Capítulo 10

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Acosar (v.): Llevar a cabo hostigamiento no deseado y molesto de manera sistemática y/o continua, que a menudo incluye amenazas y demandas.

Yoongi

La fiscal me sacudió la mano por encima del café y el té a la noche siguiente, pestañeando con sus ojos marrones claros.

—Muchas gracias por haber accedido a quedarte durante unas semanas, Yoongi —dijo ella—. Vas a ser de gran ayuda en este caso.

—Estoy seguro... —Me puse de pie y me acerqué a la ventana, mirando las calles cubiertas de nieve.

—Tu antiguo compañero ha contratado a los mejores abogados que puede comprar el dinero, y ha pagado las multas y sanciones sufridas durante años, pero creo que podemos finalmente enviarlo a la cárcel con la nueva evidencia que tenemos. Eso, y tu testimonio, por supuesto.

No dije nada.

—No estoy segura de cómo te sentirías respecto a esto, pero... —Se detuvo, y segundos más tarde, se encontraba a mi lado— ¿Te gustaría que nos pusiéramos al día con todo lo que nos hemos perdido desde que te fuiste?

—¿Disculpa?

Masajeó mi hombro. —Te fuiste de Nueva York y nunca miraste atrás. No llamaste a nadie ni te mantuviste en contacto. Éramos tan buenos amigos, y tú...

—Está bien —la interrumpí, y le agarré la mano para apartarla—. Primero, no, no quiero que nos pongamos al día con esta mierda. Me importa poco lo que me he perdido. —La miré de arriba abajo—. Pero teniendo en cuenta el aspecto de las cosas, no ha sido mucho. Segundo, sí, éramos amigos. Tiempo pasado. No llamaste ni te mantuviste en contacto conmigo cuando todo el mundo en esta ciudad desprestigiaba mi nombre, ¿verdad?

Sus mejillas lucían enrojecidas.

—Ni siquiera me llamaste para preguntarme si los rumores eran ciertos, joder. —Señalé la puerta—. Así que, por favor, no creas que sólo porque he estado de acuerdo en ayudar a poner a un imbécil en el sitio al que pertenece, tú y yo somos, o seremos amigos.

—Lo siento mucho...

—Llevas seis años de retraso para eso. —Me di la vuelta—. Voy a estar en la corte cuando se me necesite. Ahora puedes irte.

Esperé hasta que escuché el sonido de la puerta al cerrarse y llamé al chófer de la limusina. —¿A qué hora tengo que dirigirme a la fiesta si quiero estar allí una vez que empiece?

—Ahora, señor.

Colgué y me puse mi abrigo, tomando el ascensor privado del penthouse al vestíbulo. Atravesé corriendo las puertas de salida del hotel, vi el coche en la calle y me acerqué.

—Deberíamos estar allí en unos treinta minutos, señor Min. —Me miró por el espejo retrovisor—. ¿Tiene una cita esta noche en este evento?

—No —le dije—. ¿Por qué lo preguntas?

—Porque si fuera así, iba a sugerirle que nos detuviéramos en el puesto de flores que se encuentra a tres manzanas.

—Podemos detenernos allí. —Miré por la ventana mientras él se ponía en marcha.

Pensé en decirle a Jimin que me encontraba en la ciudad, o desearle "buena suerte" para su actuación de esta noche, pero no le veía sentido. Además, anoche, en un momento de debilidad, le envié un correo electrónico bastante vago y su respuesta no alentaba a la conversación.

Asunto: Felicidad.

¿Eres feliz con tu vida actual lejos de KCM? ¿Estás persiguiendo tus sueños de ballet por fin?

DR vol. 3 - YoonMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora