El suicido de esta mañana

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En medio del gentío ya no hay quien pueda pasar,
Pues andan sueltos  los pisotones
que han promovido algunas serias cuestiones
entre los ocupantes de la vereda.

En la puerta, un travieso chico remeda
la jerga del vecino que a manotones
logró llegar al grupo de los mirones
que, una vez en el patio, formaron rueda.

Una buena comadre, casi afligida,
cuenta a una costurera muy vivaracha,
que, a estar a lo que dicen, era el suicida
un borracho perdido, según oyó,
el marido de aquella pobre muchacha
que afines de este otoño lo abandonó.

Suicidio o de la buena muerte Donde viven las historias. Descúbrelo ahora