Esa madrugada volvían de un hotel, la lluvia empezaba a caer, pero ninguno de los dos se quejaba por mojarse un poco. Bill iba salpicando cada charco que veía, con sus zapatitos de charol y unas risitas de bebé.
A ambos les gustaba la lluvia, pero ahora Tom envidiaba la energía de su hermanito, que aún encontraba la forma de reírse, contrario a él, que sólo quería ir a ducharse, a cenar y a echarse en la cama. Había sido una noche difícil; ambos habían estado de pie por casi dos horas, esperando que algún hombre invirtiera su dinero en su cuerpo. Al final fue un tío de poco aguante, así que el dinero tampoco fue suficiente como para que valiera la pena tanta espera, así que estaba un poco decepcionado y cansado.
Y no habría sido algo que le quitara el humor, si al volver a casa todo fuera igual que siempre.
Pero encontró la puerta abierta, y eso no podía significar nada más que lo evidente.
- Joder, no... - Se lamentó, sintiendo que los pulmones empezaban a dejar de filtrar el oxígeno. Bill detuvo sus pasitos y subió los ojos a ver los de su hermano, que se dirigían a la puerta, hacia donde también miró, viéndola abierta de par en par. - aquí quédate, Bill.
Le ordenó antes de entrar, encender la luz y ver que su piso estaba completamente ordenado, como lo había dejado antes de salir de ella. Y entendía que no quisieran robar porque, de hecho, casi no tenían pertenencias de valor; no tenían televisión, joyas, algún ordenador, y su móvil siempre lo cargaba. No tenían dinero suficiente para comprar algún tesoro, y asumió que todo estaría allí.
A excepción de una cosa.
Corrió a buscar en el clóset su cajita con todos sus ahorros, los que había estado guardando para, por fin, salir de esta casa. Pero ya no estaba…se la habían llevado.
Se pasó las manos por el cabello, sintiendo que su vista se nublaba, que el latido de su corazón estaba volviéndose tan loco, que probablemente no era capaz de evitar que los sollozos salieran de su garganta. Todo el esfuerzo que había puesto en ese dinero, todas las noches sin dormir, todos los días sin comer, ahora se habían ido, en un solo segundo. No podía mantenerse de pie sin sentir que las piernas no podían cargar su propio peso; cuando pensaba en todos esos días en los que su cuerpo sufrió para conseguir dinero a cambio, y los meses que duró sin atreverse a sacar un solo centavo de allí porque esta era la única puerta para su futuro.
De su hermano y él.
Estaba desesperado, pensando ya, así de rápido, cómo encontraría la manera de volver a juntar ese dinero; cuáles eran sus límites. Ahora mismo se imaginó vendiendo alguno de sus órganos no vitales; quizás vendiendo su cabello, sus servicios sexuales hacia otro nivel menos ético para su forma de pensar; quizás las drogas… homicidios…
Sollozó, dejándose caer al suelo, desesperado.
Bill escuchó todo, aún fuera de casa. Obviaba que su hermano estaba llorando, muy, muy fuerte, y su pecho apretaba porque no entendía cuál era la razón, y si, acaso, era culpa suya. Cuando escucha a su hermano llorando así, su cabeza no podía evitar correr a su pasado, en esas noches donde su padre lo golpeaba hasta hacerlo llorar por algo que él no había hecho. Todas esas veces que Tom lo defendió a él, y por eso, se llevaba los golpes y las burlas de papá.
Siempre pensó que era culpa suya que su hermano sufriera tanto.
Y esos días ya no los recordaba mucho, porque Tom había hecho un trabajo completamente diferente como su tutor, papá, hermano y protector. Nunca lo hacía sentir culpable por nada, y todo lo que le gustaba, jamás era juzgado por Tom. Pero ahora que lo escuchaba así, no podía evitarlo: pensaba que algo había hecho para que se pusiera así.
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Sé que fue por qué me amas
Fanfic"¿Cómo podría enojarme contigo, si sé que todo lo que hiciste, lo hiciste porque me amas?" !!Aclaración esto es una traducción Historia original en AO3 autor: LiamSavior el es autor original en ningún momento e dicho que está historia es mía, sólo...