𝐔𝐍𝐂𝐎𝐍𝐓𝐑𝐎𝐋𝐋𝐀𝐁𝐋𝐄 𝐅𝐈𝐑𝐄- Heather Expósito tiene que luchar contra una maldición que a perseguido a su familia desde siglos. Tener el poder del fuego fluyendo por ella junto con la dificultad de descontrol de ella y su poder, solo crea...
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Tener que levantarse todas las mañanas y luego arreglarse para asistir a una escuela con muchos adolescentes que se dividen en tres partes.
Los que se creen los reyes y reinas del establecimiento, que abusan del resto golpeándolos, burlándose, amenazándolos, por solamente un placer tan insignificante de creerse superior. Los profesores ignoraban eso, fingían no escuchar ante los reclamos de los pocos estudiantes que se atrevían a decir el sufrimiento que vivían día a día. Eso era porque los padres de esos jóvenes son hijos de políticos, empresarios, y famosos que depositaban una considerable cantidad de dinero para el silencio ante las escenas mediocres de sus hijos.
Luego estan los académicos, quienes son los más inteligentes de toda la escuela y sus perfectos promedios hacen deslumbrar este lugar. A ellos si los defendían los profesores, para que no fueran retirados por los padres de ellos para seguir manteniendo una fachada falsa dentro de aquí. Hacían de todo por mantenerlos y que no se vayan. Les ocultaban los problemas, era sencillo. Y esos estudiantes parecían ignorar a el resto, solo enfocándose en sus estudios y notas altas.
Y, por último, los perdedores. Quienes sufren los malos tratos y risas burlescas del resto. Los ignorados, casos perdidos y el blanco de bromas pesadas de otros. Voces silenciadas por el director y sus profesores, para no llamar la atención y generar problemas que dejarían en mal estado a esta escuela. Lamentablemente no era una opción salir de aquí, la razón, la mayoría de este grupo son quienes han sido expulsados reiteradas veces de otros lugares, problemas judiciales, jóvenes que les va mal académicamente. En conclusión, jóvenes problemáticos.
Entre los tres grupos, yo era el último. El de los perdedores.
No carecía de dinero para sobornar a los profesores para que me defendieran del resto, tampoco tenía buenas notas, no era una joven con un cerebro con mucha inteligencia.
Era imposible cuanto tienes dislexia, leer un libro era un frustrante dolor de cabeza. Y decidía dejar de leer, aunque tuviera algún examen que realizar, eso se reflejaba en mis notas. Y peor aún era mi TDAH, a los profesores los tenía vueltos locos. Se les era imposible mantenerme quieta sin que haya hecho algún desastre entremedio.
Pero al menos le caía muy bien al profesor de educación física. Era buena gimnasta, mi clase favorita. Podía estar horas encerrada en el gimnasio sin darme cuenta, y tambien le ayudaba creando nuevos instrumentos para sus clases.
Era buena creando cosas.
Cuando me salía todo bien, si no. Me molestaba conmigo misma, y me frustraba.
