frío.
son los ojos la visión del alma de las personas, una pequeña ventana que invita al otro a descifrar lo que quiere decir, su mirada tan muerta como está su alma, su respiración pausada y sus pies al desnudo formulan un eco hasta el final del pasillo oscuro de escaleras altas que conduce a la azotea del reformatorio, al cuál había sido enviada por su falta de educación y respeto, pero no fue culpa suya haber crecido con una mentalidad no retrógrada como lo era la de sus padres.
vacío.
su cabello castaño danza con el balanceo de sus piernas, que subían débilmente las escaleras, su piel pálida se volvía papel con la iluminación de la luna menguante. empujó la puerta, su cuerpo fue envuelto por la helada brisa de la noche, el sutil sonido de los grillos invadió sus oídos. sintió su respiración más pesada, apesar de eso se posicionó de pie sobre el borde de la azotea, mirando hacia abajo.
dolor.
sus labios se abrieron para soltar un sollozo, lo siguieron las lágrimas que resbalaron por sus mejillas, apretó el borde de su vestido de pijama, ¿en que momento llegó a ésto? la niña de la sonrisa brillante que destacaba entre los demás, ya que su brillo inusual eclipsa a quién fuese, porque su alma era buena, pero tenía la libertad, misma que a ese punto carecía. siempre quiso muchas cosas, pero ahora solo quería una: libertad.
era una niña pequeña y una niña pequeña no debía de pensar en morir, no tenía que ser privada a expresar sus emociones y sus pensamientos, no tenía que llorar en silencio, no tenía que desear morir, no tenía que sentirse sola, no tenía que sentir que se había quedado sin un rumbo, no tenía que sentirse miserable, no tenía que experimentar la ansiedad y la depresión, no tenía que sufrir muchas cosas, pero ella lo estaba sintiendo.
una niña pequeña no tenía que dejar de serlo.
un paso más y fue cayendo, pero el aire contenido en sus pulmones fue suelto en un grito de sorpresa, luego soltó un quejido cuando su cabeza chocó contra el suelo, se espantó cuando escuchó una voz a su lado, una voz suave y ligera, que le dió una extraña calma que no había conseguido en los últimos tres meses en los que había estado en chicago.
──manchar con sangre una luna tan bonita debería considerarse pecado ──miró a su lado, encontrándose con un chico que parecía tener su edad, sus ojos eran igual de vacíos que los suyos, pero en su rostro se plasmaba una bonita sonrisa.
él miro la luna y ella el brillo de la luna en sus ojos.
──¿eres muda?
──no sería tu problema.
──quizás no, leah.
volvió a estar callada, buscó el momento en el que le había dicho su nombre, pero no lo había hecho, ni en ese momento ni en tiempos pasados, nunca lo había visto, aunque tampoco era que pusiera atención a cada chico que se encontrará dentro de esas paredes aburridas y pulcras.
──¿cómo sabes mi nombre?
──todos conocen tu nombre, eres quién ingresó al reformatorio como si hubiese sido condenada a pena de muerte. chica, el reformatorio es un asco, pero su comida es de alta gama.
──me importa poco la comida, es tan asquerosa como sus alrededores.
──vaya, tienes un paladar exigente, cosa de ricos, supongo.
──... ¿por qué me detuviste?
──las flores bonitas no deberían decaer tan rápido ──se levantó del suelo y sacudió su ropa, leah se quedó ahí en el suelo, mirándolo de forma neutra, sin reconocer las emociones correctas──. es tu vida, solo tú puedes decidir que hacer con ella.
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INEFABLE ── #mike wheeler
Fanfic( 𝘀𝘁 ) ── todas las temporadas ! todo lo que no puede ser dicho © callzb ── 𝘀𝘁𝗿𝗮𝗻𝗴𝗲𝗿 𝘁𝗵𝗶𝗻𝗴𝘀, 2021 ¡