Roto °| Capítulo 10

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Entró al aula esperando comenzar su clase, pero antes de empezar, una de sus alumnas levantó la mano.

— Profesor, ¿Porque Bakugou, Denki y Kirishima no han llegado?
Preguntó la joven preocupada.

— Parece que están resfriados.
Suspiró el adulto.

Aunque era una mentira para encubrir una cruda realidad. Denki estaba siendo arrastrado al más profundo abismo, se hundía en cada minuto, estaban devorando su cuerpo como un hambriento animal.

Su cuerpo rechazaba toda la comida, vomitaba cada que trataba de consumir algo, no podía comer sin recordar a aquel cerdo que abusaba de él. Su garganta dolía, no solo por vomitar, si no por los gritos eufóricos que se retenían en su garganta.

Estaba aterrado de verse al espejo, de ver cómo el hombre lo había marcado como suyo, no quería recordar los golpes que lo molian hasta el cansancio, aún sentía la lengua del hombre deslizarse por su cuerpo.

Todo esto mientras Bakugou se rompía en su habitación, lloraba de impotencia y rabia, era consolado por su novio, quién apretaba los dientes enojado.

Lloraba en descontrol total, se lamentaba de no poder ayudar a su amigo, el amigo que más mana del grupo. Lamentaba no poder hacer nada cuando cercenaban al cuerpo del joven.

Kirishima trató de calmar a su novio, pero entendía el fuerte sentimiento que tenía, eran un mar de dolor y agonía que comenzaba a quemar su alma.

— Haremos algo para ayudar a nuestra ratita, ¿Si?
Consoló secando las lágrimas de Bakugou, beso suave sus mejillas y lo abrazó.

Lo pensó un poco, tal vez era buena idea hacer un plan para ayudar a Denki. Si el chico no podía enfrentarse a sus abusadores, ellos lo ayudarían en secreto.

Al día siguiente Denki no asistió a clase, aún seguía resfriado, Bakugou miraba el asiento vacío con una notable tristeza.

Después de clase, junto a Kirishima se encaminaron a la había del chico. Tocaron la puerta, escucharon débil pasos y finalmente la puerta se abrió.

— ¿Bakugou?, ¿Kirishima?
La voz del chico parecía ronca y afónica.

Los jóvenes lo miraron con consuelo, entraron a la habitación, antes de que Denki pueda preguntar algo, Bakugou lo abrazó con cariño, ambos cayeron al piso por el peso.

Denki río con ternura y correspondió débil al abrazo, Eijiro se les unió.

— ¿Están bien?, ¿Qué hacen acá?
Nuevamente habló la ratita dudosos.

— No has ido a clase últimamente, queríamos saber si estabas bien.
Con cuidado de no asustar a Denki, Eijiro besó sus mejillas. Pudo ver por un momento miedo en los ojos del menor, también sintió su cuerpo temblar por un momento.

Kirishima rápidamente se alejó un poco, sintiendo como el cuerpo de Kaminari se tensaba. Bakugou se acurrucó en el pecho de Denki, había visto lo que pasó, estaba reteniendo sentimientos.

Tomó la mano de Kaminari y la entrelazó con la suya, lentamente levantó las mangas largas que tenía, el rubio entró en pánico queriendo detenerlo, pero Bakugou siguió.

— ¿Qué has estado haciendo, Denki?
Preguntó con la voz quebrandose. Este no sabía que hacer o decir.

Katsuki se volteó, siendo ayudado por Eijiro y ante la sumisión del menor de los tres, le quitaron la camisa. Ambos jadearon horrorizados.

El cuerpo de Denki estaba cubierto por hematomas, rojo, morado, rosa, era un triste contraste en la piel pálida del chico, mordidas y golpes, sus marcadas costillas y visibles rasguños.

Kaminari tenía una vacía mirada, pero su rostro pronto cambió a una confusa. Katsuki lloraba apretando los dientes, en su rostro había una mueca de rabia total, pero más de melancolía y dolor.

— ¿P-por qué...?
Jadeo.

Denki le sonrió levemente, con sus pulgares le quitó lágrimas que no dejaban de salir, beso con cuidado las mejillas del chico.

— Estoy bien, Kats.
Su voz sonaba como si estuviera por romperse.

— ¿Qué es lo que has estado haciendo?, ¿Quién te ha hecho esto?
Habló Eijiro claro, pero su rostro era un poema de sentimientos.

La había se estaba ahogando en un ambiente caótico lleno de odio, dolor y agonía.

— Denki, yo te vi en ese almacén.
De la boca de Bakugou salieron claras palabras que paralizaron al mencionado.

— Vi como mutilaron tu cuerpo, vi lo que te hicieron... Pero igual no pude hacer nada para salvarte...
Las lágrimas salían con mucha más intensidad.

Denki guardaba sus sollozos.

— Siempre me has salvado, pero está vez me tocaba a mí. Yo debería estar llorando.
Río mientras amargas lágrimas desbordaban por su rostro. Era cierto, estaba confundido, era el quién debería de estar llorando, pero era aquella pareja quién más sufría sus penas.

Los fuertes brazos de Kirishima los arropó en un abrazo lleno de amor y paz, aun así sus almas conservaban esa espina de angustia e intranquilidad.

— ¿Por qué has estado enfrentando todo eso solo?
Preguntó el rojo acariciando suavemente los hematomas en los brazos del menor.

— Po-por qué si los metía en esto, iban a separarse y la culpa iba a ser mayor.

La noche los acogió en sus fríos brazos, apesar de la frialdad del momento, los tres se consolaron entre lágrimas y lamentos.

— Ratita, no tengas miedo de decir lo que pasa, al final, siempre estaremos aquí.
Eijiro le sonrió antes de que abandonaran la habitación.

Denki se tiró a la cama aun llorando, no debía preocupar más a sus amigos, no de está manera, suspiró recordando lo que había con su cuerpo, apretó los dientes.

Respiró pesado, trataba de recordar las tiernas palabras de la pareja, pero la pesadilla lo consumía desde dentro. Estaba roto...

Mal tercioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora