capítulo VIII

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Sunato banda.

Hace dos semanas pasó algo horrible, de verdad no quiero volver a pasarlo. Fue tan... Asqueroso.

Me sentí ursurpado, sentí la frustración de que alguien al que querías te hiciera daño, te manipulara y alimentaba de tus gritos desesperados.

Realmente, yo me lo busqué, yo fui quién metió la pata del todo. Él solo quería hacérmelo ver. Demostrarme que él mandaba, que yo estaba equivocado. Pero aunque sea así, me sentí debastado, humillado, sentí mi corazón partirse en pedazos tan pequeños cómo la polvora. 

Por si no lo he nombrado todavía, "él" me había hecho sentarme en la banca de madera de la casa, desnudo. Empezó a darme latigazos, cada uno más fuerte que el anterior, en cada costilla y cada vena marcada de mi espalda. ¿De verdad me merecía yo eso? Cuando se aburrió de latigarme, agarró una de las piedras que tenía cerca, la estampó contra mi espalda y luego la tiró a un lado. pensaba que iba a parar después de escucharme más de diez minutos seguidos llorando, pero sólo hizo que empeorar. 

Me agarró de las caderas, yo le rogaba a gritos que no me tocará, que no quería tener contacto con él, pero al parecer solo le estaba incitando a que aumentara la tortura, a que me hiciera más daño. Poco a poco mis fuerzas se estaban gastando, hasta que por fin perdí el conocimiento.

Todo esto por decirle que no iba a ser su críado, que aprendiera a hacer las cosas él solo. 

entre celdas-yabaxbandaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora