Capitulo 2

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La clase ya había terminado, así que me senté frente a mi escritorio, tratando de ordenar un poco mi estuche ya que no podía cerrarlo debido a la innumerable cantidad de lápices que tenía. Me despedía de aquellas alumnas que se tomaban la molestia de decirme "hasta mañana Profesora" o algo por el estilo, sin prestarle muchísima atención, debido a lo concentrada que estaba con los tontos lápices.

Escuché la puerta del salón cerrarse por fin, así que alcé la vista para ver el desorden que habían dejado las niñas.

Grande fue mi sorpresa cuando la vi ahí, observándome en silencio.
—Chaeyoung, ¿qué haces aquí?— le pregunté viendo cómo estaba parada frente a la puerta, como si quisiera evitar que saliera.

—Quería hacerle una pregunta a solas, profesora.—me dijo con tranquilidad, haciendo que me costara respirar un poco por el nerviosismo. ¿Qué era lo que tenía esta chica que me ponía de este modo? Solo la había conocido hace un par de horas y esta chica ya creía que me tenía a su disposición, como si fuera su juguete o algo.

—Me tengo que ir Chaeyoungie, pregúntame mañana durante la clase.- le dije levantándome de mi asiento y caminando hacia la puerta, decidida a no demostrarle a esa chica debilidad
—Es sobre la clase de hoy.— insistió sin despegar su mirada de mí.—No tardaré mucho, lo prometo.—me dijo ofreciéndome una pequeña sonrisa.
—Está bien, que sea rápido.—le dije para luego volver a tomar asiento frente a mi escritorio.—Trae una silla.—le ordené.

Ella obedeció rápidamente, colocando la silla a un costado de mi escrito, sentándose muy cerca de mí. Tenía un aroma a fresas delicioso, suave, muy dulce; inspiré con fuerzas, como si tratara de memorizarlo, ella sacó de su pequeño bolso el cuaderno.

—No entiendo este ejercicio.— me dijo colocando frente a mí el cuaderno, mientras colocaba su codo sobre su pierna y apoyaba su mentón en su mano. Su letra era elegante y ordenada, se notaba que era muy inteligente por estos simples detalles, la miré de reojo, esperando oír una pregunta más concreta, pero ella solo se mantenía con la mirada fija en mis ojos.

—Cuál es la pregunta?— le dije finalmente para evitar que me siguiera mirando de aquel modo.

—No entiendo cómo simplificar esta ecuación.— me dijo apuntando con su dedo hacia el cuaderno, para luego volver a mirarme detenidamente.
Conectamos nuestras miradas un segundo, y pude notar como observaba mis labios, me quedé en blanco. ¿ Cómo una chica de 17 años podía parecerme tan atractiva? ¿Qué era lo que tenía esta chica que me volvía a poner como una adolescente? ¿Era su elegancia, su voz, su mirada, su aroma? Maldita sea Mina, eres una puta pedófila.

—¿De verdad no entiendes esta simplificación Chaeyoungie?— le pregunté al ver lo sencillo que parecía la solución
para mí.

—¿Qué me quiere decir, profesora?—me respondió a la defensiva, enderezando su espalda, demostrándome una vez más que yo no la intimidaba en absoluto.

—Me llama la atención solamente.—respondí con tranquilidad.—El ejercicio de hoy en la clase era más complicado y lo resolviste sin ningún problema.

—Está bien, gracias por su tiempo, profesora.—me dijo cortante mientras recogía su cuaderno y volvía a guardarlo en su bolso. Se levantó de la silla, dejándome perpleja ante su reacción.

—Disculpe la haya molestado.—me ofreció una reverencia, para luego caminar hacia la puerta. Instintivamente me levanté para poder alcanzarla, tomando su muñeca con nerviosismo, obligándola a voltearse.
—Lo siento señorita Son.—me disculpé enseguida, ofreciéndole una pequeña reverencia.—Qué tonta soy, lo siento.

—Tiene razón, es una pregunta muy tonta la que le he hecho.—volvió a disculparse.—Llegando a casa tal vez pueda resolverlo.

—No, perdóneme, yo soy su profesora y no debí haberle dicho eso.—me sentía avergonzada, ella solo me observaba, sin hacer ningún intento por soltarse de mi amarre.—Podemos resolverlo ahora.—dije con la intención de que Chaeyoung me diera otra oportunidad.
—No se preocupe.—me dijo ofreciéndome una pequeña sonrisa. —De todos modos ya me tengo que ir.—continuó para mirar nuevamente mis labios.—Y supongo que usted también.
—Sí, pero no quiero que te vayas con esa duda.—¿Acaso le estaba rogando que se quedara conmigo? ¿No quería separarme de ella por la culpa o simplemente no quería que se fuera?

—Podemos resolverla mañana durante el día, no se preocupe.— rio tiernamente, haciendo que me derritiera por dentro.
Hasta su risa es adorablemente bella.
—Ya puede soltarme.— me dijo despertándome de mi aturdimiento
debido a su avasalladora belleza. Solté su mano nerviosa, dejándola libre para que pudiera marcharse, sintiéndome como una tonta por haberla tenido sujeta todos esos minutos sin siquiera darme por enterada.

—Lo siento.— volví a disculparme.
—Nos vemos mañana.—me dijo finalmente mientras peinaba su cabello tras su oreja otra vez.

—Hasta mañana.— le respondí ofreciéndole nuevamente una reverencia, pero al momento de levantarme de aquel movimiento, nuevamente noté sus ojos fijos en mis labios, obligándome a fijarme en los suyos también.

Dios mío, que chica más bella.

Sus labios parecían suaves, acogedores; sus ojos eran oscuros, profundos, misteriosos.
—¿Puedo decirle algo?— me preguntó nuevamente, con su voz dulce y suave, mientras se acercaba un poco hacia mi.

Volví a sentir su aroma a fresas, que me embriagaba, haciéndome olvidar que estaba aún en la escuela, que yo era su profesora, que tenía 7 años más que ella y que yo no podia sentir estas cosas por una alumna.

—Dime.—le dije atenta. Ella se acercó, haciendo desaparecer completamente la distancia entre nuestros cuerpos, haciendo que mi corazón convulsionara de solo tenerla tan cerca.
—Debe tener más cuidado con su cercanía a las alumnas.—me dijo con su voz baja y profunda.

—¿Eh?— pregunté sorprendida, ¿Acaso Chaeyoung ya se había dado cuenta que me atraía?

—Usted es joven y hermosa, de seguro enamorará a más de un par de alumnas.— finalizó para luego caminar hacia la salida. Me quedé fría, viendo cómo su cuerpo se contorneaba hacia la puerta. Mis ojos se encontraban fijos en su silueta, sus piernas, su cintura, ese trasero, dios mío, que chica más preciosa.—Hasta mañana Profesora.

—Hasta mañana Chaeyoungie.—respondí con la boca completamente seca. Pero antes que Chaeyoung pudiera salir del salón, la puerta se abrió de par en par, y una muy agitada Dahyun se encontraba frente a nosotras.

—Lamento interrumpir.— dijo Dahyun mirándome con detención, para luego observar a Chaeyoung.—No sabía que estaban en una tutoría.—pude detectar un leve sarcasmo.

—No interrumpe nada señorita Kim.—le dije tratando de que esta situación no pareciera algo que no era.
—Mi mamá me mata si se me queda el tupper.— dijo ignorando mis palabras y corriendo hasta su asiento, sacando de abajo del escritorio un pequeño tupper.

Chaeyoung continuó caminando, sin preocuparse en lo absoluto de lo qué Dahyun estaba insinuando, y antes de desaparecer por la puerta, esa hermosa chica volteó para mirarme una vez más, regalándome una hermosa sonrisa.
Sonreí de vuelta, mientras sentía como mi nerviosismo aumentaba, sin darme cuenta como Dahyun me miraba y carraspeaba un poco su garganta para que pudiera escapar del trance en que
Chaeyoung me tenía.

—Señorita Kim..— le llamé la atención. Ella se acercó rápidamente.—Debe cuidar sus comentarios.

—¿Qué comentarios?— me dijo pensativa, pero sabía muy bien de qué le estaba hablando.
—Usted sabe lo que quiero decir.— le dije volteándome para recoger las cosas de mi escritorio.
—¿Le puedo aconsejar algo?—me preguntó de pronto.
—No necesito sus consejos.—interrumpi.

No sé porque pero me sentía molesta, sabía que Dahyun me estaba acusando de sentir algo por Chaeyoungie, podía verlo en su rostro, pero no quería aceptarlo, no quería sentirlo.
—Tenga cuidado con Chaeyoung.—me dijo para luego tomar su tonto tupper y salir corriendo del salón.

QUIET | MICHAENG [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora