CAPÍTULO 10: Dolor.

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—Lo siento. Esto no debió ocurrir —se lamentó el menor de los Agatsuma.
No porque se arrepintiera de haberla besado, eso nunca. Sino porque ahora tendría que ocuparse de su situación sentimental, y aquello era algo de lo que —todavía— no quería hacerse cargo.

        Y su vida se complicaría aún más con la pregunta que haría la mujer delante de él a continuación:

        —Zenitsu... ¿Yo te gusto?

        —Casi desde que te conocí —respondió él con franqueza—. Durante los primeros días que llegaste al palacio intenté verte solamente como mi cuñada o a lo mucho como una amiga; pero eso dejó de ser posible cuando te empecé a conocer.

He convivido con algunas mujeres pertenecientes a la realeza mucho antes de que llegaras a nuestras vidas, pero ninguna era como tú y dudo mucho encontrar a alguien siquiera similar.

Yo sé que estás comprometida con mi hermano y que algún día esperas enamorarte de él, pero...

        —Zenitsu —llamó ella su atención, interrumpiéndolo.

        —¿Mm?

        —¿Recuerdas cuando me preguntaste si yo también tenía una persona especial?

        —¿Sí?

        —Esa persona especial ahora está frente a mí.

        —Nezuko, ¿tú...?

        La chica asintió en un poco perceptible movimiento de cabeza, para después decir—: Tus sentimientos son correspondidos.

        Aquello fue demasiado para el rubio, quien ahora sentía su corazón martilleando con fuerza contra su pecho.

        —Esto está mal —dijo mientras intentaba contenerse con todas sus fuerzas para no lanzarse sobre ella y besarla hasta quedarse sin respiración.

        La más baja abrió la boca para hablar, sin embargo fue interrumpida por una voz proviente del gran salón. La voz era masculina e iba acompañada por un corto sonido de trompeta.

        —¡Damas y caballeros presentes esta noche, hoy tenemos el honor y privilegio de contar con la presencia de aquellos que dentro de algunos meses ascenderán al trono de cada uno de sus respectivos países. Sucediendo a sus padres para dejar atrás los títulos de príncipes y princesas y sustituirlos por el de reyes y reinas! —habló el presentador vestido con un elegante traje azul marino— ¡Ahora solicitamos a sus Altezas que se formen en una pequeña fila de la mano de sus prometidos para anunciar formalmente sus compromisos ante la sociedad!

        —Me tengo que ir —se despidió Nezuko con pesar.

        —Soy un idiota —se regañó el de orbes color amarillo una vez que estuvo solo.
Ahora controlar sus sentimientos e impulsos le sería todavía más difícil.

        Las trompetas sonaron una vez más, lo que indicaba que el momento finalmente había llegado. Hoy perdería a la que era el amor de su vida, para atarla socialmente —por ahora y hasta la boda— a Kaigaku.

        No quería ir pero tuvo que hacerlo, pues estar ausente durante las presentaciones sería una falta de respeto hacia las demás parejas, por lo tanto bajó las escaleras y llegó al gran salón en el que permanecía todo el mundo.

        —Como la primera pareja de la noche, presentamos a Hashibira Inosuke, del Reino de las Montañas; y Kanzaki Aoi, del País de las Mariposas. Quienes próximamente asumirán el trono del Reino de las Montañas.

        Los nombrados bajaron las escaleras al tiempo que Aoi saludaba a la multitud con elegancia y una sonrisa de cortesía. Inosuke mientras tanto forzaba una sonrisa, incómodo por mostrarse ante tanta gente.

        —A continuación, presentamos a Tsuyuri Kanao, del Reino de las Mariposas, y a Kamado Tanjiro del Reino del Agua. Quienes en unos meses se convertirán en soberanos del País del Agua.

        A diferencia de la anterior, la pareja que hacían Tanjiro y Kanao era muy tímida, puesto que la chica se aferraba al brazo de su prometido con nervios y él únicamente se dedicaba a tomar su mano reconfortándola.
Nezuko ya había conocido a Kanao con anterioridad antes de irse de su hogar con su verdadera familia, dado que su hermano se había comprometido casi medio mes antes de su partida.

        Pero en estos momentos lo importante era la sensación de miseria de Zenitsu cuando se percató de que la siguiente pareja en ser nombrada era... Nada más y nada menos que la de su hermano.
Y tal pareció que el presentador le leyó la mente y quiso hacerlo sufrir.

        —Y bien, estimados invitados, reanudamos las presentaciones con Nezuko, del País del Agua; y Kaigaku, del Reino del Relámpago. Ellos sucederán al difunto rey Kuwajima Jigoro del Reino del Relámpago.

        Aquello fue como una puñalada para el chico que contemplaba todo desde una silla en el salón. Sintió que la pequeña felicidad que le trajo el por fin haber podido probar los labios de la mujer que amaba por primera vez se desmoronaba hasta quedar reducida a cenizas, y su esperanza caerse al piso y hacerse pedazos en el instante en el que escuchó dichos nombres salir de la boca del hombre. Aunque lo peor definitivamente fue verlos caminar bajando juntos por las escaleras. A Kaigaku con una sonrisa engreída de boca cerrada y a Nezuko con una muy pequeña, casi diminuta sonrisa de timidez.

        Esa noche estaba provocando destrozos casi irremediables en su corazón y en su alma. Destrozos que no estaba para nada seguro de poder reparar.

¿Traición? [ZeniNezu].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora