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"Cariño, no me siento muy bien." Seis palabras que nunca entenderías.
"Yo nunca te dejaré ir." cinco palabras que nunca dirías.
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—Bakugou ¿Estas escuchandome?
Una voz me sacó del trance en el que estaba, voltee a ver a Kirishima mostrándome una expresión de molestia. Sacudí mi cabeza teniendo nuevamente mis pensamientos en orden, cada día que pasaba perdía la compostura y mi cabeza no me ayudaba en ningun progreso a lo que intentaba olvidar.
—Lo siento, tengo muchas cosas en que pensar —respondí levantándome de mi escritorio.
—Amigo has estado raro hace varias semanas, ¿esta pasando algo? —su mano apretó mi hombro en forma de apoyo, lo observé unos instantes, tal vez hablarlo era lo correcto, Kirishima no es el tipo de persona que juzga y se que me escucharia. Pero negué ante su pregunta, no estaba listo para contarle, tal vez me equivocaria al hacercelo saber.
—No es asunto tuyo.
Salí del salón con dirección a la ozotea para tomar un poco de aire fresco, no iba tener esa paz en los patios, siempre se mantenían varios alumnos viendo los juegos deportivos, desde aquí se podían escuchar los gritos emocionandos del público. Abrí la puerta saliendo al exterior, me recosté en una esquina que daba con la vista de la cancha de atletismo, unos cuantos grupos de alumnos estaban almorzando en silencio.
Recosté mi cabeza en la pared viendo el cielo despejado, el sol estaba en su punto más alto resplandeciente digno de la época de los comienzos de verano. Esta época me recordaba mucho a Yuki, el odia el calor, seguramente estaría quejándose ahora mismo diciendo que como era posible que Japón sea caluroso, si en época de invierno podía sentir su trasero congelado cada vez que salía al exterior. Una sonrisa se me escapo al recordar su exagerada expresión al compartirme su opinión acerca del clima.
