Capítulo 1.

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Laura.

¿Alguna vez han sentido la sensación que te da cuando vas a iniciar algo que va a marcarte la vida? ¿Esa sensación en la que el estómago duele y te hormiguean los pies?

Pues eso estoy sintiendo en este momento, los nervios y millones de emociones me comen en aquel instante, siento como el mundo da vueltas mientras yo me encuentro en mi cama, la cual no quiero dejar. Mañana empiezo con mis practicas en el hospital central.

Como has escuchado ¡Mañana empezaré mis practicas! Y dos días después empezaré en el ¡Dispensario médico! Tan solo de pensarlo quiero gritar y a la vez quiero desaparecer, ya que me voy adentrar a un nuevo mundo en donde no conozco a nadie, bueno... si conozco a alguien y es mi best friend Hanna, así que agradezco mi suerte. Agradezco al universo por tener una amiga a mi lado en aquel hospital.

Las horas pasaron, apenas y pude dormir con tan solo pensar en lo de mañana, pero en unos minutos caí dormida.

El paisaje en el Campus era precioso, la mañana fresca acariciaba mi piel mientras pensaba en todo lo que tuve que pasar para llegar aquí, los árboles se estremecen con el aire de la mañana, los nuevos estudiantes entran con felicidad y emoción, inevitablemente recordé cuando yo fui una de ellos, con la emoción a flor de piel y ganas de aprender todo. Pero no todo fue un recuerdo lindo, en mi cabeza se metió el recuerdo de aquel chico que se prensento en mi vida, Andrew me trataba de una forma especial y me hacia sentir tan segura junto a él, con esa sonrisa me derretía, pero nada es perfecto.

Hicimos planes de vivir juntos, con felicidad hice mis maletas, mientras me acercaba al que sería nuestro departamento mi pecho saltaba de emoción, pero al llegar a su puerta encontré algo que quebró ese corazón que prometió cuidar. Frente a mi la peor escena se presentaba, Emma aquella chica que compartió momentos increíbles conmigo y se hacia llamar "mejor amiga" estaba junto a él, en aquella y en aquel departamento que sería solo "nuestro".

-¿Recordando el pasado?- salté del susto, Hanna se encomtraba a mi lado y podía ver nostalgia en sus ojos, agradecía que llegará en ese momento.- Cuando entenderás que él nunca te quiso.

-No estaba pensando en él.

-Claro, te aseguro que pronto llegará alguien que valga la pena y ame ese gran corazón de oro que tiene.

Me envolvió en un abrazo y amabas reímos ya que estuvimos a punto de caer, amaba tenerla a mi lado.

-Tenemos que ser realistas, eso no va a suceder. El romance está sobrevalorado, solo existe en los libros y películas.

-Pero...

-No quiero escuchar más ¿De acuerdo?

-De acuerdo.

Hanna me soltó, tal vez era un poco cruel, pero de verdad no tengo intención de hablar de este tema. Para pasar el trago amargado invité a Hanna a la cafetería la cual no dudo en aceptar.

………

Damon.

¿Mi vida?

Perfecta, obviamente. Todas las chicas querían compartir el mismo lugar conmigo y otras cosas, pero yo solo me fijaba en las chicas de lindas curvas, no me culpen. Tan solo pisar un lugar todos se fijaban en mi, digamos que soy conocido.

Tenía todo lo que quería y ser doctor en uno de los hospitales con más prestigio de la ciudad, le daba más peso a mi nombre, amaba mi trabajo, al igual que ayudar a las personas y por ello también trabajaba en el dispensario médico. Sin dudarlo podría decir que lo que más me apasionaba era mi trabajo.

Mi oficina estaba llena de papeles con datos de los niños que quieren jugar a ser doctores, mañana llegarían los recidentes al dispensario y para mi mala suerte yo estaba a cargo de uno de esos niños.

En mis manos tenía la foto de una chica que con tan solo verla me recordaba a Viera, esa chica que entró a mi perfecta vida y la dejó en un parpadeo, dejándola hecha un desastre. Quién diría que aquella chica que me conquistó terminaría envuelta con mi mejor amigo y no obstante con eso lo hicieron en mi departamento, mientras yo estaba en un congreso de medicina, la cual terminó antes, la emoción corría por mi cuerpo igual que las ganas de besarla por todo el tiempo que estuvimos separados. Al llegar y abrir la puerta los encontré, no había arrepentimiento en sus rostros, es más ella se reía mientras compartía esa cama en donde la hice tantas veces mía y juraba que me amaba ¿cómo es que no lo vi antes?

Los siguientes mese sufrí mucho, los pensamientos devoraban mi mente y mi corazón están hecho trizas ¿tenía tanto poder sobre mi? Después de algunos días tomé la decisión de que nadie volvería a tener el poder de destruirme de esa forma, así que guardé lo que quedaba de mi corazón en una caja fuerte y olvidé la combinación.

Pero aquella niña no estaba nada mal, sus ojos tenían algo familiar, esos tonos color miel me recuerdan a los míos, cabellos castaños y rizado, su piel trigueña se veía tan suave.

El sonido de la puerta azotarse con la pared era un indicio de que mi querida asistente había entrado, sin avisar y tirando el mismo cuadro de siempre.

-Disculpe doctor.- levantó el cuadro y lo colocó en su lugar. Claudia me aviso que tenía que ver a un paciente que estaba al borde de un infarto, dejé la foto a un lado y sin más fui con ella.

-Al terminar con el paciente habalremos de tus entradas a mi oficina.

Se paralizó por un momento.- Sí, doctor Harrison.

Las horas laborales termianron, al llegar la noche me dirigía a casa de mi madre, debo admitir que no es mi lugar favorito, pero mi madre suele ser muy insistente. Sobre todo cuando dice que me he convertido en un ser amargado, frío y distante con mis seres queridos, para mi eso suena absurdo ¿cómo quiere que reaccioné? Si todos sabían lo que hacia Viera con mi supuesto mejor amigo Flavio. Debería agradecer que los perdoné a todos poco después.

Para todo el mundo era el prestigioso, talentoso y apuesto Dr Harrison, Damon pasó a segundo plano cuando le destruyeron el corazón y apuñalaron la espalda. Mi vida era feliz, no había condiciones, tengo un bueno trabajo, tengo mucho dinero y tengo a la chica que quiero cuando quiero y sin ningún lazo amoroso, solo espectacular sexo para quitarme las ganas de una noche.

Al llegar a casa, estacione mi auto en la gran cochera y como un relámpago en mi mente apareció esos ojos color miel tan parecido a los míos pero a la vez tan diferentes, sacudí mi cabeza por lo absurdo de mis pensamientos. Me apresure a mi habitación para cambiarme, mientras lo hacia pensaba en todo lo que ha pasado últimamente y de nuevo confirmaba que no quería tener sentimientos, eso era algo de Damon no de Harrison. Damon no era parte de mi perfecta vida.

Médicamente AmándoteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora