La suave luz de luna iluminaba pequeños senderos de hojas en un espeso bosque que llevaba montaña arriba en una cálida noche de primavera.
Uno de estos caminos llevaba a unas pesadas puertas rodeadas por muros decorados con madera de nogal. Dentro de estas enormes paredes, había una gran cabaña construida debajo de dos enormes árboles, cuyas ramas dejaban escapar solo unos cuantos rayos de luz, suficientes para dejar florecer la vegetación de un gran jardín que le daba la espalda a la cabaña, el cual estaba adornado por un estanque alimentado por un canal que daba al interior de la montaña.Dentro de la majestuosa construcción, se encontraba sentado serenamente el Rey de los demonios, observando detenida y silenciosamente el profundo sueño de su nueva adquisición, la favorita hasta ahora, tenía que admitir que la peculiar circunstancia en como lo conoció tenía que ver dentro de la razon del favoritismo, su increíble fuerza y determinación se habían ganado su respeto y temor, pero lo que lo posicionaba en su más alta estima, fueron las emociones que había revivido dentro de él, su cercanía y su tacto dejaban más en evidencia que se trataba de una creación divina especialmente para él.
Poco a poco, con el suave cantar de los grillos y el constante silvido del viento que atravesaba por las extensas ramas de los árboles del bosque despertaron lentamente a el tan mencionado Omega, quien se encontraba desorientado y con malestares, un pesado dolor de cabeza que no lo dejaba ver claramente. Se levanto sin prisa del suave futon en el que dormía y se sentó fuera de las sábanas en lo que su cabeza dejaba de dar tantas vueltas, cuando se recompuso, decidió mirar alrededor, pues no conocía aquel dormitorio, giró la cabeza en busca de algo, pero lo que encontró definitivamente no era lo que esperaba.
Un suspiro se escuchó detrás de la pequeña lámpara que iluminaba pobremente la habitación lo que dejaba ver el rostro de su aparente captor, Muzan Kibutsuji.
-Buenos días- se burló el susodicho.- ¿Dormiste bien... querido?-
El Omega fruncio el seño, no sentía simpatía por ningún demonio, pero a él definitivamente lo detestaba.
Aún así, Muzan sonrió ante el silencio del menor.
-Vaya vaya, bueno, al menos sabes tu lugar. Sin hablar ni hacer preguntas tontas, solo permanecer quieto y responder únicamente a los deseos de tu alfa-
Yoriichi siguió en silencio.
-Pero no te mortifiques, aquí no tienes que preocuparte por el que dice la gente, personalmente tengo una visión más liberal sobre las funciones de cada eslabón, y por ti realmente te prometo que seré más flexible- Muzan extendió su mano hacia un costado, haciendo una seña para que Yoriichi se acercara.
El pelirrojo lo pensó por un momento, pero finalmente accedió a la sugerencia y se sentó a un lado del mayor con notable desconfianza.
Muzan se alegro, pero al parecer no era suficiente.
-Oh vamos, acércate un poco más, no muerdo- está vez la sonrisa malvada del demonio dejo sus colmillos a la vista.
-Estas loco- respondió finalmente.
-Bueno, no me molesta tomar la iniciativa-
Está vez Muzan fue quien se acercó, tal vez demasiado, pues condujo una de sus manos a la cintura de Yoriichi y lo acerco aun más para abrazarlo; las manos del demonio recorrieron la espalda del Omega y su cabeza se recargo sobre su hombro, dejando que su respiración rozará cálidamente su cuello.
Yoriichi intento apartarse por la obvia incomodidad de la situación, como respuesta, Muzan formó uno de sus familiares tentáculos y lo enredo alrededor de la cintura del pelirrojo, lo que dejó en claro quien tenía la ventaja en la situación.-Eres muy terco- susurro el demonio.
Lentamente llevo una de sus manos al rostro confundido del pelirrojo, acaricio sus mejillas antes de acercarse aún más, poniendo más nervioso al Omega, quien solo pensaba en todas las maneras en las que todo esto podría no salir bien. Muzan lo miro a los ojos por unos segundos, tan serenos y profundos aún en una situación así, era bastante admirable.
-Despues de tanto. Te encontré-
Dijo sonriendo mientras apagaba la pequeña lámpara se aceite para dejar la habitación a oscuras, y por fin reclamar aquellos labios que lo llamaban hace tiempo.
Yoriichi puso resistencia, pero al final cedió por instinto, quisiera o no, el le pertenecía desde aquella noche lluviosa en que tuvieron su segundo encuentro, por más que lo odiara o rechazara, debía haber una razón para todo, o eso le gustaba pensar cuando las cosas no salían como esperaba, y aunque le gustaría, no podía volver el tiempo atrás, así que debía conformarse con lo que estaba sucediendo, no es que estuviera de acuerdo, pero algo dentro de él le decía que eso estaba bien, así que solo cerró los ojos y se dejó llevar por su instinto.Muzan se sorprendió, pero decidió no cuestionar las acciones del contrario, así que continuo añadiendo intensidad, regresando sus manos a la cadera de Yoriichi y acercándolo, su acción fue correspondida con los brazos opuestos enredándose sobre sus hombros, lo que para el mayor significaba luz verde, así que una de sus manos descendió hacia sus muslos y tomo impulso dirigiendo el cuerpo tenso del más joven hacia el pulido suelo de madera, soltó lentamente el tentáculo de la cintura y se separó un momento del apasionado beso para observar curioso el panorama, y vaya que no se decepcionó; Yoriichi se encontraba recostado con su kimono algo desajustado, lo que dejaba ver sus hombros y parte de su pecho, si cabello largo se extendía desordenado por el pulcro suelo y sus manos aún seguían sujetas a la espalda contraria, por lo que su lenguaje corporal pedía mantenerlos unidos. Sin embargo, los pensamientos del joven eran distintos, por lo que rápidamente retiró sus manos y cubrió su rostro con vergüenza.
-Suéltame por favor- dijo con un tono firme, aunque seguía escondiendo su rostro con una de las mangas de su kimono.
Muzan decepcionado se apartó.
-Que obstinado eres, ¿Así rechazas mi amabilidad? Tienes suerte de que no estés muerto- su semblante cambió bruscamente y su tono de voz se oía más violento.
-No te tengo miedo- dijo mientras se descubria la cara y apoyaba los brazos en el suelo para comenzar a levantarse.-Eres una criatura insignificante, lo único que sabes hacer es huir, incluso aquella noche, solo te fuiste sin hacerte responsable, no te importan las vidas ni los sentimientos de aquellos a quienes lastimas, así que, ¿Por qué debería corresponderte?- Yoriichi lo empujó y se levantó mientras se dirigía hacia la puerta de la habitación.
Está vez Muzan fue quien se quedó en silencio observando cómo su presa se alejaba frente a él, sabía que está vez no escaparía, pero sus palabras le recordaron aquella sensación de desilusión constante que sentía cuando aún era humano, era repugnante, pero tenía razón al fin y al cabo, huyó de su destino muchas veces y no se arrepentía.
Se quedó en su lugar observando cómo las ventanas recubiertas se alumbraban de un tenue, pero vibrante anaranjado que avisaba la llegada de su único enemigo.
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"La desilusión viene de la frustración de necesitar algo con todas tus fuerzas y no tener la oportunidad de intentar conseguirlo"
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🩸_"Cadenas de Sangre"_ ❤️ (Omegaverse)
FanficEn un mundo cruel como este, es normal confundir el amor con la obsesión y la venganza. O eso es lo que normalmente se espera de un individuo tan cruel... aunque ¿Sera capaz de sentir algo real, o solamente es otro más de sus macabros experimentos q...