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Jungkook se encontraba recargado de brazos cruzados en la pared frente a una puerta cerrada. Necesitaba excusarse acerca de sus ausencias los dos días anteriores y rogar porque le dejasen tomar el examen que, según le habían dicho, había tenido lugar ayer.

No era su culpa, de hecho. Había sido un examen sorpresa del cual, lógicamente, nadie sabría con antelación. Se suponía que si el señor Moon quería su tasa de estudiantes completa a la hora del examen debería informarlo, así como también se suponía que él no debía faltar un solo día.

Si bien Jeon Jungkook pertenecía a un pequeño grupo de estudiantes privilegiados con un permiso especial que los justificaba cuando cuestiones extradocentes –de gran peso– se superponían a sus obligaciones universitarias, habían algunos profesores un poco –demasiado– exigentes y estrictos con sus materias. Y para desgracia de Jungkook, su profesor de Gestión Logística era uno de ellos; por lo que ahí se encontraba ahora, aguardando serenamente fuera de su oficina, donde lo citó, a que el señor Moon terminara su última conferencia del día.

Al menos la espera no se le estaba haciendo pesada; divertido, escuchaba a Mingyu y Jaehyun parlotear animadamente sobre la última salida al club nocturno que tuvieron hace unos días y quién de los dos se había follado más chicas. Sí, así de imbéciles eran. Pero estaba bien con eso, después de todo, él no era muy diferente.

A su izquierda, escuchó a Jimin soltar su séptimo suspiro en los diez minutos que llevaban ahí mientras, distraídamente, revisaba sus inicios de Instagram.

"¿Puedes cambiar esa cara?" le gruñó Jungkook en voz baja, mientras aquellos dos seguían aún en su muy interesante tema. "No te estoy obligando a permanecer aquí "

Jimin levantó la vista en su dirección, bloqueando su móvil en el acto y deslizándolo en su bolsillo trasero.

"Sabes que estoy bien contigo donde sea que vayamos" respondió exasperado, pero aún así se las arregló para mantener su tono igual de bajo que el de Jungkook. "Pero cuando estos dos se suman a la ecuación la cosa cambia"

"Ellos también son mis amigos, Jimin. No puedes sólo esperar que los deje de lado así como así "

"¿Amigos?" se burló escéptico. "Ninguno de ellos daría una mierda por ti. Y lo sabes"

Jungkook decidió callar y, molesto, volvió su vista al frente. No iba a discutir con Jimin ese asunto, otra vez.
A sus ojos, el último mencionado en ese momento no lucía muy distinto a un niño quisquilloso y berrinchudo.

Era considerada una tradición grupal los martes en la tarde sentir la brisa cargada de sal golpear en el rostro mientras paseaban a pocos kilómetros de la costa de Incheon en el pequeño yate de Jaehyun, otras veces practicaban –por puro ocio– sus habilidades con la Hípica en el Club de Equitación, uno que otro juego de golf improvisando un Match Play entre ellos y salir a beber los fines de semana a algún que otro cabaret o club de alto standing; tonteaban con algunas chicas lo suficientemente lindas como para llamar su atención y, cuando el alcohol ingerido cobraba la correcta densidad en sus venas acercándolos al éxtasis, culminaban la noche con alguna de ellas en una habitación del hotel más cercano, mas si la necesidad era mucha, el cuarto de baño con serrojo del local también ayudaba.

Y en todas y cada una de esas salidas Jimin había ido con él, unas veces interactuando, otras manteniéndose al margen. Aveces tenía la impresión de que el chico actuaba más como su guardaespaldas que como su amigo; asegurándose de que no bebiera hasta perder el conocimiento, abasteciéndolo de la cantidad de preservativos necesarios en su billetera, dándole el visto bueno a la chica que Jungkook se iba a coger. Incluso si no fuese más que otra de sus tantas folladas sin nombre, Jimin actuaba como si fuese la futura madre de sus hijos.

Kadara ✧ 국태 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora