que pasa.

──¿Chigiri?

Muy tarde, el pelirrojo lo toma de las piernas con una fuerza sobrehumana y lo lanza al aire con gran capacidad. Su dentadura revela grandes colmillos de depredador y esa mirada fulminante casi lo parte en dos.

──¡Idiota! ¡Mi juguito de manzana!

Para suerte del Mikage, ha caído aterrizando sobre su trasero, por lo que el daño ha sido mínimo. Su cara da hacia el enorme ventanal del pasillo y nota algo de lo que no se había percatado antes.

Chigiri parece querer lanzarse encima para terminar de matarlo a puñetazos de princesa, pero el pelimorado lo detiene sin quitar los ojos de encima del cristal o, mejor dicho, de lo que hay detrás de éste.

──Chigiri, es él.

La princesa afloja sus puños y guía su vista hacia el campo de fútbol de la escuela. El día es soleado y el césped verde recién cortado resplandece bajo la luz solar primaveral.
Toda la zona está vacía... No, espera. Hay una persona allí. Al igual que su piel sudorosa, su cabello iluminado por la gran bola roja luce suave y esponjoso. Bebe de una botella de agua y parece bastante agotado. Múltiples balones de fútbol descansan sobre el prado a su alrededor y casi al instante Chigiri reconoce de quién se trata.

──Es... Nagi──Comenta sin mucha emoción, diferente al chico debajo suyo que aprieta sus manitas en puños y los atrae a su pecho, encogiéndose y rodando en el suelo por la mención del albino. Hyoma logra ver el rubor exagerado en sus pómulos y entre sus cejas. Reo suelta uno de esos grititos increíblemente femeninos como una colegiala enamorada. Por supuesto, su amigo entiende la situación con gran facilidad.

──¡Nagi, Nagiii! ──Ni siquiera el Mikage sabía que podía llegar a alzar la voz de esa manera, ahora definitivamente cualquier que vaya pasando por ahí no solo lo mirará raro sino que creerá también que es una chica.

Escucha un resoplido de Chigiri, seguido a su estúpido y cotidiano discurso.

──¿Por qué no te le declaras? ──Inquiere el más bajo en lo que se levanta y mira con cierto asco y decepción el estado en el que se encuentra Reo.

No lo malentiendan, a Chigiri no le desagrada el hecho de que a Reo le guste alocadamente Nagi. Solo le extraña la manera en la que su mejor amigo de la infancia se pone, con esa faceta que nunca antes ha visto, puesto que el Mikage siempre ha sido de frío corazón, rechazando a chicas y chicos cada día como si cayeran del cielo. Ver que finalmente una persona ha conquistado su corazón le emociona, pero no conoce muy bien a Seishiro y no le parece la gran cosa como persona. Lo único que reconoce interesante de aquél sujeto es su talento innato para el fútbol, su control con la pelota. Para dos chicos a los que les gusta el mismo deporte, Chigiri y Reo, eso podría sonar convencedor para tratar de hacerse su amigo, pero enamorarse es simplemente excesivo.

Bueno, mientras Reo sea felíz.

──Es difícil──Responde el chico de ojos color uva mirando al suelo algo inseguro.

Chigiri quiere sacarle las palabras de la boca, quiere realmente saber por qué al famoso, popular, rico, atractivo e inteligente Reo le gusta un tipo vago y perezoso como Nagi Seishiro, pero se contiene. Se contiene por el bien de su amigo, de sus sentimientos y de su amistad.

En cambio, sonríe genuinamente. Reo conoce esas sonrisas maduras que a veces Chigiri le da como una manera de decirle indirectamente que parece estúpido. Al menos así se lo toma, porque sus ojos parecen más adultos y sabios de lo normal y parece que está apunto de revelarle el secreto para ser felíz en la vida, pero al final solo se queda callado y se va. Ya conoce el truco.

Sin embargo, esta vez abre la boca.

──Te ayudaré.

Y por primera vez en la historia, el sabio y celestial todopoderoso Chigiri dice algo interesante y útil después de sonreir de esa manera.

Reo siente el impulso de colgarse a sus piernas y agradecerle, de hecho no ve por qué no hacerlo, así que ya se ve en el suelo arrastrándose con tal de hacer que el pelirrojo no se vaya si bien ya lo ha avergonzado lo suficiente.

──¡Gracias, Chigiri! ──El Mikage suelta esas palabras y le salen rosas de la boca. Chigiri inmediatamente se arrepiente de hablar.

Cuando el más bajo se cansa de tratar de soltar el agarre de Reo de su pierna, bufa hastiado. El contrario lo suelta, su instinto se lo aconseja, a menos que quiera morir.

Ama fastidiar a Chigiri.

De hecho, le llega una increíble idea a la cabeza justo en el momento en el que Hyoma iba a hablar de nuevo.

──Solo te ayudaré hasta que...

──¡Plan! ¡Un plan! Necesitamos eso.

Chigiri se siente un estúpido contagiado por otro estúpido.

──¿Y de qué trata tu supuesto plan?

──Aún no lo he ideado, tienes que ayudarme. ¡Ya sé! Pongamosle un nombre──Reo por fin se levanta del piso y guía una de sus manos al techo, como si fueran a salir de ahí las respuestas. Tal vez haya funcionado──Operación: ¡Ámame!

 Tal vez haya funcionado──Operación: ¡Ámame!

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Operación: ¡Ámame!──Nagireo SeriesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora