Los aniversarios que Juan ha tenido con sus ex, yo tengo anotado cada uno, te lo confieso, no son dos ni tres, son más, te lo advierto, pero en mi memoria, todos ellos quedaron dentro.
Cuatro aniversarios, cada uno distinto, personas que fueron, amores extintos, he investigado a fondo, a cada detalle, conozco sus vidas, sus historias sin tregua.
Recuerdo sus nombres, sus momentos compartidos, sus ex relaciones, los lazos ya perdidos, ya me adentré en sus pasados, sin temor ni olvido, conozco cada instante, sus almas están podridas.
En cada fecha marcada, sus rostros se dibujan en la mente del de lentes, las risas, las lágrimas, las promesas que arrastran, un cúmulo de memorias, y en su pecho, todas ellas se entrelazan.
Así que, Juan, no importa cuántos aniversarios tengas afuera, en ti y en nuestro amor, mi enfoque persevera.
En las páginas de sus vidas, yo he explorado, sus ex relaciones, las telarañas que estás han tejido, la primera de todas ellas, un treinta de marzo, en la puerta de la escuela, tú salías, con ella.
Ari, niña bonita, cabellos largos y ojos enormes, te llevó a una heladería, cuando tú ni querías, pidieron los sabores que ella deseaba, y luego en una mala jugada te sobornaba para que tu pagaras.
Cuando le dijiste que no tenías dinero, su furia estalló, se marchó enfadada, dejándote solo en aquel lugar, yo te vi, preocupado y triste, tus lágrimas brotaron, me acerqué, con los billetes de mi almuerzo en mano y tu deuda quise saldar.
Sin cruzar palabras, le entregué al heladero lo que necesitabas, un acto de solidaridad, un gesto sin palabras, pude ver en tu rostro una pequeña sonrisa brillar, un instante de alivio en medio de la desdiches amarga.
Se sintió bien, ese breve momento de conexión, aunque fugaz, hizo eco en mi corazón, un atisbo de esperanza, una chispa de emoción, en aquel encuentro efímero, nació una sensación.
Así, en nuestras vidas, el destino nos unió, superando los contratiempos y el dolor, aquella vez en la heladería fue el comienzo de lo que tú todavía no habías notado, pero este no tendría tropiezos.
Unos años después, en trece de febrero, un día antes de San Valentín, en un escenario incierto, era tu aniversario, cuatro meses con 8cho, dos adolescentes, uno más tonto que el otro.
Decidieron pasear por la plaza, caminar juntos, con bebidas en mano y algodones de azúcar rosados, pero entonces, una chica de cabello igualmente teñida, apareció frente a ustedes, desatando un drama particular.
Yo estaba en un banco, observando la escena, con mis pororós en mano, presenciando la condena, Nía, la tal chica, comenzó a reclamar, que ese era su día con el chico de corto pantalón, estos dos ya llevaban dos años de relación.
Tú, con varios meses de no saber que eras el amante, nervioso y tembloroso te vi, mientras Nía en su furia, lanzó la bebida hacia ti, en tu rostro se estrelló, dejándote en shock, ella se marchó, arrojando el vaso al suelo, 8cho solo se dignó a ir por la chica de gran enojo y rencor.
El abandonándote allí solo y yo en medio del desconcierto, me levanté de mi asiento, extendí mi apoyo y mi abrigo, pedí servilletas para ti, limpié tu rostro mojado, fue así que hablamos por primera vez, un encuentro contigo y tus anteojos manchados.
A pesar de nuestra gran conexión no hubo mas charla que esa y un adiós perdido entre un gran guion con un final no planeado aun para nosotros dos.
Ocho de septiembre, ahora un tu adulto, el tercer aniversario, y penúltimo con tu ex, en un restaurante ordinario, yo, mesero, te vi entrar, radiante y brillante, vestido con tus mejores ropas, encantador y elegante.
Preguntaste por la reserva para dos personas, la mejor mesa, en el centro, donde todas las miradas posan, me cautivaste durante toda la velada, pero tu movías tus manos sin cesar, esperando pacientemente a que él finalmente llegara.
A pesar de mis preguntas, si deseabas ya ordenar, o si retiraba el menú de la otra silla, solo negabas, después de dos horas, tus nervios aún palpables, pero tu felicidad brillaba, imposible de ocultar.
Y entonces, Rubius apareció, vestido sin mucha gana, tu rostro se iluminó, como si encendieran tu lampara interior, finalmente pidieron su comida, tras larga espera, pasaron veinte minutos, te levantaste de tu silla, sin tregua ni temor.
Arrodillado, un anillo sacaste, en ese instante, todos se giraron, observando en un silencio constante, "¿Acaso me lo pides en público porque sabías que no aceptaría?" dijo él, "Juan, esto no da para más", sus palabras rompieron tu piel.
Él se marchó, ahora lo que menos importaba era la plata, tú ya habías pagado de antemano, esta vez no te vi llorar, pero tu dolor fue más profano, peor que cualquier otra vez, en ese instante de agonía, una relación de un año y medio, sumida en melancolía.
No pude resistirme y me acerqué a ti, sin vacilar, "Podría ser tu cita esta noche, si así lo deseas", pronuncié al hablar, "Gracias..." respondiste, y en ese momento nos conocimos de verdad, ya no éramos extraños, ya no nos extrañábamos, nos engancharon, aunque esa noche de mi trabajo me echaron.
El pago no importaba, porque valió la pena el encuentro, en ese instante, nuestras charlas se encontraron, nuestros humores se entendieron, el lazo se auto anudo, uno de complicidad y consuelo, y aunque no fui remunerado esa noche, si lo fui en la vida.
Todos estos años, en estas fechas, me dediqué, a invitarte a citas, buscando algo mejor que el pasado que arrastras, tapar tus heridas con curitas, borrar malos recuerdos con besos, hasta hoy, cuando llega el último aniversario de la lista.
El diecisiete de octubre, una fecha que aún resuena muy fuerte, saliste por primera vez con el boludo del oso pelinegro, aquel que todo lo mantuvo, ¿cómo podría superarlo, ¿cómo bajar tus expectativas de mí?, debo ser mejor que yo, demostrarlo, con esta cita donde todo terminara de germinar.
Hoy, prometo que tendrás todo lo que siempre quisiste, lo que siempre preferiste, esta tú decides, Juan, dejaré que todo fluya sin cesar, "No es necesario, Spreen", me dices, dudando de mí, de lo que digo, de cómo me expreso, "Obvio que sí" por lo cual re afirmo convencido de que este momento trasciende la tus dolores y pensamientos.
Rodillas al suelo, un anillo en mi mano temblorosa, la expresión de lampara encendida en nuestros rostros, una pasión fervorosa, "¡Acepto!", gritas emocionado, un abrazo sella nuestro destino girando sobre nosotros mismos.
"Sí, Spreen, te superaste a ti mismo, nuestro amor se ha vuelto lo que nadie más conmigo logro. "
Hoy luego de una siesta con mi perrita medio dormida me desperte y tuve esta idea super soft, entonces pense que sonaba mejor como una poesia, al final aun que se poco de esto lo intente, espero que les guste, mientras tanto seguire con el one-shot angst y la historia de mirada derretida.
Buenas noches☕
Palabras: 1181
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One-shots Spruan ✨
FanfictionHistorias cortas de la pareja de cubitos Spreen y Juan. •se shipea solo a los cubitos no a lo streamers • El dibujo de la portada no es mio, créditos a @0Meewl