Mamá.

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Era un día normal como cualquier otro, su padre golpeando a su madre, ella gritándole y aventándole cosas, sus hermanos saliendo lo más rápido posible de la casa entre gritos y empujones y él sentado en el sófa tranquilo esperando al chofer que lo llevará a la escuela, lo normal para él cada día, esta ya muy acostumbrado a estas situaciones y aprendió muy a las malas que debe quedarse callado y quieto para no salir lastimado.

Aún le ardía su ojito y parte de su mejilla por el agua hirviendo que Rei le arrojo en la cara, todo por querer pedir algo de comer, pero ¿quién podía culparlo? Tenía mucha hambre, no sabía hacerse de comer, estaba muy chiquito, solo tenía 5 años y a las mucamas se les había olvidado hacerle de comer, tenía tan mala suerte, era tan poco deseado que incluso la servidumbre lo trataba mal, sus padres no hacían nada para defenderlo, simplemente les valía, lo ignoraban, como si les diera gusto que él sufriera.

Intento pedirle a sus hermanos que le hisieran algo de comer, pero estos nisiquiera le abrieron la puerta de sus habitaciones, su padre no estaba, las mucamas tampoco, al parecer salieron temprano, así que fue a la cocina a buscar cualquier cosa y ahí encontro a Rei frente a la estufa, esperando a que se terminara de calentar el agua que estaba en la tetera, seguro quería algun té o un café.

Fue el error más grande de su corta vida el pensar que si le pedía de comer le daría. Tal parece que no estaba de buen humor porque en cuanto jalo ligeramente su vestido y le hablo pidiendo algo de comer, ella volteo a verlo con una furia ardiente en sus ojos. Lo tomo fuertemente de su brazito lastimándolo en el proceso, empezó a sacudirlo y gritale escandalosamente, de todas las maldiciones que le grito solo recuerda una con claridad.

Rei: (furiosa) ¡¡¡OJALA NUNCA HUBIERAS NACIDO!!!

Para después sentir el agua hirviendo en su rostro, no entendía nada, ¿por qué no lo querían? ¿Qué hizo mal, en qué se equivoco? Él no pidió nacer, solo quería algo de comer, con un poco de ceral bastaba para calmar su hambre, pero lo unico que obtuvo fue agua hirvierdo en su cara.

De eso yase más de un mes y aún dolía como si hubiese sido ayer, desde entonces huye de ella, no le habla tampoco, mucho menos la llama mamá, en la escuela aprendió que una madre no te grita, no te lastima, no te desea la muerte, ni mucho menos te arroja agua hirvierdo en la cara.

Estaba tan perdido en sus pensamientos y desgracias que no se percato que él chofer que lo llevaría a la escuela había llegado hasta que lo jalo bruscamente del brazo para levantarlo del sofá y llevarselo a rastras. Idiota, volvió a errar, ya sabe que debe esperalo de pie para que estó no pase, pero como siempre, él no sabe hacer nada bien. Lo empujo con fuerza dentro del auto lastimando su brazito y sus manitas cuando las puso para sostenerse y no pegarse en cara. Pero no se quejo, ya estaba acostumbrado, sabía que si se quejaba o daba algún indicio de querer llorar le iría peor.

Así que con todas la fuerzas que pudo reunir, aguanto lo mejor posible las lagrimás que querían salir de sus ojos y simplemente volteo hacia la ventana viendo el paisaje, ya se le pasarían las ganas de llorar. Llegaron a la escuela y el chofer se estaciono frente a la entrada, bajo rápidamente, huyendo lo más pronto posible, era irónico que mientras para muchos niños la escuela era detestable, la odiaban, a él le gustaba, el quería estar ahí, ya que era el único lugar seguro que tenía, sabía que adentro, nadie le haría daño.

En cuanto bajo el chofer prendió el auto y se fue rápido, casi atropellando a una mujer que estaba cruzando la calle. Sin perder más tiempo entro a la escuela y se dirigio rápidamente a su salón.

 Sin perder más tiempo entro a la escuela y se dirigio rápidamente a su salón

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Una Mamá Para Shoto.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora