Todos los hombres tenemos erecciones

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Todos los hombres tenemos erecciones

Liam

Miguel era lo más cercano a un amigo, bueno no realmente, es un buen compañero con el cual podía hablar de temas triviales. Nunca me preocupe por tener amigos, por conocer a alguien, por tener personas cercanas... Con mis padres es más que suficiente.

Era simple lógico, no debía buscar nada fuera teniendo todo en casa

— Estos días has estado disperso – Terminábamos un trabajo que nos habían puesto y debíamos entregar mañana 

— El entrenador me le lo ha estado recordando constantemente - Concedo a Miguel

— Es algo bastante notorio – La charla no trasciende y nos enfocamos en terminar, el semestre está a punto de terminar y las vacaciones de invierno están a la vuelta de la esquina

Hacemos buen equipo, somos eficientes y cada quien hace lo suyo. Dándome nuevamente la razón, no necesito en mi vida a nadie más que mis padres, con ellos tengo consejos, sonrisas, compañía y cariño

— ¿Qué vas a hacer en navidad? - Pregunto recogiendo mis pertenencias,

— Nada, supongo - Había cierto deje de tristeza en su voz – No eres el único que ha estado dispersos estos días - Me hace notar

— Como dice mi padre Gary, hay días buenos y malos, pero al final estos seguirán siendo días que terminarán pasando.

— Hay situaciones que no se saben cómo controlar – Asiento – Te pareces si nos deshagamos, aunque se un poco, he notado que no eres el más social y por mi parte prefiero guardar bajo perfil. Míralo como un ejercicio de terapia, no hay señalamientos ni acusaciones, a veces de verdad me hace falta un amigo y a ti eso parece no interesarte en lo absoluto – Levanto las cejas ocasionado que él ría – Solo bromeo – Aclara

Lo pienso por un momento, nunca he pensado hablar con alguien más, aunque supongo puedo intentar algo nuevo. Miguel me puede sorprender para bien y en caso de funcionar al menos lo he intentado

— Tengo un amor que me tiene dando vueltas en la cabeza– Confieso, no doy detalles él tampoco los pide.

Me da una mirada tratando de analizar el trasfondo de mis palabras, no soy tampoco el más impudente y contaría toda mi vida a penas un conocido, en especial cuando mi tormento estaría tan mal visto por la sociedad, por todos en general.

Mi sentimiento que a lo largo es una enfermedad que al punto de hoy me consumió por completo...

Un enfermizo Sentimiento.

Un enfermizo sentimiento insano, inmoral, impropio y que aun así me tiene suspirando cada dos por tres

— Yo tengo algo un poco más complicado, entre un deber ser y un deber actuar – No comprendí ni un poco sus palabras - Cambia esa cara, supongo que también has estado en medio de esa situación donde no sabes si hacer lo correcto para todos o lo correcto para ti.

— Lo preocupante es no reconocerme al final del día, aunque por experiencia hacer lo que correcto para mí no termina bien

Guardo silencio tratando de entender sus palabras, su expresión decae nuevamente al no recibir respuesta de parte mía, pero, a decir verdad, no sé qué decir al respecto. Yo siempre me he caracterizado por ser mucho mejor escuchando

— ¿Qué tan malo puede ser si haces lo correcto para ti? - Interrogo

— Perderlo todo, por segunda vez - Ríe amargamente

Enfermizo SentimientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora