Apuesta

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Entre mesas y barras, jugadores entran y salen descontroladamente.

Todos llegan con fichas por apostar, y cartas por jugar. El murmullo de fondo impregna el ambiente de tensión y fervor, pero todo para camuflar la guerra de miradas que hay entre los jugadores.

Cara de póker entre sonrisas postizas. Agradando a otros para robarles algo. Casi imposible acertar cuando vas a triunfar. Riesgos y pérdidas; todo para ganar la partida.

Entonces entra ella.

Jugadora imponente y segura. Ojos imposibles de leer, sonrisa de gran distracción. ¿Cómo saber cuánto debía apostar yo, si no sé cuánto puedo perder?

Pero ella no se anda con rodeos. Me mira fijamente, como si fuera capaz de descifrar lo que yo estuviera pensando, y omite los mundanos juegos preliminares al decirme:

Te apuesto un beso
que yo beso mejor que tú.

El Prólogo Del BesoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora