Hija de Luna

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Nunca supe que morir por amor fuera algo cruel

Nunca lo busqué sino que siguió mis pasos

Lo de perdidamente enamorada tiene un tinte macabro

Y lo entendí el día que mi amado pueblo se tiñó de rojo

Más aún si el amor me trajo dolor

También me dejó aquello que más amé

Ahora os suplico mis queridos guardianes protejan al fruto de un amor cruel pero aun así muy amado

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Los dias en las calles siempre fueron complicados, donde no hay techo, abrigo, ni comida, donde debes desconfiar hasta de tu sombra, donde solo los más astutos pueden sobrevivir

Y A-Qing se pensó la más astuta

Desde muy pequeña supo que su lugar en el mundo no estaba asegurado, no recuerda nada de su madre, solo un ínfimo recuerdo de la melodía de una canción de cuna... Tal vez solo sean imaginaciones suyas, delirios por pensar que alguien esperaba su nacimiento con toda la ternura de una hermosa voz maternal

Pero la vida real, la cruel vida era muy real y las ensoñaciones infantiles morían al tiempo que se formaban esos pensamientos

La vida de A-Qing pasó tan veloz que apenas notó el pasar de los años, fue tan monótono despertarse, quedarse en un rincón para no molestar, comer lo que se le daba en un plato, lavarse de vez en cuando y dormir... el silencio en la noche solo hacía más consciente su soledad, sin una voz hermosa llena de amabilidad cantándole antes de dormir mientras acariciaba sus cabellos

A-Qing solo tenía la suave caricia de una brisa nocturna y el cantar de los grillos

Pero incluso cuando esa vida en blanco y negro de silencios atronadores llegó a su fin se sintió tan... Vacía

Tal vez fue porque nunca tuvo mucho, el hecho de verse arrastrada lejos del techo que conocía fue tan duro que se quedó muda mientras era arrastrada lejos de su rincón en la casa de la mujer que la había cuidado todos estos años

Quiso gritar

Quiso suplicar

Decir una y otra vez que sería buena pero....

Pero si ella nunca había ni soltado una lágrima cuando se acurrucaba en su rincón sin una manta cuando hacía frío, o cuando la comida dada eran huesos con un poco de carne en ellos, un pedazo de pan mohoso, ella solo comía callada

¿Entonces que se suponía que debía hacer para quedarse?

Viendo cómo uno de los hombres que se la llevarían le daban una bolsa a esa mujer supo que no, no había nada que pudiera hacer, ella no tenía nada de valor para dar a cambio del techo sobre su cabeza

Entonces se dio cuenta de su realidad, ella no era nada, solo un pedazo de carne que a saber a dónde llevarían y que harían con ella

Algo dentro de ella le dijo que lo que tenían en mente no era nada bueno

Vio su rincón más y más pequeño y lúgubre mientras más se alejaban de la pequeña choza que una vez llamo casa y entonces giro la cabeza decidida a que su hogar no acabaría en un lugar así

Si los grillos viven cantando en los bosques sin un techo sobre sus cabezas A-Qing bien puede buscarse un sitio en este mundo tan grande y ser feliz

Pero primero debía alejarse de estos hombres que le dan repelús

Luna de PlataDonde viven las historias. Descúbrelo ahora