Capituló 4

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—Buenos días.— saludé mientras me dirigía hacia mi escritorio para luego mirar a mis alumnas que se encontraban de pie listas para saludarme de vuelta.

—Buenos días Profesora.— dijeron al unísono, mientras les hacía una pequeña mueca para que tomaran asiento nuevamente y poder buscar a
Chaeyoung con la mirada.
Y ahí estaba ella. Con su mirada fija en mí.

Sonreí hacia mis adentros, no sé por qué, pero me encantaba que esa chica me observara de esa manera, me gustaba ser su objeto de admiración, me gustaba imaginar que yo también la atraía o le llamaba la atención como ella a mí.

Pasaron dos días en los que finalmente pude descansar de la presencia de Chaeyougie, escapar de su acechadora mirada, caricias, sensualidad. Escapar de mi deseo masoquista que siguiera coqueteándome, acariciándome, tentándome, volviéndome loca.
Bendito fin de semana.

Sin embargo, el recuerdo de sus caricias bajo la mesa se repetían en mi cabeza una y otra vez. Jamás me había sentido así, indefensa, completamente a disposición de alguien, menos de alguien más joven que yo, de una niña.

Una niña que parecía saber absolutamente todo respecto al mundo, una niña sensual, inteligente, atrevida, misteriosa.
De solo recordarla me sentía nerviosa, impotente de no poder tocarla de vuelta, si solo supiera esa chica todas las cosas que le haría... Pero no quisiera ir a la cárcel tan joven. De seguro sería la perra de alguien ahí.

¡Deja de pensar estupideces Mina!
Toda la culpa la tiene Chaeyoungie, estúpida y sensual Chaeyoungie. Me tenia atrapada, era su maldita presa y no podía hacer nada contra eso. No podía huir, pero tampoco quería.
Me volví a concentrar en realizar el examen que tendrían el lunes las chicas, intentando no ser tan mala, escondiendo alguno que otro ejercicio sencillo para pudieran tener más puntos y así no reprobaran. Aunque de seguro Chaeyoung aprobaría con distinción. Maldita niña perfecta.

Como quisiera enseñarle que no es ella quien manda, sino yo. Que yo soy la adulta, la que tiene más experiencia que ella, que no soy su estúpida profesora de juguete, que no soy la tonta mujer que debe derretirse por ella. Sino al revés. ella debería babear por mí.

Me encantaría darle un poco de su propia medicina, me encantaría ponerla nerviosa, incómodamente excitada como ella lo hace conmigo, me encantaria demostrarle que siempre seria yo alguien superior a ella. Que siempre sería yo la cazadora y no una simple
presa.

El pensamiento de someter finalmente a Chaeyoung me excitaba, me hacía divagar en mis más profundas fantasias, quería dominarla, porque ya estaba cansada de ser la tonta profesora que se sonrojaba cada vez que me miraba, estaba cansada de estar a su merced y ya era ahora de cambiar el juego. Si ella queria jugar conmigo, yo también jugaría con ella.

Era la última hora de clases, y ya había pasado a la oficina de la secretaría en busca de las copias de los exámenes, para dirigirme al salón. Hoy me había vestido un poco más provocadora de lo normal, quería que Chaeyoung no me quitara los ojos de encima durante todo el examen, quería que me deseara, así como yo lo hacía por su estúpido uniforme de niña buena.

Entré al salón sin saludar, escuchando como los rumores empezaban a circular debido a mi nueva vestimenta, tiré fuertemente los exámenes sobre la mesa, haciendo que las chicas se sobresaltaran, incluso la inocente
Chaeyoung.
—Buenos días.— saludé con una sonrisa maliciosa.
—Buenos días profesora Mina.—me dieron nuevamente al unísono.

—¿Por qué aún no tienen ordenado el salón para el examen?—pregunté al ver el desorden en la sala, notando como el estrés reinaba.—Guarden todo, están perdiendo minutos valiosos para el examen.—les dije con seriedad, presionando un poco más.
—Quiero 4 columnas.—
—¿Qué profesora?— me preguntó nerviosa Nayeon.

QUIET | MICHAENG [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora