Capítulo 3

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Ese día empezó como cualquier otro, me desperté, fui al baño y bajé a desayunar.

Estaban mis padres abajo en el pequeño salón que estaba bastante oscuro ya que la poca luz que podía entrar por la ventana estaba oculta por las nubes. Hoy era domingo y ninguno trabajaba por lo que hoy pasaría la mayor parte del día en mi casa, aunque a pesar del frío me apetecía volver a salir.

Me senté en la mesa con mis padres y comencé a tomarme mis cereales en silencio hasta que mi padre me preguntó.

-¿Has quedado hoy con tus amigos? Hoy hace más frío a si que después de comer podrías quedarte aquí.

- No, no he quedado con ellos pero he pensado en ir a buscarles después.

- Bueno, está bien pero abrígate.

No hablamos de mucho más. El resto del día transcurrió de forma bastante tranquila a excepción por la gran nevada que había fuera que tan solo a ratos amainaba. Esto hizo que me pensara dos veces lo de salir ese día pero aún así lo hice.

A lo mejor si me hubiera quedado en casa como me dijeron mis padres hubiera sido diferente.

Después de comer me cogí una de mis chaquetas más gruesas y salí, a pesar del frío quería ver a mis amigos, sobre todo a James. También tenía que preguntarle a Thomas si había vuelto el carnicero.

Aproveché que parecía que la nevada había parado para mirar primero si estaban en la plaza, había tanta nieve en el suelo que tardé más de lo normal en llegar. Allí solo habían algunos adultos que iban a comprar ahora que hacía mejor tiempo entonces decidí ir a por James primero que era el que vivía más cerca y así podría estar con el a solas...

Cuando llegué a su casa me abrió el directamente.

-¿Emi?¿Que haces aquí?- me preguntó el con sorpresa.

- Bueno, he...he venido a ver si querías que fuéramos a dar una vuelta y tal...

-¿Nosotros dos solos?

En ese momento empecé a notar como me ardían las mejillas y intenté responderle rápidamente para que no pensara que era eso lo que quería, aunque en el fondo era exactamente lo que mas quería en ese momento, pero seguí con la idea principal de que quedásemos todos juntos.

- No, no, no, todos juntos, ahora podríamos ir a por Thomas y...- se quedó pacientemente esperando a que acabase mi explicación y eso me puso más nerviosa. -Bueno, eso ¿Quieres?

- Vale, voy a por mi chaqueta y mis botas y bajo- me dijo con una sonrisa mientras cerraba la puerta.

Mientras esperaba no podía parar de pensar en que a lo mejor podría haberle dicho de ir solo nosotros, aunque a lo mejor se habría pensado que era muy raro y... En aquel momento James volvió.

- Ya estoy ¿A dónde vamos?

- Pues lo que te decía, podemos ir a por Thomas que vive más cerca y después a por James y Sophie.

En cuanto dije el nombre de Thomas vi en su cara que no le hacía ninguna gracia, pero no le dio importancia a si que yo tampoco.

Caminamos hacia casa de Thomas muy despacio y fuimos hablando de lo que habíamos hecho el resto del día.

Cuando llegamos llamamos al timbre y nos abrió su madre, era una señora bastante alta y con el pelo rizado y rubio recogido en una coleta, tenía unos ojos marrones muy grandes que su hijo había heredado.

- Hola chicos ¿Habéis venido a por Thomas?- nos dijo con una gran sonrisa.

- Sí ¿Está en casa?

- Sí, pero a lo mejor hace un poco de frío para salir...

De repente salió Thomas por detrás de su madre.

- Dadme un minuto y bajo- dijo rápidamente antes de salir corriendo de vuelta a dentro.

La madre nos miró y nos sonrió de forma incómoda antes de cerrar la puerta.

Thomas salió enseguida y nos encaminamos hacia casa de Michael que vivía dos casas más para al lado.

Llamamos a la puerta una, dos, tres y cuatro veces, pero nadie nos abría, las luces estaban apagadas y no había movimiento en la casa a si que nos asomamos a su jardín que daba al bosque, pero allí no había nadie, le llamamos y le buscamos cerca del bosque sin adentrarnos mucho.

- No debería haber ido ayer a buscar al carnicero, debería haber vuelto con Michael, como siempre. -dijo echándose la culpa.

- No, a lo mejor solo a ido a dar una vuelta- intenté tranquilizarle.

- Pero no está, es muy raro...mirad, mirad allí- dijo señalando algo rojo en el suelo del bosque, no muy lejos de su jardín.

Nos acercamos poco a poco para mirar que era, pero tan solo era un hilo rojo de jersey que sobresalía por la nieve.

- Por favor, déjalo ya, se habrá ido a comprar o yo que sé- le dijo James con muy poca paciencia.

- Pero es que es culpa mía es que...

- ¡Que te calles ya!- le gritó James.

Nos quedamos en silencio, Thomas se dio la vuelta y se fue, mientras se iba llegó Sophie, que también nos estaba buscando.

- Hola chicosss- dijo con el tono más repelente que pudo poner, venía en el peor momento posible.

En cuanto se acercó a James a darle un abrazo este se apartó.

- Me voy ya, hace frío- dijo enfadado, se dio la vuelta y se fue.

Me quedé a solas con Sophie, que "divertido", lo que me faltaba. Ella se giró en cuanto ya no se veía a James y se puso seria.

-¿Que has hecho Emily? Esto es culpa tuya seguro, siempre en medio, siempre molestando...

-¿Pero que idiotez estás diciendo ahora?

Me estaba poniendo de los nervios, ni siquiera de había dicho nada y ya estaba diciendo cosas sin sentido.

- A mi no me hables así, solo te digo, ni se te ocurra acercarte a James, no te metras entre nosotros. Y por si lo piensas, no tienen ninguna oportunidad con el, que lo sepas- dijo con autosuficiencia.

Se giró y se fue rápidamente enfadada antes de que pudiera responderle.

Volví yo sola a casa, odiando a Sophie más que nunca, era estúpida, se cree siempre la mejor, el centro de todo, no la aguantaba. En aquel momento solo quería pegarle un puñetazo en toda esa cara bonita que dice que tiene.

Subí a mi cuarto y me acosté sin cenar, a mis padres les dije que estaba muy cansada y de verdad que lo estaba, pero sobre todo estaba frustrada.

Odiaba a Sophie, de verdad que la odiaba. Me acosté y me escondí bajo las mantas pensando en lo que había dicho, a lo mejor tenía razón, si no les hubiera dicho de salir no hubiera pasado nada de esto, odio que pueda tener razón.

Me quedé mirando el techo como una hora, pensando en lo que había pasado una y otra vez hasta que me quedé dormida.

La TormentaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora