One Shots Scream Girls

You Belong to me

Advertencias: Solo Amber siendo posesiva.

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Amber siempre ha sido un poco posesiva contigo. Ella siempre te estaba tocando, marcándote, asegurándose de que el mundo entero supiera que le pertenecías. Su pasatiempo favorito era burlarse de ti en público, subiendo su mano por tu muslo y dando toques como plumas a tu piel más sensible.

Siempre supiste que había una razón por la que amaba cuando usabas faldas o pantalones cortos.

Sus ojos quemaban en ti desde el otro lado de la habitación, su habilidad para desconectarse completamente del mundo y solo enfocarse en ti era increíble. Sus ojos marrones oscuros parecieron atraparte en un rastro, uno que tampoco podías ignorar. Ella te hizo señas con un movimiento.

—Hola, mi amor, —susurraste, colocándote en su regazo. Ella te sonrió, ese brillo familiar en sus ojos que te advertía que estaba a punto de portarse mal.

Ustedes dos estaban en una fiesta, una fiesta de «final de la escuela secundaria y sobrevivimos a Ghostface». La muerte de Richie a menudo resonaba en tu mente, la forma en que Samantha, la hermana de Tara, lo apuñaló brutalmente frente a ti. Y Liv, la otra Ghostface, había muerto a manos de Amber. Ella había ahogado a la mujer más alta para protegerte a ti y a Tara, quienes habían resultado heridas por los ataques anteriores de Ghostface.

Su protección y posesividad solo aumentaron después de esa noche. Te despediste de Tara cuando se fue con Chad, y le guiñaste un ojo a tu amiga cuando viste que las mejillas de Chad ya estaban sonrojadas y se negaba a alejarse de su lado.

—Te dije que terminarían follando, —susurraste al oído de Amber. Tu novia se rió entre dientes, aumentando la fuerza de su agarre alrededor de tu cintura.

—Podría haber jurado que iba a ir por Mindy, —respondió Amber.

—Todavía podría, —dijiste, —técnicamente.

Amber tarareó en reconocimiento, sus ojos escanearon a cada persona que estaba allí. Mindy todavía estaba allí, coqueteando con una chica al azar que nunca habías visto antes. Tus ojos se nublaron ante la foto enmarcada de Wes en la pared. Había sido tu mejor amigo y su muerte te había devastado.

Al darse cuenta de tu cambio de comportamiento, Amber se inclinó y te besó en la mejilla. —¿Estás bien, bebé? —Su voz era suave y dulce.

—Estoy bien, —te volviste hacia ella, dándole una sonrisa triste. —Simplemente lo extraño.

—Lo sé, —metió la mano debajo de tu camisa y comenzó a trazar pequeños patrones en tu piel con cicatrices. —Liv debería haber sido castigada más por lo que hizo.

Sacudió la cabeza rápidamente, —No más conversaciones sobre ellos. Se supone que esta es una noche para celebrar que están muertos y no para recordar las cosas horribles que hicieron.

Pasaron un par de horas y la luna estaba bien alta en el cielo cuando finalmente te olvidaste de los trágicos eventos. El alcohol zumbaba en tus venas, haciendo que todo se volviera un poco borroso y que el mundo se tambaleara. Te paraste junto a la mesa que albergaba la gran variedad de bebidas y comenzaste a servirte otra cuando alguien apareció a tu lado.

Miraste y no reconociste al hombre. Era alto y relativamente guapo. Si no estuvieras borracha, dirías que se parece un poco a Patrick Mahomes «por lo que tu novia te criticaría. Tenías que ser fanático de los 49ers, no se permiten fanáticos de los Chiefs en esta ciudad». Él te sonrió, revelando dientes blancos como perlas.

—Soy Cooper, —dijo, extendiendo su mano hacia ti. Te tomó un minuto concentrarte en el objeto borroso, pero le diste la mano y le diste tu nombre a cambio.