— cállate! – tapé mis oídos, sus palabras me lastimaban –
— Rusia… por favor, te haces daño hermanito – acarició mi mejilla, pero la quité bruscamente, se alejó de mí —… Rusia…
— ¡ES MENTIRA, YO LE HABLE, YO LO VI!
— ¡RUSIA! ALEMANIA MURIÓ, EL MURIÓ MIENTRAS CONDUCÍA!!! – Kazajistán, que se había mantenido callado, me grito – ¡EL MURIÓ, ACÉPTALO RUSIA!
— no es cierto – apenas y pude decir eso, en el fondo sabía que ya no estabas.
No quiero aceptar que ya no estás…