Jaskier lo sabía, podía sentir la característica debilidad en su cuerpo que acompañaba a cada renacimiento por el que pasaba. Estaba muriendo, otra vez.
Sin embargo, él no quería dejar su cuerpo aún, no antes de expresar toda la ira que sentía contra aquella persona que rompió su corazón. Después de todo, había pasado más de la mitad de esta vida esforzándose en conocer y entender cada aspecto de Geralt, incluso aquellos que eran invisibles a primera vista.
Habían sido dos décadas de una inmensa devoción a quien consideraba su amigo más cercano, y sin embargo, todo eso había sido echado a la basura en menos de un minuto.
No, definitivamente no estaba listo para empezar todo de nuevo. Él quería seguir viviendo, sentir que su vida no se había reducido a esto, a una amarga decepción por malas decisiones, por una mala elección. No quería admitir que, la única persona a la que le dedicó todo su tiempo, lo había desechado con dolorosa facilidad en medio de la nada.
Desde entonces, Jaskier sentía que su talento innato se había bloqueado por completo. No importaba cuántas veces intentara expresar lo que sentía en el papel, siempre terminaba haciendo bruscos rayones y arrancando la hoja con fuerza, estresándose aún más al temer que, incluso, habría perdido su capacidad de escribir.
Se sentía derrotado. Como si Geralt le hubiera arrancado una parte de él y se la hubiera llevado consigo, y sabía que no debía sorprenderle, pues, después de todo, todas sus canciones las había dedicado al Lobo Blanco durante dos décadas, era normal que ya no recordara cómo era escribir sobre otra cosa. Nada más le apasionaba tanto, y nada más despertaba su interés por cantar.
Ahora, estaba intentando por centésima vez escribir algo que, al menos, fuese capaz de facilitar su desahogo. Algo que expresara la decepción, el dolor, la tristeza y la ira que sentía a partes iguales, y aunque sólo pudo escribir explícitamente lo que pensaba, decidió que incluso eso era mejor que nada.
«Al final de mis días, cuando haya terminado,
ninguna palabra de lo que he escrito sonará tan cierto
como arde.
Arde, carnicero, arde».Escribió con cada vez más fuerza sobre su cuaderno, repitiendo aquella palabra una y otra vez. «Arde». Cuánto deseaba él mismo hacer que ardiera todo a su alrededor, tal vez así aliviaría algo del fuego que quemaba su pecho. Tal vez, si quemaba su cuaderno, o el bosque entero, o tal vez el continente...
Pero detuvo abruptamente sus pensamientos, porque, sin darse cuenta, la ira lo había cegado lo suficiente como para comenzar a transformarse allí mismo, en medio del bosque y a la vista de, al parecer, un instruso que lo miraba desde sólo unos metros de distancia. Si no fuese por el propio fuego que había comenzado a salir de sus manos, la oscuridad de la noche no le habría permitido darse cuenta de su presencia.
—Mierda —murmura por lo bajo, sin poder creer que, de las miles de personas que habitan el continente, precisamente un brujo acaba de cruzarse en su camino. Un brujo de la Escuela del Lobo, y cómo no, jodidamente parecido a Geralt, si no fuese por el cabello y la cicatriz surcándole el rostro.
Dando un peligroso paso más cerca, el brujo frente a él susurra: —Eres un fénix.
Y entonces, todo su fastidio se convierte en un fuerte estado de alerta, porque mierda, Geralt no lo había descubierto en dos décadas, ¿cómo era posible que este brujo se hubiera dado cuenta con sólo verlo quemar un cuaderno?
Se para de inmediato del tronco sobre el que estaba descansando, y dejando que el fuego arda en sus manos con libertad esta vez, decide que no va a dejarse asesinar hasta terminar esa maldita canción.
Jaskier está cansado, pero no va a renacer ahora y, si tiene que matar al brujo frente a él para salvar sus plumas, lo hará sin dudarlo un segundo.
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Burn | Jeskel
FanfictionLas llamas escapan de sus manos y está a punto de convertirse, pero se detiene a tiempo cuando su propia luz revela la presencia de otra persona. «Mierda» murmura. Dando un peligroso paso más cerca, el brujo frente a él susurra: «Eres un fénix». Ger...