06 | Sᴏɴʀɪsᴀ

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Cuidar a un hijo no es nada fácil, ni mucho menos cuando eres padre soltero o madre soltera

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Cuidar a un hijo no es nada fácil, ni mucho menos cuando eres padre soltero o madre soltera. Él lo aprendió durante todos esos años, por fin entendió lo que su madre decía siempre.

Ver a un hijo feliz, era lo más reconfortante del día a pesar de que tan malo podría ser el día.

Y tenía razón.

Su hijo estaba bastante feliz, iría a visitar al hijo de su mejor amigo. Los dos se llevaban tan bien que se alegraron ambos, tal vez seguiría con la plática del otro día.

A pesar de lo cansado que estaba por estar varias horas en el trabajo, por su hijo daría todo incluso dejaría su trabajo de ese día por pasar tiempo con él.

Finalmente llegaron al local, esa cafetería que tan le gustaba. Su niño recomendó caminar para hacer tiempo y acepto.

Se saludaron y tomaron asiento para poder platicar con tranquilidad.

— ¿Has vuelto a fumar capitán? –preguntó esto con curiosidad, sabía que fumaba escondidas pero no como lo hacía en su juventud que era un vicio– Tengo la certeza de que si lo haces.

— Solo lo hago cuando no está presente Tristan.

— Así que dime, ¿la volviste a ver? –este asintió, los dos amigos miraban a sus hijos jugar mientras tanto la rubia de ojos miel preparaba algunas cosas– ¿Te reconoció?.

— Antes de que se acercara yo.. yo me fui corriendo de ahí –se quedó callado por un momento, finalmente volvió hablar– La segunda vez que me vio, no hice nada, simplemente la ignoré.

— ¿No deberías estar feliz? Tal vez ella te recuerde y–

— Ese no es el punto Ban, le prometí a su familia que no me iba acercar a ella –dio esa mirada perdida que siempre daba al hablar de la peliplateada– Sigo pensando que fue un error entrar en la vida de Elizabeth.

— Hey, fue el mejor error de tu vida, bueno, eso al menos pienso –tratando de darle ánimos, siempre pasaba eso cuando hablaban de ese tema– Tu no sabías si ella iba a tener amnesia, no es tu culpa, además tienes un hijo maravilloso que te ama bastante.

— Ya lo sé pero que haré con Tristan si me pregun–

— Papá –llamando la atención de los dos adultos– Tengo una pregunta.

Ambos voltearon a ver directo al infante.

— ¿Que pasa Tristan?.

— Lancelot tiene una mamá, ¿cierto? –el rubio asintió levemente algo extrañado por sus palabras mientras el de ojos rojizos solo escuchaba la plática aunque tenía un mal presentimiento– Todos tienen mamá, incluso tu tuviste una mamá.

— ¿Cuál es tu punto?.

— Porque yo no tengo mamá, ¿Dónde está?.

Esa era la pregunta que más temía.

Sudo frío la última pregunta, que podría decirle a su hijo de 10 años. "Tu abuela nos alejó de tu madre porque nos creía un estorbo para su futuro, ella no me recuerda y no sabe de tu existencia" obviamente no le diría eso, se sentirá muy mal y sobretodo es un niño.

Bastante tenía con los sermones de su padre y su hijo lo veía discutir porque nunca puede llegar a un acuerdo sobre ese tema.

— Tu mamá... Tu mamá está de viaje, tenía algo muy importante que hacer y por eso tuvo que irse –revolviendo los cabellos plateados– No te preocupes, algún día volverá.

Estaba hartó de las mentiras, su amigo ni le creía eso. Y si habláramos de su hermano en creerle tampoco lo haría.

— ¿De verdad? –esos ojos de heterocromia reflejaban una felicidad genuina, el padre solo asintió levemente con tristeza mientras sonreía– ojalá y no demoré tanto mamá, quiero abrazarla y decirle que tanto la quiero.

El niño se fue feliz y siguió jugando con el rubio. La mano de su amigo fue puesta en su hombro, no era nada fácil mentirle de esa manera a su hijo sabiendo que la verdad era tan cruel.

— Esa era la pregunta que tanto temias –asintió con lentitud el de ojos esmeraldas– Realmente eres un gran padre capitán, estás haciendo lo que puedes.

— Eso espero Ban... eso espero...

— A todo esto, ¿No Tristan debería estar en la escuela?

— Al parecer su profesora faltará por cosas médicas –doblando con una servilleta– Creo que re ajustare mi agenda para pasar tiempo con él.

— Hazlo, solo míralo lo feliz que está.

— Eso es lo que vale la pena durante el día, verlo feliz.

— Oh será que te recuerda a Elizabeth cuando sonríe.

Se quedó callado por unos minutos, era bastante obvio que aquella sonrisa del infante era de su amada.

Aquel silencio fue un si para el peliplateado.

Aquel silencio fue un si para el peliplateado

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『 ᴀᴍɴᴇsɪᴀ ᴄɪɢᴀʀᴇᴛᴛᴇs 』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora