𝐔𝐍𝐂𝐎𝐍𝐓𝐑𝐎𝐋𝐋𝐀𝐁𝐋𝐄 𝐅𝐈𝐑𝐄- Heather Expósito tiene que luchar contra una maldición que a perseguido a su familia desde siglos. Tener el poder del fuego fluyendo por ella junto con la dificultad de descontrol de ella y su poder, solo crea...
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Todo pareció volverse más lento a mi alrededor, a pesar de que no había nadie más en este desolado lugar de la ciudad, tuve la sensación que el tiempo se detenía y un intenso frío se empezó a hacer presente.
Observe mis manos que temblaban por el miedo y la adrenalina que había abarcado mi cuerpo unos instantes atrás, trague saliva nerviosa por lo que hice y acababa de vivir.
Alcé la vista hacia al frente y corrí directamente donde mi madre estaba recostada en el suelo inmóvil, solté el mango de la espada y esta reboto haciendo un sonido chasqueante que retumbo en la calle.
La acomode en mis piernas y sujete su rostro sudado entre mis manos, ella respiraba dificultosamente mientras sus ojos azules me miraban cansadamente. Observé horrorizada como una gran cantidad de sangre se derramaba por su cuello, puse mis manos ahí intentando hacer presión para evitar su hemorragia.
—L-lo hiciste bien —susurro con voz temblorosa, mis ojos se llenaron de lagrimas al verla sufrir de esta manera.
—Shh, no hables mamá —le pedí y observé a mi alrededor con la esperanza de que alguien apareciera y nos brindara ayuda—. No te agotes, ya vendrá alguien y nos ayudará.
Ella cerro los ojos por un momento.
—M-mi lucha termino —sonrió débilmente y aguante un sollozo negando—. Es m-momento que empiece la tuya. S-solo me duele que no e-estaré aquí a tu lado.
—Lo harás —le rebatí negando desesperada a la idea de que ella no siga conmigo—. Tienes mucho que vivir, y-y enseñarme aún.
—Debí hacerlo a-antes —se reclamo suavemente, me miro con los ojos cristalizados y con dificultad puso su mano sobre la mía que apretaba su cuello—. T-tienes que ser fuerte hija mía.
Apreté mis labios con dolor y me enfade.
Me enfade con lo que estaba pasando.
Me enfade con estas bestias que nos atacaron arruinando mi vida.
Me enfade conmigo por no haber hecho más.
—N-no puedo serlo sin ti —tartamudee saboreando mis lagrimas que caían con rapidez una tras otra—. P-por favor no me dejes. N-no me dejes mamá.
Ella cerro los ojos y con la poca fuerza que le quedaba me apretó la mano.
—Sin importar que no este de pie junto a tu lado, siempre estaré aquí —abrió sus ojos que eran idénticos a los míos, con su mano temblorosa me señalo mi pecho donde estaba mi corazón—. Mi hija valiente, siempre creeré en ti. Esta maldición no es más fuerte que tú, no te dejes vencer por ella.
