Por qué en lo más profundo de mi ser, yo sabía que te habías ido, que todo lo que había hecho después de tu muerte. El haber declarado que me gustabas. Nunca pasó, lo imaginé y tu rechazo, fue lo que mi conciencia creo para justificar que tú ya no estabas.¿Por qué me negaba a dejarte ir? La respuesta era simple. Nunca pude decirte que te amaba, que te quería. No te dejaba ir porque me sentía culpable.
El día de tu accidente, fue el día que planeaba decirte mis sentimientos, fue mi culpa… si tan solo no te hubiera citado… ¿Estarías aquí?
Es mi culpa…