Deux

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Los días siguieron su curso normal los últimos nueve días y varias cosas habían sucedido. Cosas buenas, en realidad; había logrado que el valor de las acciones de su empresa en la bolsa aumentasen en un 2.6%, su profesor finalmente le había permitido tomar el examen en una batería diferente –como era lógico– obteniendo la nota máxima, también había conseguido ,tras varios meses de esfuerzo, pulir un poco más la destreza y la confianza mutua con su Darley Árabe, ese que tantos problemas le había dado en la práctica del Salto Ecuestre.

¿Se quedaba algo?.. ¡Oh sí!

Y sus tías de Busan le habían llamado por primera vez en tres años, a las cuales, con toda la diplomacia que lo caracterizaba –o sea, ninguna– mandó para la mierda en clase Business.

No supo con exactitud por qué llamaban justo ahora, pero francamente le importaba un rábano.
Llegó a la conclusión de que el dinero de la herencia que se les otorgó en el testamento de su padre estaba acabándose. Debía ser eso.

No eran más que arpías despreciables e interesadas en busca de dinero fácil. Su dinero. Y sería mejor que practicasen el arte de pedir limosnas en los semáforos, porque de su parte, no verían ni un centavo.

Anulando ese agridulce incidente, el resto habían sido satisfactorios hechos.
Jungkook incluso comenzaba a relajarse, había establecido la idea de que quizás aquella lunática iba de farol, puesto que todo seguía igual, inclusive mejor que antes; las salidas continuaron, las fiestas no cesaron y el sexo desenfrenado y sin compromiso tampoco disminuyó.

Aunque fue ahí exactamente donde las cosas comenzaron a ponerse extrañas.

La noche aún era bastante joven, el interior del local estaba a reventar debido a la gran cantidad de personas que bajo las luces estroboscópicas de neón movían sus cuerpos sudorosos al compás de la música. El sonido era alto y estridente, casi ensordecedor.

Jungkook se encontraba sentado en una de las mesas de la zona privada, en la segunda planta del club. Desde su posición podía ver a sus amigos bailar y besuquearse de vez en cuando con su conquista de la noche, a Jimin sentado en la barra mientras bebía de un vaso con un líquido denso y amarillento y mantenía una conversación amena con otro chico.

En cuanto a él, puro aburrimiento brotaba de sus poros. No tenía a nadie con quien distraerse y no veía ninguna curva que le llamara la atención.
Se mantuvo los siguientes veinte minutos compartiendo su atención entre el escaso trago de Old Fashioned que le quedaba y la multitud en la pista de baile, hasta que la vio. Sue Ji. Por fin alguien que valía su tiempo.

Ambos se habían conocido hace unos meses atrás, en una de las tantas fiestas nocturnas de Itaewon; él festejaba el cumpleaños del, en aquel entonces, novio de Jimin, en cambio ella había sido plantada por su cita, y entre tragos, pláticas y más tragos, sucedió lo esperado.

Hasta donde sabía, la chica era bisexual, así que incluso si ambos tenían una buena química sexual y pasaban un rato agradable juntos, no era más que eso, pura atracción física. Debido a eso, decidieron entablar una pequeña amistad que se basaba mayormente en sexo sin ataduras y algún que otro mensaje de qué tal tu día?

Ambos hacían su vida por caminos separados, cuando se reencontraban nuevamente, si ninguno de los dos tenía compañía –como esta noche– entonces se divertían entre ellos.

Luego de que follaran en la parte de atrás del establecimiento, cada cual siguió su rumbo. Jungkook no tenía idea sobre qué haría ella, pero en lo que a él respecta, mandaría un mensaje a Jimin y luego llamaría a su chófer.

Dado que, en resumidas cuestiones, no eran más que amigos con beneficios, Jungkook no debió sentirse rechazado cuando días después le pidió por chat verse más tarde, a lo que Sue Ji contestó con un simple lo siento, tengo otro plan, y definitivamente no debió sentirse extrañado cuando días después se la encontró sonriendo de oreja a oreja de la mano de una chica cuando iban saliendo de una cafetería. Te presento a mi novia  le había dicho ella en el tono de voz más dulce que nunca le había escuchado.

No debía sentirse impropio, pero lo hacía. Más aún cuando la persona frente a él en su momento le había repetido hasta el cansancio que "las relaciones amorosas estaban sobrevaloradas, ella era una hoja movida por el viento" así que, qué había cambiado ahora.

Jungkook había estado contento de que alguien compartiera su punto de vista tan disidente. Aunque ahora parecía que la hoja había encontrado su rama del árbol en la cual posarse.

Impropio, pero no le dio más vueltas al asunto.

Poco tiempo después, volvió a pasar algo parecido y Jungkook no pudo evitar inquietarse esta vez. Se lo había comentado a Jimin y éste le había dicho que eran puras coincidencias, e intentó hacerle caso. Había sido el desliz de una chica cuyo prometido se encontraba fuera por un viaje de negocios, él no sabía de su relación hasta que no hubo despertado al día siguiente en sábanas ajenas y vio la foto enmarcada de la pareja sobre la mesita de noche.

Lo alarmante en verdad, fue el hecho de que el mismo día que su novio llegó la chica inmediatamente rompió su compromiso y se fue llevándose consigo todas sus pertenencias. Una semana después la prensa rosa había emitido un informe con el enunciado "El millonario y magnate Kim Sun Woo anuncia su nueva relación oficial. La afortunada es..." y en primera plana estaba la foto del sujeto y a su lado dicha mujer con la que había tenido sexo.

Claro, una mujer que engañaba a su prometido con esa facilidad, no podía ser un ejemplo muy confiable. Muy fiel no era. Además de que nada le garantizaba si ella conocía a ese tipo desde hace tiempo o no.

Así que nuevamente, optó por relajarse y apartar el tema.

Pero cuando los hechos se volvieron tan evidentes y repetitivos, se volvió difícil ignorarlo; por supuesto, no tenía forma de comprobarlo con las chicas que no volvía a ver, pero con aquellas que sí sucedía exactamente la misma maldita cosa.

Estaba estresado, enojado y exasperado.

Junto con Jimin –quien no tuvo más remedio que creerle– decidieron buscar a esa demente a ver qué demonios había hecho con él y exigirle que se detuviera.

Pero fue en vano; buscaron por el campus sin éxito, a quienes preguntaban decían no haberla visto ese día, y una vez que Jungkook estiró su memoria pudo darse cuenta de que Ji Eun desde ese día no había no había puesto un pie nuevamente en el recinto. Sin nadie que supiese su dirección, estaban en un callejón sin salida, solamente quedaba esperar a que apareciese.

Pero Ji Eun no apareció al día siguiente, ni al otro después de ese, ni en lo que restaba de mes. Era como si la tierra se la hubiera tragado.

Es un dolor de cabeza cortar los capítulos ya que originariamente no estaban escritos para ser una historia

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Es un dolor de cabeza cortar los capítulos ya que originariamente no estaban escritos para ser una historia. Lo recorto en la parte de la narración que le pueda dar un cierre adecuado para un cap, por eso aveces pueden quedar un poco extensos o no, como en este caso

Pero bueno, lo importante es el contenido así que ahre

Kadara ✧ 국태 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora