Estilista de Modelos

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El castaño de anteojos se encontraba sentado en su silla leyendo revistas de moda sobre el mostrador de la tienda

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El castaño de anteojos se encontraba sentado en su silla leyendo revistas de moda sobre el mostrador de la tienda.

Admiraba los cabellos y cuerpos de los modelos en las fotos ¿Cómo es que existía gente tan perfectamente bonita?

—Juanito ¿Podrías ir a pasarle un trapo a la vidriera de la izquierda? Está sucia y eso no se simétrico así—

Lo más cercano que el podía presenciar en persona era a su jefe en la peluquería, el ex modeló pero actual famoso estilista Vegetta, quien dejó la mirada pública por ir más a el detrás de cámaras haciendo de ese local uno de los mejores.

Juan lo admiraba mucho y era una de las primeras o la primera vez que Vegetta aceptaba tener un empleado trabajando con él.

—Claro, voy a hacer éso— Aún que por ahora solo tenía permitido hacer cosas mínimas como cobrarle al cliente, limpiar y capaz de vez en cuando colocar alguna crema o lavar peló.

Sonriente el empleado se levantó, tomo un limpiado de vidrios y un trapo para luego salir.

El había estudiado muy arduamente la peluquería, la adoraba y siempre había querido estar trabajando para algo así, solo se sentía algo decepcionado de no hacer más que limpiar.

Mientras tallaba ese vidrio sintió una presencia, una mirada clavada en su nuca.

Al girarse se encontró a un chico bastante alto, probablemente le llevaba media cabeza o más, bastante ancho de espalda, fracciones marcadas, una cabellera negra rebelde, unos anteojos de sol que tapaban su mirada y dos rejas de oso arriba de los cabellos.

Se quedaron mirando por unos segundos.
Juan se puso nervioso.

—Eh- Hola ¡bienvenido! ¿Desea pasar?

Silencio, aún con la mirada puesta en él.

El de anteojos se removió nervioso pensando en que la habia cagado y que tal vez solo pasaba.

— Bueno... Dis-

Sorprendentemente, el chico solo entro, ignorando lo que fuera a decir el más bajo.

Juan no sabía que lo había puesto más nervioso, la situación incomoda o la belleza del azabache.

Directamente como ya había terminado ya que solo era aún a manchita, entro encontrándose al peluquero recibiendo lo de forma cariñosa.

Vegetta abrazo con fuerza al oso quien ni siquiera correspondio, solo se sentó mientras el otro hablaba y hablaba.

—Uy macho que tienes una cabellera... ¿Que podría hacerte?— Comenzo toqueteando el cabello un poco y sonrió cuando ya supo que hacer.

—Juan, ponle la tela para que no le caiga el pelo!— Ordenó Vegetta mientras comenzaba a tomar todas su herramientas.

El de gafas se movilizó y le coloco el manto aprovechando para rozar un poco con el cuello ajeno, pudo sentir hasta el perfume del hibrido, hasta abrocharlo.

One-shots Spruan ✨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora