CAPÍTULO 1-S

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Todo iba bien en el Houlan. Un reino regido por el rey Seth. Todo era normal en Houlan, y así había sido durante muchas generaciones. El equilibrio entre todos era gracias a las seis piedras de los elementos, protegida por soldados para evitar eventos inadecuados.

Estaba desayunando en mi gran mesa en la sala del comedor de palacio. Alzo la cabeza al escuchar como los guardias abren las puertas.

—Su majestad,— Ethan, mi sirviente y amigo llamó mi atención. —Llegan noticias de las afueras.— Me entrega un sobre en una bandeja de plata junto con un abrecartas. —Según informan, en las afueras ha llegado un indicio de actividad inusual, una fuerza del mal que está empezando a consumir la energía de todo lo que hay a su paso dejando un rastro de cenizas.

Leía el contenido de la carta a la vez que me hablaba confirmando lo que decía.

—Que preparen mi caballo, un par de escoltas con material de estudio.

—Sí su majestad.

—Y amm, tú te vienes conmigo Ethan, me ayudarás.

—Por supuesto, su majestad.

Los guardias me abren las puertas y salgo del comedor para irme a mis aposentos para cambiarme para mi travesía de investigación. Mis sirvientes entraron con las ropas adecuadas. Me ayudan a vestirme mientras que ìenso en la carta. Una fuerza así sólo puede ser provocada por alguien, eso no pasa así como así. Desde que ascendí al trono a los quince años todo ha ido bien, ahora, veinte años después, todo lo que he forjado como rey se puede desmoronar. Como rey, mi deber es ayudar a mi pueblo solucionando el problema que se nos ha presentado.

Los sirvientes terminan de prepararme y bajo para montarme en mi caballo predilecto Perseo. Ethan está a mi lado, ya en su caballo Azabache y tres soldados que llevan algunas alforjas con los materiales de estudio.

Nos ponemos en marcha y seguimos la ruta más corta para llegar lo antes posible. En el transcurso del día discuto con Ethan las teorías sobre la fuerza maligna que amenaza las lindes del reino. A media noche nos alojamos en un hostal para pasar la noche. El motivo de mi partida es confidencial, no quiero que este tema se propague antes de que sepamos con seguridad qué es lo que pasa.

—¿Cuál es el motivo de su viaje a las afueras, su majestad?— Pregunta el dueño. Ante eso, uno de mis soldados suelta otra pequeña bolsa con monedas de oro. La verdad no me gusta sobornar a la gente. Pero no quiero que los chismosos propaguen rumores sin confirmar y hagan alboroto. —Bien, su majestad. Su habitación los espera.

Ethan me despierta al alba del día siguiente. Debemos partir lo más pronto posible. Le damos las gracias al dueño por su hospitalidad y volvemos a partir.

Llegamos al mediodía al pueblo que nos mandó la carta de aviso. Allí nos espera un señor de mediana edad con cara de preocupación y miedo.

—Su majestad, menos mal que ya están aquí. Esa cosa no deja de avanzar arrasando todo a su paso quitándole la energía mágica a todo lo que toca.— el pobre señor estaba hecho una maraña de emociones que le empezó a salir humo de la cabeza.

—Tranquilícese— Le digo —Estamos aquí para investigar qué es lo que pasa, lo solucionaremos lo antes posible.— El señor se acabó tranquilizando —Por favor, llévanos al lugar donde ha ocurrido.

—Sí, su majestad.

Al llegar al lugar la sorpresa mezclada con el horror me invadieron. Era como si un manto de color gris hubiese caído encima de lo que antes era un colorido paisaje. Mandé a los guardias que tomasen muestras.

—Seth... Digo, su majestad— Ethan estaba a mi lado, su cara era la representación de las emociones que yo tengo en este momento en mi interior bombardeándome la cabeza con preguntas.

—No pasa nada, ahora mismo lo que menos me preocupa son las formalidades Ethan— Respondo, sin mirarlo, no puedo quitar los ojos ante la destrucción que estaba ante mí. —En cuanto los soldados terminen volveremos a palacio, y quiero que hagas venir a los mejores magos del reino.

—Sí, Seth.

Al cabo de unos minutos, los soldados llenaron las alforjas con todas las muestras que pudimos obtener. Esta vez, con la prisa que tengo y la angustia que siento, volvimos más rápido a palacio sin pararnos aunque fuese de noche. Los sirvientes estaban esperando en la entrada a nuestra llegada. Le doy mi abrigo a uno de los sirvientes y Ethan se va con un puñado por su lado para organizarlos y que hagan llegar mi mensaje a los magos.

Esa noche no soy capaz de dormir. Las preguntas sin respuestas en mi cabeza hacen que no sienta la mínima necesidad de dormir en estos momentos. mando a los soldados que me acompañaron en el viaje que suban mis cosas al laboratorio. Voy a la biblioteca para coger algunos libros que creo que podrían servirme de ayuda en mi investigación.

Una vez arriba, en mi laboratorio, hago flotar los instrumentos que necesito gracias a mi poder para controlar el elemento del aire. Saco las muestras y las separo, unas para verlas bajo el microscopio, otras para que hagan reacción con algunos reactivos químicos. Tomo notas de todo lo que veo, busco similitudes en los libros que me puedan ayudar a encontrar respuestas.

Al cabo de las horas, exhausto, termino sentándome en la silla. Me siento frustrado, no he encontrado respuesta alguna sobre lo que es esta fuerza del mal que está arrasando poco a poco con mi reino.

Lo que sí he averiguado es que se trata de magia. Magia ancestral, magia negra. Alguien quiere tomar el poder de una forma malvada y despiadada. Todos corren peligro. Si no consigo parar lo que sea que esté pasando, le doy como mucho tres meses para que arrase por completo. Esa cosa va a un ritmo rápido, aunque no tanto, pero aun así, es demasiado peligroso.

Necesito ayuda.

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