Capítulo 12

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Sana se encontraba en la biblioteca junto a otras personas de su salón, eran pocas pero eran las que sabían aprovechar las horas libres yendo a la biblioteca y leyendo.

Digamos que ella también le gustaba leer pero prefería ir allí a dormí ya que en su salón sería imposible.

Aunque, al cerrar los ojos, la única imagen que tenía era de ella y Momo compartiendo ese pequeño beso.
Desde ese momento que en lo único que pensaba era en esos delgados labios que rozaron los suyos provocando una electricidad que hasta el momento, si lo recordaba, podía sentirla.

Quería repetir ese momento pero en la situación en la que se encontraban iba a necesitar un milagro.

-Malditos libros, maldita profesora Manoban y maldita Sana.

Al parecer su milagro había entrado por la puerta de la biblioteca a quejidos con su vista totalmente tapada por una pila de libros que llevaba en sus brazos.

La menor mordió su labio con diversión y camino hasta Hirai quitando algunos libros de sus brazos.

-Graci…Y tenías que ser tú. -rodó sus ojos al ver de quien se trataba, de tantas personas que podían estar aquí y ayudarla tenía que ser Minatozaki.

-De nada. -sonrió sarcásticamente.

-Vete a la mierda. -Sana no estaba sorprendida del ataque que recibía, ya estaba acostumbrada.

-Como tu digas. -con la clara intención de irse dejo caer los libros de sus brazos causando un estruendoso sonido, como si ya no le preocupara ayudarla.

Un unísono “Shhh” resono por la biblioteca por parte de las demás personas allí.

-¡Pero que haces! -la mayor le gritó en voz baja.

-Tu me acabas de decir que querías que me fuera.- respondió como si fuera inocente y no estuviera haciendo lo que hacia a conciencia.

-¡Pero eso no quiere decir que debes tirar los libros donde quieras! – la menor no respondió, ni siquiera hizo algún movimiento. Estaba esperando que Momo lo diga y supo que lo había logrado cuando está sólo rodó los ojos.- Esta bien idiota, toma los libros y apresúrate que debo volver a clase.

Satisfecha con los resultados, tomó los libros y se dispuso a caminar justo al lado de su contemporánea.

-Oye, ¿podemos hablar sobr…

-No – la respuesta fue tan seca que podría haber secado el océano Pacífico íntegro.

-Como tu digas.

Hubo unos cuantos pasos en silencio que tensaban a las dos chicas hasta que la menor decidió volver a hablar cuando supo que podía elevar un poco mas el tono de su voz sin molestar a los demás que se encontraban ya algo alejados.

-Así que…maldita Sana ¿No? -su ceja se elevó provocando que la otra dirigiera su vista a cualquier lugar con tal de no hacer contacto visual.

-Es que aún no me has dado mi dinero.- se escudo detrás de una mentira que hubiera funcionado de no ser porque la mayor no estaba enfrentándola cara a cara.

Y claramente su problema no era el dinero, obviamente era Sana y el evidente hecho de la que menor no salía de su cabeza.

Sana sonreía disfrutando de la frustración de Hirai quien había iniciado su tarea de guardar los libros, acción que desempeñaba en silencio.

-Justamente aquí tengo lo que quieres. -con movimientos vacilantes sacó de su bolsillo el dinero.

Lo paso justo los ojos de la mayor con una sonrisa socarrona y de pura burla.
Esta sólo fruncido el ceño y apretó sus labios mirando con recelo buscando el momento preciso para mover su mano con agilidad y tomar el dinero.

Notas indecentes/2yeon (Adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora