Una guía para el lector

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La historia de los Belaerys y los Riverfyre, según los datos recopilados por el maestre Munkun antes de morir, eran escasos. Solamente se sabía que fueron claves para triunfar en lo que se conoce como Danza de Dragones, la guerra civil Targaryen por el poder y por la lucha por el Trono de Hierro, entre los años 129 y 131 d. C.

Los Maestres de la Citadel difieren en que la heredera Riverfyre, Clea Riverfyre, fuera tan importante y prefieren decir que su compañero, Lectus Belaerys, fue el diplomático y artífice al buscar la paz entre los bandos de los negros y los verdes. Otros afirman que la intervención fue por parte de Lady Cecily Belaerys, la hermana del joven (el Septón Eustace, con cierto retintín, recalca que sus oficios eran más de una bruja y de calentar la cama del Rey Aegon y de su esposa Helaena). Intentos que fueron frustrados, dando paso así a la cruzada, encarnizada entre miembros de una misma familia. Mientras que el gran maestre Munkun, con una visión más imparcial que su colega, nos dejó para los anaqueles históricos y para los estudiosos, otra historia completamente diferente.

Esta comienza desde la época de la Antigua Valyria, los Belaerys, señores dragones de rancio abolengo; siempre tenían disputa con otros señores dragones, que no eran de su agrado. Estos se trataban de los Targaryen, futuros reyes de Poniente y de los siete reinos. Todos decían que tenía que ver con el rechazo de Gaemon Targaryen hacia la hija de Eirigan Belaerys, Viela Belaerys, negándose a desposarse con ella, luego de desflorarla.

Y que el distinguido señor no se olvidaba de esa afrenta y que la cobraba con creces a Aenar Targaryen.

Los Riverfyre, quiénes no tenían relación con los Targaryen pero sí con los Belaerys, se habían aliado a estos últimos para truncar el negocio de comercialización de telas y de esclavos que los Targaryen habían llevado de manera próspera por siglos. Con materiales traídos desde los más remotos mares e islas desconocidas, pudieron ir ganando terreno a sus rivales eternos.

—Voy a vengarme, Eirigan. Y voy a regresar con fuego y sangre—le amenazó Aenar Targaryen al otro señor dragón, que comenzó a reírse a carcajadas.

—¿Con tu lema, Targaryen? ¿Quieres asustarme con eso? —Eirigan hizo hacía atrás su pelo largo y pelirrojo. Una rareza en un hombre con la sangre Valyria en sus venas. Entre los mismos habitantes de la enorme y floreciente ciudad; decían que los Belaerys habían sido bendecidos por sus dioses con el fuego de los dragones en sus cabellos—. ¿Sabes el lema de mi casa? «Un Belaerys siempre encuentra el camino». Y te lo advierto, encontraré el camino para obtener justicia para mi hija. Tu puto heredero la ha deshonrado y ahora ustedes dos van a pagarme con creces.

Esa vez, Dagmar Riverfyre, otro señor dragón y amigo cercano de Eirigan, tuvo que hacer de intermediario para que ninguno de los dos hombres terminara sacando las espadas, o peor, llamando a sus dragones para un pleito entre ambas gigantescas criaturas. Boash, una bestia azul como el emblema de la Casa Belaerys, era igualmente terrorífico que Balerion, dragón perteneciente a Aenar Targaryen. Dagmar, temiendo un conflicto mayor entre ambos señores, hizo un banquete entre las familias para evitar un enfrentamiento más grande. Pero todos estos planes de finalizar dicha rivalidad, quedaron echados por tierra, cuando la famosa Maldición de Valyria fue anunciada por Daenys La Soñadora, la hija virgen de Aenar Targaryen y por Caimen La Vidente, hija menor de doce años de Dagmar Riverfyre. Así fue que ambas familias, junto a sus aliados, huyeron de la ciudad. Ganándose las burlas de los insensatos que perecieron.

Los Targaryen llegaron a Rocadragón, una isla humeante cercana al Mar Angosto. Luego de persuadir a sus primeros dueños a que cedieran el control de su sede; los antiguos residentes de Valyria, asentaron su nueva residencia en Montedragón y construyeron una gran fortaleza. Mientras tanto, luego de que los Riverfyre y los Belaerys, casaron a dos de sus hijos mayores, Gauis Riverfyre y Jaenara Belaerys, conocida también como La Intrépida y en sagradas nupcias, bajo la Única Fe —religión que ambas casas seguían—, las familias, luego de varios años de viaje en sus propios barcos, por fin lograron instalar su sede en doce grandes islas inexploradas, ubicadas en lo más recóndito del territorio. Colindando con el Mar del Ocaso, teniendo como principales vecinos a las Ciudades Libres.

The heirs of Fire and Blood © [House of the Dragon] [Alysmond + oc's] Book #01Donde viven las historias. Descúbrelo ahora