4- Bienvenido, Kim Taehyung

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Taehyung inhaló el aroma a frutas cítricas con un poco de manzanilla y acomodó su mejilla en su cálida almohada, el pecho de Jungkook. Lo primero que encontró al abrir los ojos fue la piel descubierta del hombre sobre quien se acomodó en algún momento de la noche y el reconfortante peso de un brazo sobre su cintura. 

 Jungkook inhalaba, hacía una pausa y exhalaba lentamente.

Aunque su cuerpo era totalmente distinto al del niño que conoció cuando formalizaron el acuerdo Jeon-Kim, su rostro le resultaba casi el mismo. Dormía plácidamente y dos dientes un poco más grandes que el resto asomaban por sus labios entreabiertos, su nariz era más redonda que la suya, y su mandíbula mucho más marcada, dándole un aspecto tanto tierno, como masculino.

El omega sonrió, su alfa nunca fue como los demás.

Sus cejas eran un poco gruesas, pero menos llenas que las suyas, era como si se complementaran en todo, Jungkook de piel pálida y él de piel bronceada, su cabello era liso y negro, mientras el de Taehyung ondulado como trigo que danza con el viento de agosto y castaño, como el color de las hojas al caer. 

Jungkook, como sintiendo una mirada sobre él abrió lentamente los ojos, tardando un segundo en recordar que estaba con Taehyung, en el mismo lugar.

—Bienvenido, Kim Taehyung.

Taehyung se acercó a su rostro y devolvió su mirada. 

—Me siento en casa... Jeon Jungkook.

Bajó levemente, como dando tiempo al otro para negarse, pero el Alfa también lo observaba como en trance. 

Respiraron en la presencia del otro por uno o varios minutos, ninguno sabría decir, pero estaban contentos. Sus labios se unieron mientas el aroma a frutas cítricas, manzanilla y jazmines los envolvía. 

Era un reencuentro con el omega que corrió hacia Jungkook y mordió su cola la primera vez que se vieron, invitándolo a jugar, saltándose todos los protocolos de lo que un príncipe lobezno debe hacer en una ceremonia tan importante como en la que estaban. 

Era un beso con el alfa que lo aceptó sin ningún cuestionamiento, que abrió los brazos a conocerlo sin ninguna regla de por medio, sin ninguna reserva, sin ninguna máscara.

Eran el omega de 10 años y el alfa de 9 que tras conocerse por doce ciclos lunares no se volverían a ver, ocho años despúes.

—Los lobos fuera del territorio Jeon nos temían... Pero a ti no te importaba...

Taehyung bajó la mirada y acarició una mejilla de Jungkook. 

—¿Por qué debería temer a mi futuro esposo?

Jungkook sonrió y se apoyó en la mano que lo tocaba.

—Por ningún motivo, mi futuro esposo, mi luna.

Taehyung sintió pequeñas luciérnagas encendiéndose en todo su interior, haciéndolo brillar.

—Ayer mi omega me habló con una fuerza que nunca había experimentado... Me hizo presentarme a ti. Ningún alfa habría resistido, ningún Jung, ningún soldado Kim... Pero te contuviste... Mi Alfa. 

Taehyung se acomodó cargando la mayor parte de su peso sobre Jungkook, sintiéndo lo que en definitiva era la intimidad del hombre bajo él, pero ninguno comentó nada al respecto. 

—Tu omega me estaba probando, aunque tu lado humano lo deseara, tu omega me habría desechado como un alfa indigno si no le probaba que puedo pensar con mi cerebro. 

Taehyung hundió su rostro en el cuello de Jungkook, deseaba que anocheciera, para salir al exterior y agradecer a la luna en persona por haber cuidado todo este tiempo a Jungkook y por darle un alfa cuyo amor resistía cualquier prueba.

S(t)igma «KookTae »Donde viven las historias. Descúbrelo ahora