CAPÍTULO 9: El Festival de las Naciones.

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⚠CAPÍTULO LARGO PERO IMPORTANTE, NO ES RELLENO⚠

Los meses pasaron como el agua, y en tan sólo un respiro, El Festival de las Naciones sería al otro día.

        A la joven "pareja" se le había notificado que debían asistir juntos como lo que eran: prometidos. A pesar de que ninguno de ellos sintiese amor o siquiera cariño o tantito gusto por el otro, aceptaron, pues no había otra opción.
Aquella fiesta y el baile eran importantes ya que —igual que los otros futuros sucesores,— anunciarían su compromiso formalmente ante la realeza, y dicha ocasión no se podía cancelar.

        Hacía dos días que a Nezuko se le había entregado el vestido y las joyas que usaría para la noche. Era un vestido hermoso color rosa ligeramente esponjado de la parte de abajo y en las mangas, con flores blancas y grises en toda la parte del pecho, poco más abajo de los hombros y unas cuántas en las mangas, igual que a la altura de la cintura. Se le había explicado a la adolescente que su vestimenta debía ser llamativa para resaltar de entre todos los invitados, igual que los demás sucesores.
Sin embargo, la pelinegra habría mandado a hacer su vestido lo menos extravagante posible. Su idea era "lindo pero simple".

        Por otro lado, Kokushibo se encontraba prácticamente rogándole a Kaigaku que no hiciera ninguna escena, que intentara ser paciente y sobre todo que tuviera la capacidad y el autocontrol para mantener la compostura

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        Por otro lado, Kokushibo se encontraba prácticamente rogándole a Kaigaku que no hiciera ninguna escena, que intentara ser paciente y sobre todo que tuviera la capacidad y el autocontrol para mantener la compostura. Ya que sería una pena que se hiciera una mala reputación antes de siquiera haber ascendido al trono.

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        Ese mismo día al dar exactamente las siete en punto de la noche, el mayordomo ordenó a las mucamas correr a las habitaciones para hacer bajar a la que ahora era la "familia" real.

        Y así, los tres integrantes del palacio Agatsuma bajaron los escalones hasta llegar a la sala del trono. Lugar donde ya estaba estipulado se encontrarían para subir al carruaje.

        Aunque por desgracia para Zenitsu, el único que ya se encontraba abajo era Kaigaku.

        —¿Cuántas horas dura esa mierda? Ya quiero quitarme esta estupidez —se quejaba abiertamente el mayor.

        —¿Podrías intentar ser menos fastidioso y caprichoso por cuando menos una noche?
Te recuerdo que este es un evento importante, así que no vayas a tener la grandiosa idea de pasarte con el alcohol o hacerle un numerito a Nezuko —le respondió el rubio.

        De la garganta de Kaigaku salió una baja risa ronca, lo que le indicó a Zenitsu que debía estar alerta y hacer oídos sordos a lo que fuese que dijera a continuación su hermano. Tenía ya suficientes años de convivencia como para saber que dicha risa significaba que intentaría provocarlo.

        —¿Te gusta, verdad hermanito? —el pelinegro dio unos cuántos pasos hasta quedar frente a frente con el menor, que permanecía estático en su lugar —Y no intentes negarlo, porque eres muy obvio. ¿Crees que no me doy cuenta de cómo la miras? Una cosa es que te hagas estúpido y otra muy diferente es que los demás lo sean.

¿Traición? [ZeniNezu].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora