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- Gracias - Le dije fría a Tom y el solo me dio una sonrisa forzada. Fui a donde estaba Devin, tratando de ignorar todos las miradas

- ¡Rebekka! ¡Viniste con Tom! Hubieras visto la cara de Melody, casi se muere de los celos - Dijo Devin sonriente. Melody, antes solíamos ser amigas. Desafortunadamente le conté lo de mi beso con Tom ¡Maldita Mila de trece años que le contaba todo a sus amigas! Por lo menos maduré en ese aspecto. Desde el año pasado ella ha estado detrás de él y digamos que odia a cada una de esas chicas que se acercan a él ¡Mierda! Ella sabe de ese beso y vernos llegar así... ¿En que me he metido?

- Solo se ofreció a traerme y ya, Devin - Dije fría

- Sí y por dentro estabas saltando de emoción cuando te lo pidió al igual que yo cuando vi la cara de esa estúpida - Dijo y yo reí. Devin me conocía muy bien

Entramos a la escuela y cómo odiaba la maldita atención. Nos dirigimos al auditorio en donde teníamos una reunión con toda la escuela
Me senté con mi amiga y hablamos mientras esperábamos que todos se sentaran y mantuvieran silencio hasta que la Señora Grenwich empezó con su discurso

Devin y yo nos encontrábamos sentadas en una de las mesas alejadas de todos, sí, después de varias horas aburridas ya era hora del almuerzo; vimos entrar a Tom seguido por mi hermano, Bill, Georg y unas que otras chicas. Mi hermano se acercó a mí ¡Mierda! Ahora toda la atención se centraba en nosotros

- Reb, no te puedo llevar a casa hoy. Es que tengo que hacer unas cosas y... - Lo interrumpí

- Como sea, Gustav. Iré caminando a casa si es eso lo que te preocupa - Dije seca. Subí la mirada y ahí estaba Tom a su lado, mirándome fijamente, sólo que Melody lo estaba abrazando - Ah y no me vuelvas a llamar Reb - Odiaba recordar el pasado, mi madre fue la persona que me puso ese apodo

- Perdón y gracias hermanita - Dijo y me dio un beso en la frente; todos se alejaron y se sentaron en su mesa. Melody se sentó en las piernas de Tom, no puede evitar sentir celos. No puedo creer que después de todos estos años sigo enamorada de él. Ese beso... Ese maldito beso fue el causante de todo

- Rebekka, te estoy hablando - Dijo Devin y yo quité la mirada de ellos

- Oh, perdón...

- Tom, Tom, Tom... - Dijo Devin y yo solo reí a carcajadas

En las salida guarde algunos libros en mi casillero mientras hablaba con Devin; me despedí de ella y empecé a caminar, vi a Gustav hablando con sus amigos y unas chicas. No me quería imaginar que harían hoy, claro es viernes, eso lo explica todo. Mi hermano me miró y me sonrió. Estúpido. Yo solo le doblé los ojos y seguí caminando.
Pasé por un café que quedaba cerca cerca de casa y pensé ¿Por qué no? Entre y pedí unas galletas de chocolate con café, me senté en una mesa alejada u empecé a comer, tenía bastante hambre.
Un chico de cabello liso, rubio y de ojos azules se sentó en mi mesa ¡Sí, en la mía!

- Hola, pues como somos las únicas dos personas aquí y tú estás sola al igual que yo, pensé que podía sentarme aquí contigo - Dijo y me sonrío, su sonrisa era hermosa. Yo también sonreí y envidiaba tanto su seguridad en sí mismo. Yo jamás habría hecho lo que él hizo

- Hola, tranquilo. Pues para empezar, me llamo Rebekka ¿ Y tú?

- Me llamo Erick ¿Que hacías sola aquí?

- Pues probablemente lo mismo que tú - Dije y el sonrío al instante

Y así estuvimos toda la tarde metidos en ese café conociéndonos. Erick era muy divertido, hace tiempo no tenía una conversación así con alguien; al parecer teníamos el mismo gusto musical, a los dos nos encantaba Simple Plan

- Muero por su último CD, es edición limitada - Dijo mirándome a lo que yo sonreí

- ¿Sí? Pues yo a mi padre se lo pedí y él pensó que a mi hermano también le gustaba, por eso compro dos. Lo que me lleva a que obviamente uno no lo uso y... - Él solo sonreía

- Rebekka ¿En verdad, tú...?

- ¡Sí! Ven, si quieres acompáñame a mi casa y te lo doy, a parte ya oscureció y la casa está sola ya que mi hermano salió con sus amigos - Dije, salimos del café y empezamos a caminar a mi casa

Reíamos por cualquier tontería en el transcurso del camino. Debo admitir que el chico era genial

Lo tomé de la mano mientras corríamos hasta qué por fin llegamos a casa, entramos y...

¿¡Qué hacían ellos aquí!? ¿¡No se supone que se irían a alguna fiesta o algo así!?

Eres mía, pequeña [Tom Kaulitz]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora