𝑒𝓅𝒾𝓁𝑜𝑔𝑜

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El día en el que Jeongin decidió dejar el mundo, Hyunjin le confesó a sus mejores amigos, con inmenso dolor, que sentía un gran resentimiento hacia el menor. Intentó comprender incontables veces por qué si Jeongin iba a quitarse la vida, había decidido arrastrarlo a él a su miseria, porque así era como se sentía, miserable. Había llorado a más no poder y la imagen del cuerpo de la persona que le gustaba perdiéndose en la oscuridad no había dejado de atormentarlo por las noches. Decir que estaba indignado no era suficiente para describir el estado en el que se encontraba, se sentía traicionado.

Había ideado miles de planes para sacar a Jeongin de su apartamento, llevarlo a parques de diversiones, a comprar ropa e incluso planeaba llevarlo a una de sus clases de pintura en un intento de compartir algún tiempo con el castaño. Hyunjin no entendía como es que alguien podía haberlo ilusionado tanto en tan poco tiempo y de la misma forma había logrado destrozarlo.

No lo entendía, hasta que leyó la carta.

La carta iba dirigida a la señora Yang, pero uno de los párrafos se refería específicamente a él. Jeongin se refirió a Hyunjin como la persona con la que tanto había soñado quien había llegado en el momento equivocado. Le contó a su madre a través del papel que había sido la única persona que lo había hecho sentir especial y que, aunque de todas maneras el miedo a salir lastimado fuera más grande a su curiosidad por averiguar lo que sería un futuro con Hyunjin, el mayor logró hacerlo dudar.

Minho, recordando a Yongbok y las varias sesiones que tuvo con un terapeuta, le explicó a Hyunjin que a veces las personas llegan a un punto de no retorno, un punto del que es casi que imposible sacarlos y no implica que sea culpa de uno o del otro. Hyunjin dejó de sentir ira en el momento en el que recordó la manera en la que Jeongin había intentado ser distante con el desde un principio, el castaño no lo había arrastrado a su enorme pozo de miseria, por el contrario, había intentado alejarlo de él, protegiéndolo. Sin embargo, la conexión entre ambos había sido tan bella que ninguno se había podido resistir al encanto de un amor joven.

Al recibir la invitación del funeral, Hyunjin seguía estando un poco conflictuado y se cuestionó si sería buena idea ir, pero después de la insistencia de Minho y un inexplicable deseo por tener un último momento con Jeongin, decidió que despedirse sería la mejor opción.

El funeral había sido devastador. Habían asistido los padres, los hermanos, la señora Dahyun, Hyunjin, Han y Minho. Hyunjin se sorprendió por lo vacío que se veía el lugar, esperaba que Jeongin, siendo una persona tan especial tuviera más gente que le extrañara. Según lo que les contó la madre, su familia no eran muy cercana, Jeongin no había tenido amigos a lo largo de la escuela, y los pocos que había logrado conseguir en la universidad, al parecer, no habían sido buenos.

— Desde pequeño Jeongin tuvo una personalidad un tanto retraída. Lo llevábamos siempre a terapia porque las profesoras nos citaban constantemente para hablar de lo poco social que era con los demás estudiantes. Cuando se fue a Seúl, a la universidad, Jeongin nos aseguró que estaría bien, que conseguiría amigos, y de hecho hubo un tiempo en el que nos contó que estaba saliendo con un tal Jaehyuk — Sollozó el padre. — Cuando salieron mal las cosas, nos dijo que encontró un trabajo en el que se sentía a gusto, intentamos preguntarle acerca de sus amistades, pero Jeongin siempre sonaba reacio cada vez que hablábamos sobre el tema.

— No debí haberle creído — Rompió en llanto la madre. — ¡Dejé a mi bebé solo! — Exclamó derrotada, necesitando que su esposo la sostuviera para no caer al piso.

Hyunjin, Han y Minho no supieron cómo consolar a la señora Yang. ¿Qué se le podía decir a una persona que acababa de perder a un hijo?

— Gracias por haber estado con él en su última semana — Agradeció el señor Yang, alejándose de ellos para poder guiar a su esposa hacia una de las sillas de la funeraria. Los tres jovenes hicieron una reverencia y quedaron inmóviles mientras los hermanos de Jeongin intentaban calmar a su madre.

Hyunjin jamás había asistido a un funeral, el ambiente sombrío y de tristeza que rodeaba el lugar no lo sorprendieron, pero el quedarse sin saber qué hacer fue lo que más le pesó. Le costaba admitir que no conocía lo suficiente a Jeongin o a su familia, como para darles el aliento que tanto necesitaban. Gracias al cielo Jisung si supo qué hacer y sugirió que todos se sentaran en una mesa a conversar.

El resto del día almorzaron y se la pasaron contando historias sobre Jeongin para intentar sacarle una sonrisa a la señora Yang. Los hermanos relataron una versión del menor que a los tres amigos les habría encantado conocer, un Jeongin torpe y tierno. Similarmente, los más jóvenes hablaron sobre lo mucho que le gustaban las flores y lo hermosa que era su sonrisa. Los padres les mostraron fotos a los amigos de su hijo de cuando era pequeño y Hyunjin pudo confirmar su teoría de que Jeongin había recibido un tratamiento odontológico. Le habría encantado ver a Jeongin con brackets.

Hyunjin, a pesar de tener un vacío en su corazón y cargar con la culpa de no haber estado con él durante esa noche, se sintió agradecido de haber tenido el privilegio de conocer a Jeongin. Debía aceptar que el castaño y él eran un claro ejemplo del famoso: "persona correcta, momento equivocado". Si tan solo lo hubiera conocido un poco antes...

No, Hyunjin, no lo conociste antes, de nada sirve imaginar lo que pudo haber pasado. Pensó para si mismo.

Hyunjin, aún inquieto por tener un último momento con Jeongin, le pidió permiso a los padres para hablar con él un momento a solas. Ninguno de los dos adultos se opuso, así que el de pelo negro fue al auto de Minho y recogió el regalo que muy cuidadosamente había escogido esa mañana.

Teniendo el regalo en sus brazos, caminó lejos de donde se encontraban los demás y se sentó junto a la foto que mostraba los hoyuelos de su amigo. Con lagrimas en los ojos, se lo entregó.

— Mira Innie, te traje algo. Son como las que me mostraste el día que nos conocimos. Como nunca me dijiste cómo se llamaban le tuve que preguntar a Dahyun Noona — Sollozó un poco e intentó calmarse antes de seguir hablando.







— Son Gladiolas, tus favoritas.

















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Hola a todos!

Han llegado al final de la historia :)

Les agradezco por leer este fanfic y espero que les haya gustado. Escribí esto para desahogarme y quise hacer algo bien triste, así que pido perdón jeje.

Como esta cuenta la compartimos una minsunga y yo, y este no va a ser nuestro único fanfic, queríamos comentarles que tenemos una cuenta de tik tok que si quieren pueden revisar:

.almndinnie

También subimos edits de los skz, por si les interesa.

nos vemos <3

Gladiolas [Hyunin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora