❧ 𝐋𝐎𝐕𝐄𝐑 | ❝ can we always
be this close? ❞
Abbie había tenido una vida tranquila en su pueblo natal. Pero cuando los Cullen entran en su vida, esta se convertirá en una llena de peligros, seres sob...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
─────────────────────
La clínica de mi padre no estaba especialmente lejos de mi casa, nada lo estaba en realidad. Tui era un pueblo pequeño, no tardabas más de una hora en recorrerlo.
Todos los días le llevaba la comida a mi padre al trabajo, era uno de mis momentos favoritos del día. Normalmente no podíamos pasar mucho tiempo juntos porque se pasaba el día entero en la clínica, al ser el único centro médico que no estaba en una ciudad, mucha gente de pueblos cercanos venían a que los tratasen. Así que solía estar muy ocupado todo el tiempo.
Mi padre había comprado una vieja casona del centro del pueblo y, aunque respetó la fachada de piedra, remodeló todo el interior haciéndolo parecer más un centro médico. Ofrece un servicio básico y rápido, si no puede tratar a un paciente en seguida lo deriva al hospital de la ciudad más cercana.
–Abigail, cielo, qué bien te ves hoy– en cuanto entré, Sonia se acercó a mí.
Era una mujer de unos treinta y muchos años, de pelo negro lacio, sus ojos azules me miraban con cariño. Era enfermera jefe de la clínica y también la novia de mi padre desde hace ya cinco años.
Al principio me costó mucho aceptarlo, cuando murió mi madre nunca pensé que mi padre fuese a levantar cabeza. Era egoísta, no quería que lo hiciese. En mi cabeza de niña de diez años mis padres tenían que estar juntos para siempre. Pero dos años después del accidente mi padre conoció a Sofía y se enamoró perdidamente de ella.
Estuve varios días sin hablarle pero me di cuenta de que no podía vivir en el pasado, mi padre ya estaba mirando hacia el futuro y si él era feliz, yo también lo sería. Además, con los años, Sonia me ha demostrado ser una buena persona, ama a mi padre más que a nada y siempre ha respetado la memoria de mi madre.
–Qué boba eres– reí suavemente, tendiéndole una pequeña bolsita marrón –ayer hice galletas, espero que te gusten.
–Si sigues dándome tanta comida no entraré en el vestido de novia– me regañó con una pequeña sonrisa, aceptando la bolsa –Edmond está en su oficina, está esperándote para comer.
–Genial, nos vemos luego.
Me encaminé hacia la oficina de mi padre, estaba emocionada por la boda, sería la primera a la que iría acordándome de las cosas. La última fue la de una prima de mi madre, pero tenía tres años y no era consciente de nada.
Mi padre quiere que les ayude a prepararla pero yo no sé mucho de bodas, ni siquiera he imaginado cómo podría ser la mía, así que he preferido mantenerme al margen en algunas cosas.
Llamé a la puerta del despacho y en seguida la abrí, mi padre estaba sentado en su silla y frente a él estaba un hombre que me daba la espalda. Este se giró al escucharme.
