Charles
Con una sonrisa en mi rostro y el corazón lleno de emoción, llego a las oficinas de Ferrari para dar inicio a una nueva temporada. Normalmente, estos momentos suelen estar llenos de estrés y presión, con entrevistas, ruedas de prensa y sesiones de fotos. Sin embargo, esta vez es diferente. Siento una emoción especial que nunca antes había experimentado en los inicios de temporada de la Fórmula 1.
A medida que ingreso al salón de reuniones, donde me encontraré con el director del equipo y el agente de relaciones públicas y marketing, puedo sentir la anticipación crecer en mí. Sé exactamente cuál es la razón detrás de esta emoción inusual, y está justo al otro lado de la puerta.
La puerta se abre y, como si fuera una escena de película, Carlos entra en la habitación. Su presencia irradia carisma y energía. Nuestros ojos se encuentran y yo me siento sonrojar, y comprendo de inmediato que esta nueva temporada será diferente de todas las anteriores. La conexión que siento con Carlos es más profunda de lo que imaginé. Hay una química especial entre nosotros, una conexión que va más allá de la rivalidad en la pista. Desde el momento en que nos convertimos en compañeros de escudería, algo comenzó a florecer en mí.
A medida que nos acomodamos en la sala de reuniones, no puedo evitar que mi mente divague hacia lo que está por venir. Cada palabra y gesto de Carlos capturan mi atención. Es como si estuviéramos en una sintonía diferente al resto del mundo.
Mientras el director del equipo y los agentes inician la reunión, mis pensamientos siguen girando en torno a la presencia de Carlos. Su pasión por las carreras, su talento innato y su personalidad magnética han dejado una huella profunda en mí.
A medida que avanzamos en la reunión, discutiendo los objetivos y estrategias para la temporada, no puedo evitar sentir que Carlos se ha convertido en una fuente de inspiración y motivación para mí. Su presencia me impulsa a dar lo mejor de mí mismo y a desafiar mis propios límites.
Después de algunas palabras de nuestro jefe, Binotto, que habla sobre alguna que otra estrategia, ahora toma la palabra Bruno, el nuevo director de la oficina de marketing. Es un joven casi de mi edad, 25 años, y se llama Lucio.
—Hay algo más que quiero comentarles, chicos —habla Lucio —. Según hemos revisado en las redes sociales y todo lo que hablan los Tifosi, hay algo sorprendente que está ocurriendo —nos mira a Carlos y a mí con algo de pena —. Desde que se anunció que Carlos se uniría al equipo de Ferrari, las fanáticas mujeres de la escudería se han emocionado de una manera sin precedentes. Los están shippeando.
Al mirar la expresión de confusión en la cara de Carlos, puedo notar que él está perplejo por el término. No puedo evitar sentirme sonrojado y algo nervioso por lo que está a punto de revelarse, ya que yo estoy más al tanto de las expresiones que utiliza la Generación Z para hablar, ya que, al fin y al cabo, yo hago parte de dicha generación, pero tal parece que Carlos no está enterado de esas cosas.
—¿Shippeando? ¿Y qué carajos significa eso? —pregunta Carlos, y yo me aguanto soltar una risotada al ver la cara de Lucio. Su cara es todo un poema, ya que no es fácil explicar ese tipo de cosas.
—Los están emparejando —responde Binotto, así, a secas, sin ninguna pena, ya que este es un tema que podría ser ventajoso para el equipo, así que se trata de la manera más profesional posible.
Miro a Carlos, esperando que haya entendido lo que el director acaba de explicar. Sin embargo, su expresión cambia repentinamente a una de terror. Es como si la idea de ser emparejado conmigo fuera algo inesperado y completamente desconcertante para él.
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Amor sobre ruedas (Charlos)
RomanceEn el emocionante y competitivo mundo de la Fórmula 1, dos jóvenes pilotos, Charles Leclerc y Carlos Sainz, se encuentran en una encrucijada que cambiará sus vidas para siempre. Si bien ya se conocían superficialmente, su verdadero encuentro ocurre...