Potestades.

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Al entrar a la cueva, el olor a sangre llegó hasta su nariz, entonces Ze WuJun lo supo, era demasiado tarde. No solo diviso a su hermano tendido en el suelo, sino que, Bichen estaba desenfundada cerca y tirada en un costado. Resignado a cargar con un gran pecado, se acerca al menor arrodillándose y notando un profundo corte en el cuello del segundo jade. Aunque no es digno de ello, lo acompaña y da un ultimo consuelo para que no sienta que se fue solo, desamparado y odiado. Cuando por fin el pequeño jade cierra sus ojos dorados como el sol, Ze WuJun siente como su corazón se comprime y se maldice por ser el peor de los monstruos. Toma con cuidado el cuerpo de Lan Zhan y lo lleva contra su pecho. No puede evitar besarle la frente en lo que derrama sus lágrimas sobre el rostro del menor. Piensa en todo el daño que le ha causado a alguien tan frágil y de buen corazón, entonces se da cuenta que en esta vida no existe peor castigo que todos los recuerdos que llevara gravado en su memoria de todos los horrores cometidos en contra de alguien tan inocente, como siempre lo fue Lan Zhan.

- ¡disculpe, líder Lan! - le interrumpe un joven de unos 11 o 12 años.

- ¿quién eres...? - pregunta en tono bajo, pero sin poder ocultar sus tristes pensamientos.

- ¡padre, soy yo! - responde el menor, algo alterado.

- ¡mi hijo, me había olvidado de él! - piensa aquel - ¿qué necesitas? - pregunta usando un tono de voz cargado de amargura.

- afuera, no se lo que está ocurriendo - responde el niño asustado y nervioso.

La lava, había llegado a las puertas de Gusu Lan, rodeando la secta en sus límites, con gran fuerza y como si fueran enormes olas oceánicas arremete una y otra vez contra sus muros y protección, que con el paso del tiempo se hicieron más resistentes. Las potestades de las que se compone aquella lava, gritan furiosas por no poder entrar, como ya lo han hecho en otras sectas, entonces retrocede en lo que se alzan al cielo para luego dejarse caer sobre la tierra con intención de sumergirse por debajo de la superficie, provocando un fuerte sismo.

Los cultivadores salieron del pabellón político tratando de comprender lo que está ocurriendo, cuando de pronto desde el suelo a sus pies, empieza a llover hacia arriba por sobre sus cabezas, siendo las gotas de color negro.

Los más asustados, viendo tal acontecimiento, eran los menores quienes fueron ignorados por los adultos ya que veían por la seguridad de ellos mismos que por las de otros. De pronto la lluvia se detiene y a gran velocidad se reúnen en un solo núcleo. Uno de los menores se va corriendo detrás de su padre, siguiendo su rastro espiritual hasta llegar a una cueva.

- JingYi, ¿qué te tiene tan temeroso? - pregunta Ze WuJun a su hijo.

- afuera... En el patio de la secta esta lloviendo desde el suelo hacia el cielo - responde el menor, acongojado.

- esa masa oscura, si logró traspasar nuestras defensas.... - guarda silenció Ze Wujun, resignado ante lo que se avecina - ¡estamos acabados! - piensa.

Las potestades ahora se arrastran por los suelos de Gusu Lan, tragando todo lo que se le cruza por delante, sin importar el tamaño, sí es un objeto o un ser vivo. Los más perjudicados fueron los niños que aún no formaban sus núcleos y los que si, aun eran demasiado débiles.

HuaiSang esta tranquilo, cerca de una esfera roja, le sonríe con tristeza pero con seguridad, es como si hubiera tomado una decisión.

- HuaiSang, aléjate de esa cosa - grita Nie MingJue.

Huisang mira a su hermano mayor con indiferencia para luego ignorarlo - se cual es el precio a pagar ¡por el favor!, solo recuerda que lo debes completar - le dice a la esfera, la cual al parecer le responde pero sólo él le puede escuchar. MingJue trata de acercarse a su hermano pero una masa de potestades lo empieza a atacar, entonces el líder Nie se siente desesperado por no poder llegar con HuaiSang.

Libre de culpa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora