Capítulo 22

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Delilah Metz

Miro mis manos entrecruzadas mientras Satoru termina su frase. No me animo a ver a Nobara-chan y Megumi-kun. Se hace presente un silencio que roza lo tenebroso. Espero haber tomado la decisión correcta. No sé aún cómo reaccionarían los chicos conmigo y eso me mantiene inquieta. No soy buena en momentos de presión.

—Vale, por lo menos ya lo dijiste. —acepta la castaña peinándose el cabello. Admiro cómo siempre mantiene su compostura. Es como si fuera una madre a veces. —Espero que Sakura macho se nos una dentro de poco. —se observa las uñas y luego frunce el ceño dedicándole a nuestro profesor una de sus miradas más aterradoras. —Que no vuelva a ocurrir. —trago ante la advertencia de mi amiga. Satoru solo asiente con una sonrisa antes de desviarse hacia Fushiguro que permanece con una neutralidad de oro.

—¿Ya despertó Yoshino? —pregunta tomándome por sorpresa. Supongo que aún está resolviendo sus emociones. Digamos que no es sencillo de digerir. Ellos dos se veían bastante complotados, como unos buenos amigos de la infancia.

—Sí Sherlock. —le afirma Satoru con su sonrisa aún extendida. No comprendo mucho esta relación suya, es extraña. Con ellos parece que los roles se invierten.

—Bien. —relaja su ceño. —Me iré a dormir. —dice luego de un bostezo sin dar señalar de decir una palabra más. Sale de la habitación con tranquilidad y serenidad. Cierra la puerta corrediza dejando a Kugisaki con la boca abierta.

—Oi, ¡este no dirá nada! —se queja la castaña enfurecida por su comportamiento tan reservado. —¡Le sacaré las palabras a golpes! —grita. Gojo aún mantiene su sonrisa. Yo me acerco a mi amiga.

—Ya se abrirá con nosotros. —murmuro acariciando sus hombros. Desvía su mirada hacia mí. Trago saliva cuando sus ojos se posan en mi rostro. Ninguno de los dos ha expresado cómo se sienten con respecto a mí.

—Ya... —su mano se estira hacia la altura de mi cabeza y me mima el cabello. —¿Hacemos una noche de chicas? —me pregunta con una sonrisa preciosa. Suspiro aliviada. Desvío la mirada hacia Satoru. Me gustaría pasar parte de mi noche con él pero no creo que sea prudente que le diga a Nobara. Aún hay muchos detalles que aclarar.

—Creo que paso esta vez. —puedo sentir la mirada de él sobre mi espalda. Me recorre un escalofrío. —Aún estoy cansada de la misión de ayer y de hoy. —ella me observa de arriba hacia abajo.

—Vale, lo haremos en otro momento. —suspira frustrada. Pasa su brazo por mis hombros. —Nos vemos Gojo-sensei. —me empuja hacia la puerta. —No quiero ir sola a mi habitación. —me murmura apenada y con cierta tristeza.

La acompaño sin ningún reproche. Caminamos por el pasillo hablando de cosas aleatorias. Evitamos el tema de Itadori. No quiero tocar conversaciones que no apetecen aunque sean buenas noticias. De todas formas la noto más enérgica, motivada incluso. No todos los días un amigo revive de la muerte. Llegamos a su habitación y empuja la puerta dejándome ver parte de su espacio personal. Me menciona que me llevará algo de cenar a mi habitación y que debo estar atenta. Le agradezco. Es una buena chica. Me siento avergonzada por haber tenido celos con ella. No lo vería a Gojo nunca de esa forma. Su personalidad no se lo permitiría. Ahrg. Patético. Solo era una estudiante más, y gracias a esos sentimientos casi termino muriendo en esa misión. Me gustaría disculparme con ella, pero nunca pasó a mayores.

Nos despedimos y me dispongo a volver a mi habitación. Tomo mis cosas para ir al baño. Aún no estoy acostumbrada a los baños japoneses. ¿Separar la ducha de la bañera? No sé muy extraño y me hace sentir incómoda. De todas formas agradezco que sean más bien individuales. No podría bañarme con otras personas. Me quito la ropa y la dejo a un lado junto con mi toalla. Tengo varios moretones y golpes por la misión de hoy. Podría usar mi técnica para curarme pero sería demasiado sospechoso. Además se irán con el tiempo. No soy tan quisquillosa con los cicatrices y demás. Son la parte violenta de la experiencia. Lleno la tina con agua caliente mientras me mojo con la regadera. Intento de no tomar frío. El espejo me ayuda a lavarme el cabello. Me mojo y masajeo correctamente. Mi espalda se encorva por mis movimientos y por cómo me siento en el banquito de madera. Me relajo en la tina una vez estoy "limpia" al estilo japonés. Me cubro con el agua hasta los hombros. Esta parte es la única que me gusta de este tipo de baño.

La protegida de Gojo Satoru [OC x Gojo Satoru] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora