Mayhem.

8.

A la mañana siguiente, intento ver las noticias, revisar mi correo y las notificaciones en mi teléfono pero nada me distrae de lo que me dijo Chris en el hospital.

Eso de que su padre es el culpable de todo sigue rondando mi cabeza.

Así que después de almorzar, reviso nuevamente el material que trajo Mayhem por si algo se escapó de mi vista o tal vez olvidé notar algún detalle. Evidentemente no soy experto en lenguaje corporal ni mucho menos pero la forma en la que Chris se tensa cuando la doctora Coleman le pregunta por su padre, sumado a lo que me dijo ayer me hará perder la cabeza.

Mayhem me dijo que no fuera a visitar al padre de Chris hasta después de las 7 pm cuando está llegando del trabajo, aún no se me ocurre por qué Mayhem conocería su horario laboral y tampoco se me ha ocurrido una forma de convencerlo de que firme el consentimiento para no visitar más a su hijo en el hospital. Y es que realmente: ¿cómo le pides a un padre que no visite a su hijo enfermo sin que se moleste?

Claro, lo hago por el bienestar de Chris, por su salud mental y porque mi intuición me dice que hay algo mal en esa dinámica. Pero de cualquier forma siento que los estoy invadiendo. Apenas son las 4 de la tarde y ya siento mi estómago somatizando la ansiedad que me genera hablar con ese hombre, así que para aprovechar el tiempo me preparo para salir en busca de la dirección que me dió Chris hace unos días.

Tiempo después estoy frente a un edificio grande. La fachada es antigua y se nota que no la han renovado en mucho tiempo, la pintura se cae y las escaleras no se ven muy firmes incluso desde afuera del edificio. Son casi las 5, aún tengo mucho tiempo para pensar mientras miro la ventana del apartamento 708 donde vive Chris.

Lentamente y dejándome ganar por el impulso, entro al edificio y subo hasta el séptimo piso. Sí hay ascensor pero no se ve en muy buen estado así que subo las escaleras, cuando estoy frente a la puerta noto que de hecho, está medio abierta.

Son las 5:13 cuando entro al apartamento.

No hay nadie, claramente. Y la fina capa de polvo en la mesa de centro me hace creer que nadie ha venido aquí en al menos 3 días.

Hay platos sucios en la cocina y el olor que emana la comida húmeda en el lavavajillas es de hace días también. Entonces ¿cuánto tiempo lleva la puerta medio abierta?

Me sobresalta el maullido de un gato que viene corriendo desde una de las habitaciones rogando ruidosamente por comida. Así que reviso en los estantes bajo la cocina hasta encontrar su comida y le sirvo un poco, la forma en la que come confirma mi hipótesis de apartamento vacío.

Decido revisar la habitación desde donde salió Rodolfo. No sé si así se llama, pero es el nombre que le puse porque su nariz es más rosa que lo usual.

Parece ser la habitación de Chris, el desorden en su clóset es el típico desorden de un adolescente. La cama tiene manchas de comida, hay algunos posters de bandas en las paredes y otros de mujeres semi desnudas, las cosas de la escuela todas apiladas en un rincón y la puerta del baño no tiene perilla. No tiene nada en realidad. Ni jabón, ni toallas, ni cremas, nada.

Son las 5:19 cuando noto tenues manchas de sangre en el piso del baño.

Mi mente se paraliza por un momento tratando de entender o formular posibles explicaciones para esas manchas pero Rodolfo vuelve a maullar mientras acaricia su cabeza contra mis botas sacándome de mi trance. Lo miro por un momento y cuando lo nota, sale de la habitación hacia la habitación de en frente. Casi como invitándome a curiosear con él. Intento abrir la habitación pero esta es la única puerta que sí cierra. Sin embargo, para no quedarme con la intriga, busco un cuchillo entre los utensilios de cocina e intento burlar la seguridad de la puerta, después de todo no hay nadie aquí.

Son las 5:21 cuando lo logro.

Esta habitación, a comparación de la de Chris, está muy limpia y ordenada. Todo en ella está organizado en cajas y la ropa en el clóset está planchada. Rodolfo se roza contras las cajas mientras ronronea y yo tomo eso como otra invitación a curiosear.

Y como finalmente la curiosidad mató al gato. Decido acurrucarme junto a Rodolfo y abrir una de las cajas.

Son muchos documentos de compra venta de armas, todos firmados por Alan, el padre de Chris, y cualquier otra persona que haya decidido comprar. Entonces Alan vende armas. No cabe duda que fue fácil para Chris simplemente tomar una y usarla. En esta caja hay documentos del 2007, así que supongo que tiene mucho tiempo en el negocio.

Abro más y más cajas, encontrando ventas mucho más actuales, unas del 2017, unas del 2020 y años posteriores. Cuando abro la última caja me sorprendo al ver CDs, una cámara de video relativamente moderna, lubricantes, dilatadores y condones, además de varios juguetes sexuales.

Son las 5:28 cuando tomo dos CDs de la caja y los guardo para verlos luego. Vuelvo a organizar todo tal y como estaba. Al salir a la cocina vuelvo a servirle comida a Rodolfo para los días que se vienen y a las 5:29 salgo del apartamento.

Rodolfo me acompaña a la puerta principal y yo me debato entre cerrarla o no cerrarla. Si la cierro sabrán que estuve aquí, pero si la dejo abierta puede que Rodolfo se escape.

Y como en este momento la prioridad es la seguridad de Rodolfo me decido a cerrarla.

En el momento en que la puerta encaja en el marco escucho un click a lo lejos y siento una fuerza imparable que me lanza a volar contra la puerta del apartamento de en frente mientras siento el suelo vibrar bajo mis pies y veo fuego salir debajo de la puerta, segundos después escucho el BOOM.

Mi espalda y mi cabeza chocan tan duro contra la puerta del vecino que el aire se escapa de mis pulmones y me siento incapaz de reaccionar, pensar, o escuchar algo. Solo veo el fuego propagarse bajo la puerta del 708 y mientras recupero el aliento hago lo único que cualquier ser humano haría en una situación de peligro.

-¡MAYHEM!- grito -¡AUXILIO!-