El 𝐀𝐌𝐎𝐑 fue creado para las personas valientes.
Porque debes tener valentía para aprender a luchar no solo contra tus propios demonios, sino también contra los de la persona a la que amas, especialmente cuando esa persona es, literalmente, uno...
Las rosas son una de las cosas más preciosas del mundo, ante esto me siento halagada, apreciada y especial, y sobre todo amada.
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||POV (____)||
La noche llegó y transcurrió con total normalidad, finalizaba el dia con mucha tranquilidad, aunque parte de mis pensamientos estaban centrados en la angustia que sentía con lo que me había contado mi hermano menor en la tarde.
Ahora, estaba en mi habitación, rebuscando en mi armario mi uniforme, el cual quería probarme ahora para ver si aun era de mi medida. Buscaba y buscaba por todos los rincones de aquel armario, pero no lo encontraba por ninguna parte, lo cual se me hizo extraño. La ultima vez que me lo puse, fue cuando incendié accidentalmente la mansión mariposa.
Me desesperé tanto que finalmente terminé azotando las puertas de mi armario, pero el impacto fue tan fuerte que una de estas se cayó. Bufé molesta mirando la puerta que se había caído, y por la misma desesperación me acerqué y patee la puerta. Sin embargo, estaba "de pie" solamente con mi pierna sana (pues no había tomado las muletas por flojera) así que con mi otra pierna no podía sostenerme. Al momento de patear aquella madera, me tambalee y perdí el equilibrio, cayendo casi como si hubiera resbalado.
Fui a dar al suelo, apoyé mis manos en este, sin embargo mi trasero golpeó fuertemente el piso. Solté un quejido tras el impacto, e inmediatamente traté de ponerme de piel, cosa que pude lograr con un poco de dolor y unas leves punzadas en el lugar donde me golpee.
─Ugh, carajo─ dije quejándome.
Di pequeños saltos (con el pie sano) hacia mi cama, sentándome en esta e inclinándome un poco para agarrar las muletas, que se encontraban en el piso al lado de la cama. Tomé las muletas y me dispuse a buscar a Mitsuri, para preguntarle acerca de los uniformes y como podía conseguir otro, pues el anterior no lo encontraba por ninguna parte.
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Estaba en la entrada de la vivienda de la pelirosa, con la mente llena de ideas de nuevos uniformes que podría probarme, pues realmente desde hace tiempo quería cambiar mi estilo. Caminaba tranquilamente, entrando por las llamativas puertas llenas de decoraciones. Pero justo cuando puse un pie en la entrada, una persona apareció frente a mi, al parecer saliendo de el lugar. Fue tan repentina su aparición, que casi hace que choquemos, así que volví a tambalearme y nuevamente caí de trasero al suelo, apoyándome con las manos en la madera del piso de la entrada acompañada del sonido de mis muletas cayendo al mismo tiempo que yo.
