Brooklyn, 1942
Ya habían pasado nueve años de nuestra llegada a América, hace tres meses que Niko y yo cumplimos los 24 años. Y sí, seguimos viviendo con Bucky.
Estábamos hablando con Steve tratando de disuadirle de alistarse en el ejército, cuando nos interrumpen al llamar a la puerta. Me levanto para abrir ya que soy la que más cerca esta de la entrada y en la puerta aparece un oficial con un sobre en las manos.
-¿Steven Rogers? -pregunta mirando a los tres chicos que hay en la casa.
Nuestro amigo se levanta del sofá y se acerca, a lo que el oficial le entrega el sobre.
-Lo lamento -le da una mirada de lástima antes de irse.
Steve se queda parado con el sobre en las manos, le dejamos espacio para que lo lea sin sentirse presionado, todos aquí sabemos que lleva ese sobre. Steve lo abre con manos temblorosas y larga un suspiro, mientras lo lee sus ojos se llenan de lágrimas. Deja caer el papel y nos acercamos a él.
-Ella... ella ha muerto -su voz suena afligida, pero permanecemos en silencio sabiendo que nada de lo que digamos le puede ayudar.
-¿Podéis...? -empieza a decir, pero Bucky le corta.
-Estamos aquí para lo que sea, amigo -le da un apretón en el hombro y sale de allí junto a mi hermano mientras yo me quedo abrazando al rubio.
-Si necesitas algo, estamos a la vuelta de la esquina -él asiente y me agradece, le doy un beso en la mejilla y me reúno con los chicos.
Nos dirigimos hacia el mercado, Bucky lleva un brazo sobre mis hombros y mi hermano va en completo silencio. Lleva mucho tiempo actuando raro.
Compramos verduras, fruta y algo de pescado para la cena, cuando acabamos la compra, mi hermano se separa. Comparto una mirada de confusión con Bucky y este se acerca a mí.
-Ve tú, yo llevo esto a casa. Y, Deya, ten cuidado -me mira y asiento.
Salgo en la misma dirección en la que se fue mi hermano y aparezco en un callejón, miro y veo a unos hombres vestidos de negro, con un broche rojizo que destella en la oscuridad, escoltando a mi hermano.
-Yo de vosotros dejaría a Nikolay en paz -mi voz suena amenazante, haciendo que me gane la mirada de los tíos de negro.
Uno de ellos se acerca a mí pero yo soy más rápida y le pego un puñetazo en la cara.
Niko se limita a mirarme con el ceño fruncido, como si no esperase que fuera a por él. El tío al que he pegado escupe sangre y me mira con odio.
-Mal hecho, mocosa -trata de acercarse a mí pero uno de los suyos le frena.
-Dejala solo es una niña -pero su compañero niega con un gruñido, saca una navaja y se acerca a mí.
Golpeo la parte interna de su brazo, agarro su brazo y lo retuerzo haciendo que la navaja caiga, la agarro al vuelo poniéndome detrás de él y la sitúo en su garganta agarrando su cabeza.
-No lo repetiré una tercera vez, o soltáis a mi hermano o su cabeza va a acabar en ese contenedor -señalo con mi barbilla el contenedor metálico que hay a unos dos metros escasos. No muestro duda en mi voz por lo que se dan cuenta de que voy en serio.
-No harás nada -se burla el que tiene la navaja en el cuello.
Profundizo más el borde de la hoja haciendo que salga un hilo de sangre, pero mi mirada no se aparta del hombre que está junto a mi hermano.
-Ya he matado antes, no tengo ningún problema en volverlo a hacer -aseguro moviendo la navaja hacía un lado, rajando poco a poco la piel.
Alguien me pone una bolsa en la cabeza impidiéndome ver, aparto la navaja del cuello del otro hombre notando como se le raja la garganta. En un rápido movimiento le clavo la navaja en el estómago al hombre que me había puesto la bolsa. Se aparta de mí y me quito la bolsa de la cabeza, retuerzo un poco la navaja dentro del estómago del otro y la saco.

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DEATH SOLDIER || BUCKY BARNES
Fiksi Penggemar"¿No te cansas de esto? Me gustaría comprar una casa en la playa y pasar el resto de mis días sin hacer nada más que disfrutar" admito limpiando la sangre de mi arma. "Cuando todo esto acabe te prometo que compraremos esa casa"