Charles
El sol brilla sobre las instalaciones de Ferrari mientras entro con paso decidido. Siento una mezcla de emoción y ansiedad por lo que está por venir. Es el comienzo de una nueva temporada de Fórmula 1, y tengo grandes expectativas para superar mis logros del año pasado.
Mi novia, Charlotte, camina a mi lado, apretando mi mano con cariño. La aprecio y valoro su compañía, pero no puedo negar la verdad que he estado ocultando durante tanto tiempo. Nunca he sentido amor romántico hacia las mujeres, y eso incluye a Charlotte. Nuestro romance es solo una fachada, una ilusión creada para mantener las apariencias y cumplir con las expectativas impuestas por la escudería y los directivos.
Mientras camino por los pasillos, recuerdo la conversación que tuve con mi manager hace algunos años. Había sido valiente y le había revelado mi verdadera orientación sexual, esperando encontrar comprensión y apoyo. Pero en cambio, me encontré con un muro de prejuicios y limitaciones.
"Charles, la Fórmula 1 no está lista para aceptar a un piloto abiertamente homosexual", me había dicho mi manager con voz firme. "Necesitamos mantener una imagen que se ajuste a los estándares tradicionales, y eso significa que debes tener una novia y mostrar esa relación al público".
Sus palabras resuenan en mi mente mientras dejo a Charlotte en la sala de espera, y yo entro en la sala de reuniones. Miro a mi alrededor, notando los rostros expectantes de los miembros del equipo. Siento un nudo en mi estómago, sabiendo que tendré que continuar la farsa, ocultando mi verdadero yo detrás de una máscara de heterosexualidad.
Las redes sociales se han convertido en un escaparate de mi supuesta relación con Charlotte. Fotos sonrientes, mensajes dulces y muestras públicas de afecto. Cada publicación me hace sentir más falso, más distante de mi auténtico ser. Cada vez que leo esos comentarios que alaban nuestra "perfecta relación", solo siento ganas de vomitar.
El deseo de ser yo mismo, de amar libremente y sin barreras, crece dentro de mí. Sueño con un mundo donde no tenga que ocultar quién soy y donde mi talento y dedicación sean lo único que importe en el deporte. Pero por ahora, estoy atrapado en un juego de mentiras y decepciones.
Sainz todavía no aparece, y todos estamos esperando, impacientes, y finalmente las puertas se abren y mi nuevo compañero ingresa en la sala, con su cabello rebelde y despeinado. Mi corazón da un vuelco en mi pecho mientras mis ojos se fijan en su presencia. Siempre lo he encontrado atractivo, pero verlo de cerca despierta una oleada de emociones en mí.
Sus rasgos españoles son como los de un príncipe de película de Disney: unos ojos profundos y oscuros que parecen guardar secretos, una sonrisa encantadora que ilumina su rostro y una figura atlética que emana confianza y determinación. No puedo evitar admirar su belleza con disimulo, mientras trato de mantener la compostura.
Trato de apartar esos pensamientos de mi mente, recordándome a mí mismo que tengo una novia y que estoy comprometido con mantener las apariencias, pero es difícil ignorar la chispa de atracción que se enciende apenas nuestros ojos se encuentran.
Carlos se une a la reunión con una sonrisa amistosa en su rostro, saludando a todos con entusiasmo. No puedo evitar notar la forma en que su voz resuena en el aire, llena de carisma y energía. Es evidente que es una persona magnética y carismática, capaz de cautivar a cualquiera que se cruce en su camino.
Mientras la reunión continúa, trato de mantener la atención en los temas que se discuten, pero mi mente sigue volviendo a Carlos. Es como si hubiera un imán invisible entre nosotros, atrayéndome hacia él de manera irremediable.
ESTÁS LEYENDO
Amor sobre ruedas (Charlos)
RomanceEn el emocionante y competitivo mundo de la Fórmula 1, dos jóvenes pilotos, Charles Leclerc y Carlos Sainz, se encuentran en una encrucijada que cambiará sus vidas para siempre. Si bien ya se conocían superficialmente, su verdadero encuentro ocurre...