Rojo, Fuego, Llama

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Rojo, Fuego, Llama

BRENT

Hay días en los cuales el trabajo consume más del tiempo del cual se tenía destinado para ello, tenemos un caso bastante importante y con mucho renombre por lo cual nos tiene trabajando más de lo usual.

La casa estaba completamente en silencio y a oscuras – Liam ya debía estar dormido – Y Gary también

El estómago me gruñía - Más le vale a Gary que me haya guardado algo de comer - Así fue, ha si siempre ha sido en nuestra rara relación

Termino de comer y lavo el plato en el cual comí, simplemente no tolero el desorden y era algo que a las personas con las cuales vivía les toco adoptar.

Paso por el cuarto de Liam, pero no está en el así que supongo que estará con Gary ya que Alejandro no estaría en la casa por esta noche.

Abro con cuidado la puerta del cuarto de Gary, Liam dormía cómodamente sobre el pecho de mi amigo - Sería tierno de ver si Liam tuviera 9 años.

¿Cuándo su pequeño niño había cambiado tanto? - Cierro la puerta con cuidado para dirigirme al mío.

Tomo un pequeño baño y me meto entre las sábanas sonriendo como estúpido ante aquel recuerdo

Había un caso de tráfico de niños en el cual mi Buffet estaba involucrado en la parte de defensa para condenar a esos criminales. Eran un total de 12 niños que conocí, pero sin duda hubo uno que capto toda mi atención.

Algunos decían que se me había despertado el gusto de la paternidad, era una verdadera estupidez, simplemente el niño te daba esa necesidad de protegerlo sin siquiera conocerlo.

Hace casi 9 años - En vísperas de Navidad – lo acordamos y le daríamos a ese niño un hogar.

Algunos cuestionaban mi decisión argumentando que estando en mi mejor momento laboral con 30 años de edad donde debería de formar una familia con una linda mujer y tener mis propios hijos

Formé mi propia familia, pero con mis amigos donde le brindamos a un niño una oportunidad y esa fue sin duda la mejor decisión.

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La puerta de mi recamara se abre, no necesito voltearme para saber que Liam acaba de entrar

— ¿Te ayudo? - Asiento dejando que tome la camisa y me la coloque para después girarse y encargarse de los botones.

Liam es verdaderamente especial, el disfruta de realizar tareas por nosotros que pueden parecer insignificante pero que guardan un gran valor para él.

No debería disfrutar el tacto de su hijo de esa forma, no debería permitir que Liam le vistiera, su deber era comportarse como padre, solo que cuando esos ojos verdes lo miraban fijamente eran muy pocas las cosas que le podían negar

Liam estaba recién despierto, su torso aún descubierto y el borde del bóxer resaltando por encima del elástico del pantalón de pijama

— ¿Por qué me miras tanto? - sus enormes ojos verdes siguen enfocados en la tarea, pero aun así sonríe

— Estás muy grande – Ya eran pocos los rasgos que quedaban de aquel niño que acogimos

— Y ¿eso es bueno o malo? - Termina con la tarea, comenzado a meterme la camisa dentro del pantalón

— Bueno – Mierda, la proximidad de la mano de su hijo con su miembro era peligrosa, él sí que se esforzaba en la terea.

— Listo – Anuncia – Quedaste impecable – Su sonrisa siempre ha sido una de las mejores cosas que he visto

— Papá debo decir – Juguetea a con los dedos de sus manos entrelazando – Ayer rompí las reglas con Gary

— ¿Qué significa que rompiste las reglas?

— Comí en la recamará - Comprendí lo que tramaba, no era estúpido sabía lo que quería y lo malo era que se lo daría

— ¿Crees merecer un castigo? - Lo tomo del rostro contemplando esos orbes verdes que no puedo sacar de mi cabeza

— Es tú decisión - Sumisión, eso sí que me prendía

Lo tomo de la mano para guiarlo hasta la cama, me siento indícale que tome su debida posición, acostado sobre mis piernas bajo el pantalón de pijama para su debido castigo

— Tu castigo, fuego – Le doy la primera nalgada, seguida de otra contando mentalmente hasta 15, me encanta la sensación de mi mano golpeando su glúteo y que este se tambalee

Liam tenía un culo perfecto - Eso no debería pasar por mi cabeza

En la número 12 el golpe es más fuerte, no soy estúpido a él le encanta esto y es más retorcido de mi parte dárselo, soy consciente cuando aprieta los labios conteniendo el gemido, gracias a Dios

— 15 – Le anunció ayudándolo a incorporar y reacomodar su ropa, el pantalón cada vez me aprieta más - Espero hayas aprendido la lección

— Así es, papá - Malditamente quería darle otras 15 más, pero esta vez sin ningún tipo de tela de por medio, pero sabía que de hacerlo no me podría retener ni controlar

— Liam – El pantalón aprieta bastante, no es fácil disimular que tengo una erección - Quería pedirte un favor, no le hagas ley del hielo a Alejando, él estará de mal genio y hoy es un día importante.

— Pero papá, él prefirió irse con quien sabe a pasar el tiempo acá con nosotros – Me da la espalda, aprovecho para acomodarme la verga y hacerlo menos notorio

— Liam – Yo no acolito sus berrinches, de hecho, me aterran y él lo sabe por qué guarda silencio

— Está bien papá - Se gira nuevamente dandome esa mirada - Seré bueno con él por ti – Me acerco dejando un suave beso en la mejilla - Prepararé el desayuno, no tardes – Asiento, debo terminar de organizar y esperar que la erección disminuya

Los castigos de Liam comenzaron a los 16 cuando hizo un escándalo y trato mal a una chica con la cual Gary estaba saliendo, su actitud era algo inaudito incluso parecía otra persona. No era ciego sabía que a su fuego le encantaban los castigo y a mí eso me gustaba

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El desayuno terminó, Liam fue el primero en levantarse y darnos a todos un beso en la mejilla tan cerca de los labios, pero a su vez tan lejos; para irse a la universidad temprano.

No hacía falta ser un genio que esto no era normal, es retorcido en más de un sentido, sin embargo, nadie decía nada al respecto.

Si algún tercero viera nuestro comportamiento nos tacharía de pedófilos y otro montón de crímenes que sabía a la perfección. Pero era imposible no desear a Liam.

Todos éramos conscientes de la situación que lo ignoráramos era diferente

Aunque nunca lo hallamos dicho en voz alta, Liam para nosotros era más que Rojo, Fuego y Llama, se convirtió en un profundo deseo que nadie expresaba en voz alta.

Nuestro Liam, mi deseo prohibido, mi Fuego – Un padre no debería pensar así de su hijo, pero estos eran los pensamientos menos sucios que tenía respecto a su hijo.

El problema no era que él nos considerará suyos, el problema es que él es nuestro.  

Enfermizo SentimientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora