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— ethan landry ☽ autor original: @corpsebasil 12. Bonnie y Clyde
Resumen: Cuando Ghostface te mata en el apartamento de Tara, el Core Four se queda para llorarte. Advertencia: Sangre falsa, violencia
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"Chicos, voy a llamar a Ethan". Dijiste, levantándote de la mesa de la cocina. Le diste un golpecito a Chad en el hombro al pasar, guiñándole un ojo a Sam mientras ella te sonreía.
"No hagas nada inapropiado, jovencita". Sam te lo dijo, levantando una ceja mientras sonreías. Chad acababa de terminar de llamarlos Core Five, una declaración que solo usted respondió chocando los cinco.
"¡No, no me dejes!" Chad jadeó, apretando su corazón dramáticamente. "Mi único amigo."
"Tengo que ir a desnudar a tu compañero de cuarto". Le dijiste, moviendo las cejas mientras todos gemían y protestaban.
"¿Cuándo será mi turno?" Tara preguntó, luego chilló cuando corriste a su silla y le diste besos descuidados en la cara. "¡Suficiente suficiente!"
"¿Dónde está él de todos modos?" Mindy preguntó, los ojos entrecerrados levemente con sospecha. "¿Su guarida secreta del mal?"
"Economía". Respondiste alegremente, palmeando su hombro mientras girabas y te movías hacia el pasillo. Pero aun así te volviste y, con una sonrisa traviesa en tu rostro, mostraste tu sostén al grupo mientras todos gritaban de risa. "¡Adiós!"
Te precipitaste a tu habitación, deteniéndote para lanzarle besos a Anika en la sala de estar, antes de entrar al espacio. Cerraste la puerta y te apoyaste contra ella, tus risitas se apagaron mientras mirabas hacia tu cama. Allí, tirado sobre tu edredón, enviando mensajes de texto como si nada fuera de lo común, estaba Ethan.
La máscara de Ghostface yacía tirada en la cama junto a él, y su cabeza se giró cuando entraste.
"Economía, ¿eh?" Preguntó, y supiste que había escuchado toda la conversación. "Estoy esperando ese striptease".
"Cállate la boca." Siseó, asegurándose de que la ventana no estaba siendo mirada mientras tomaba su mano, tirando de él para que se sentara. "¿Cómo quieres hacer esto?"
"Ven aquí", los instó, susurrando, mientras ambos se perdían de vista desde la ventana. Sacó un tubo de sangre falsa de su túnica y luego te miró a la cara, levantando una ceja. "¿Te importa si te corto la camisa?"
"Mientras no me cortes, no".
Él tomó la iniciativa, levantando tu camisa y tirando del material tan lejos de tu cuerpo como pudo, cortando varios cortes largos a través de él. Te estremeciste cuando el frío tocó tu piel; el aire acondicionado siempre estuvo demasiado bajo en este lugar, pero no tuviste tiempo de subirlo ahora. Procedió a derramar sangre falsa sobre ti, empapando los pedazos abiertos de la camisa lo mejor que pudo, luego echó un poco en sus manos y las pasó por tu cabello, ignorando tu encogimiento.
"¿Estás segura de que estás de acuerdo con esto?" Preguntó. Estaba apenas a una pulgada de ti, manteniéndote contra la pared mientras trabajaba. "Voy a tener que tirarte. Para hacerlo más convincente".
"Claro, pan comido". Murmuraste, recorriendo con los ojos su rostro. Dios, era hermoso. "Me haré el muerto. Como una zarigüeya". Su sonrisa tiró de tu corazón cuando terminó su configuración, asegurándose de que también hubiera sangre en la pared y el piso. Luego arrojó la botella de sangre falsa a tu armario y se limpió los guantes en la túnica.
"Mi actriz favorita." Reflexionó, recogiendo su máscara y volviendo a ti. "¿Qué hice para merecerte?"
"Muchos besos". Dijiste, inclinando la cabeza mientras lo mirabas. "Tú también eres gracioso. A veces. Especialmente cuando finges que eres un pequeño tonto-" Te interrumpió, hundiendo su cabeza para aplastar su boca contra la tuya, y deslizaste tus dedos en su cabello, acercándolo más. Él agarró tu cintura y gimió, tirando hacia atrás. media pulgada para susurrar en tu boca.
"Voy a hacerte tantas cosas una vez que te vea mañana". Dijo, ganándose un escalofrío mientras mordisqueaba tu labio inferior. "¿Hora del espectáculo, cariño?"
"Claro-" Sofocaste una risa cuando golpeó su puño contra la pared, tirando de su máscara de Ghostface. Derribó tu mesa auxiliar -previamente vacía, para estos fines- y cuando se estrelló contra el suelo, escuchaste que los sonidos de tu grupo de amigos que habían sido el fondo de tu conversación todo este tiempo se detuvieron.
"Vamos bebé, es hora de brillar". Ethan susurró y, en el momento justo, gritaste.
"¡NO!" Gritaste, luchando contra una risa cuando él se giró hacia ti, caminando cómicamente lento. Luchaste contra él, con poco esfuerzo, mientras él te levantaba y te arrojaba sobre la cama.
Ethan, habiendo notado algo más allá de ti, te apuñaló con su cuchillo, y estarías mintiendo si dijeras que no sentiste un destello de nerviosismo antes de que la hoja se clavara en el colchón a tu lado. Giró la cabeza mientras fingía sollozar y vio, para su sorpresa, que el amigo vecino de Sam observaba horrorizado a través de su ventana. Se perdió de vista y gritaste más fuerte, luego te detuviste cuando la mano de Ethan te cubrió la boca.
"Buena niña." Susurró, y te levantó, llevándote hacia la puerta. "Lo siento si esto duele. Hazte el muerto". Cerraste los ojos, preparándote para el impacto, cuando Ethan abrió la puerta y te arrojó directamente a Tara.
Gritó cuando rodaste de ella al suelo, tu cara presionada contra el suelo. El grupo vio la sangre, vieron tu cuerpo, y no tardaron ni cinco segundos en pensar críticamente antes de que Ethan lo persiguiera a ellos.
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