—¿Qué tal se te da la poesía? —pregunta Jaskier, y tal vez ha enloquecido, pero el brujo lucía demasiado pacífico como para seguir a la defensiva. Además, algo en la manera en que trató de ocultar sus cicatrices le recordó ligeramente a Geralt, y lo solitario que lucía cuando lo conoció.
Se sienta en el suelo y palmea el tronco a su lado, esperando que el brujo se acerque. Sabe que no debería estar haciendo esto, pero aunque todo indica que es una mala decisión acercarse a otro brujo de la misma escuela, en realidad, su instinto no le dice lo mismo.
—Apesto escribiéndola, pero me encanta leerla o escucharla —dice el hombre mientras acepta su invitación.
Jaskier sonríe más que satisfecho con la respuesta, y ahora que tiene al brujo más cerca puede notar que, después de todo, no se parece tanto a Geralt como pensó en un principio.
—Oh, interesante. ¿Te importaría entonces, darme tu opinión acerca de mi poesía, querido...? —pregunta Jaskier, finalizando con una entonación que incita al brujo a darle su nombre.
—Eskel —completa el brujo, sonriendo suavemente—. Y sería un honor, si a cambio puedo saber tu nombre también.
—Jaskier —dice él, rasgando las cuerdas del laúd. Sin embargo, cuando está a punto de comenzar una melodía, la expresión del brujo cambia a un ceño fruncido.
—¿Jaskier? ¿El bardo de Geralt? —pregunta Eskel, y el nombre llega a él como un baño de agua fría en pleno invierno. Jaskier cierra los ojos y reprime un gemido de frustración.
—Tenías que arruinarlo —masculla por lo bajo, pasando el laúd a una mano e impulsándose para ponerse de pie con la otra—. Adiós, Eskel. Gracias por no intentar matarme —dice un poco más fuerte, y apaga el fuego con una sola señal antes de caminar lejos del improvisado campamento.
—Ah, eh, no. ¡Espera! —dice el brujo en un torpe tartamudeo mientras sigue sus pasos—. ¿Me equivoqué de persona?
—Definitivamente —contesta a secas, y está a apunto de pedirle que no lo siga cuando algo choca repentinamente contra su nariz, o él choca contra algo, no tiene idea, pero duele como el demonio y lo hace agarrarse con ambas manos la zona afectada, soltando dramáticos quejidos mientras se dobla hacia adelante.
—Comprobado que no tienes visión nocturna —dice el brujo a su lado, y Jaskier abre un ojo justo a tiempo para ver a Eskel acercándole un pañuelo a la cara, poniéndolo bajo su nariz para frenar la sangre que salía—. Lo siento, supongo que Scorpion es difícil de ver en la noche.
—¿Scorpion? —repite, afirmando por sí mismo el pañuelo y alejando la mano contraria. Alza su mano libre y enciende una pequeña llama en su dedo índice, dando un sobresalto cuando se encuentra de frente con una cabra mirándolo, justo a la altura de su rostro.
—Oh, esa es Lil' Bleater —dice Eskel, sonriendo ante el balido que obtuvo a cambio. Jaskier parpadeó perplejo, y tuvo que alejarse un poco para averiguar por qué la cabra era tan alta. Entonces, a duras penas, logró vislumbrar el caballo sobre el que la cabra estaba recostada. Dedujo que ese era Scorpion, y no le extrañó que no lo viera en su camino cuando su pelaje era completamente negro.
—¿Tus compañeros? —preguntó, aún sin poder quitarle la vista a los extraños ojos de la cabra que lo miraba de vuelta.
—Sí, hacen más llevadero el camino —dice Eskel con simpleza, y el brujo vuelve a tener su atención en cuanto se acerca a él, tomando su mentón para mirarlo bien antes de quitarle el pañuelo y limpiar los últimos rastros de sangre con suavidad. De pronto, Jaskier ha olvidado por completo por qué iba a irse.
Los toques del brujo son gentiles, muy diferentes al puñetazo que Geralt le dio en el estómago sólo unos momentos después de que se conocieron. Jaskier odia comparar todo con el maldito Lobo Blanco, pero no puede evitarlo, menos cuando Eskel le está dando una maravillosa primera impresión.
—Estoy bien, gracias —dice alejándose del toque, y la sorpresa en el rostro contrario, seguida de un inseguro intento por tratar de esconder, de nuevo, el lado de su rostro con cicatrices, despertó en Jaskier una insana tentación a iniciar otro viaje tras este nuevo brujo. Pensó en conocerlo mejor, averiguar por qué lucía tan inseguro de sí mismo y crear un sinfín de canciones sobre él, dándole toda una reputación que lo hiciera alzar la cabeza con orgullo.
Pero Jaskier estaba muriendo, no tenía tiempo para otro viaje.
Haciendo una mueca, esta vez se despidió de Eskel con más gentileza, dándole una mirada de disculpa antes de marcharse. El brujo sonó algo desanimado al despedirse también, y mientras se alejaba, Jaskier se preguntó si a Eskel le hubiera gustado su compañía.
Le gustaría decir que quizás en su próxima vida podría averiguarlo, pero no lo sabía. No conservaba sus recuerdos al renacer, después de todo.
ESTÁS LEYENDO
Burn | Jeskel
FanfictionLas llamas escapan de sus manos y está a punto de convertirse, pero se detiene a tiempo cuando su propia luz revela la presencia de otra persona. «Mierda» murmura. Dando un peligroso paso más cerca, el brujo frente a él susurra: «Eres un fénix». Ger...