The heirs of Fire and Blood © [House of the Dragon] [Alysmond + oc's] Book #01

I (Capítulo modificado)

Mar del Ocaso,
Islas Bello Estrella,
129 d. C.

. . .

—¡Vámonos, Ruminante! —espoleó la princesa Valyria a su dragón, mientras sobrevolaba la isla que alguna vez había considerado su hogar.

—¡Joder, Clea; vuelve! —gritó su primo Lectus, siguiéndola así mismo en su dragón también. — ¡Sin daño alguno, Fuegoazul! —ordenó el príncipe a la enorme bestia que lo entendía cómo sí de un humano se tratase.

La princesa volteó su mirada con un ceño fruncido, para nada dispuesta a regresar. Ella no sería vendida por su tía Sorine a ningún hijo suyo; su primo no le agradaba, él había sido bastardo hasta hacía poco tiempo y además, estaba la pequeña cuestión de que no le agradaban los Martell, le parecían unas serpientes, acostumbradas a apuñalar por la espalda. Así fue como la joven  había decidido que antes muerta que ceder ante una mujer que nunca se había molestado en disimular su desprecio ni por sus parientes o los vástagos de estos. Lo único que deseaba era obtener el poder de las Islas Bello Estrella. Algo que había logrado después de la desaparición del rey durante una incursión a Lys, no se había frenado tampoco por la caída en depresión de su propia hermana, la reina consorte Virian. Nadie de su círculo interno —su tío Gael utilizó muchas estrategias para sacarla de ese penoso estado— habían logrado animarla a retomar sus responsabilidades y esto solamente originó en la desastrosa decisión del Consejo Supremo, que nombraron a su tía cómo Inquisidora Regente en lugar de a su tío Jaher, que era diez veces más capacitado que ella. Además de que él era un Riverfyre, como todos los reyes antes de él y sin mencionar la cuestión de que era hermano directo del rey extraviado.

Según la ley sálica, instaurada por su ancestro Eirigan Riverfyre, solamente línea sanguínea directa o en casos de no tener otro heredero provisional, debía quedarse el hijo y o hija, sí este no tenía la edad suficiente —eso en el caso de Clea no aplicaba, la edad para ser monarca interino era desde los 11 años— y como una última solución desesperada era utilizar a algún miembro de la familia de la reina para ocupar el trono, sí esta no se encontraba apta para tomar decisiones. Este Regente temporal, normalmente era el hermano de la reina, el padre de ésta misma y alguna hermana cómo última instancia. Sorine Belaerys había quedado descartada luego de haber sido exiliada lejos de los dominios reales, por causa de poner a la familia entera en vergüenza, al procrear un bastardo con un hombre desconocido, y como ella se había negado rotundamente a declarar la identidad de su amante a los monarcas, mientras estos le interrogaban, ambos tomaron la decisión de castigarla severamente. Esta determinación traería grandes consecuencias negativas al Reino.

Amictus Riverfyre, furioso ante toda la deplorable situación, se aseguró de hallarle a alguien para casarse prontamente —el elegido políticamente fue el Príncipe Qyle Martell del reino de Dorne; lo que les daría un aliado extranjero—, posteriormente de que el niño se diera en adopción a una de las familias de la corte que vivían en las islas o quiénes nunca pudieron concebir un heredero para su Casa de forma natural.

Los Vorreyon eran una de las familias consideradas como pertenecientes a "la nueva nobleza" —antiguos plebeyos que habían logrado llegar a nobles con ayuda de su abuelo, el rey Rhoynar—, Bazid y Mahidren se encargaron de criar al bebé y lo llamaron Vylis, para respetar el último deseo de su joven y enfadada madre, que le había escogido un nombre antes de que se lo llevarán lejos de ella. Así pues, ejecutado el veredicto de los monarcas, el mencionado y su esposa fueron a dar una visita a la joven lady, quien desde la cama de alumbramiento, juró vengarse del hombre que le había arrebatado a su retoño. Sin importarle la presencia de su horrorizada hermana mayor.

—Hijo por hija, Amyctus —susurró la rencorosa joven—. Algún día tú hija será mayor y yo estaré ahí para asegurarme que termine igual que yo en estos momentos. Con un matrimonio con alguien que ella odie y que sufra cada día solamente de pensar en encamarse con él. Ojalá nunca encuentre la felicidad.