"Amor y deseo son dos cosas diferentes, que no todo lo que se ama se desea, ni todo lo que se desea se ama".
- Miguel de Cervantes de Saavedra.
Todos querían ser amados, todos querían estar enamorados pero... No a todos se les concedió...
A la mañana siguiente Nagi se despertó porque sintió algo pesado sobre su pecho, se sorprendió ver ahí al ángel y tuvo que hacer memoria de lo ocurrido la noche anterior, así le pudo dar sentido a lo que veían sus ojos.
( Se ve lindo mientras duerme.)
Un impulso lo llevó a picar la mejilla del contrario, sonrió internamente al ver que no despertaba, una sonrisa que nadie vería, una sonrisa que poco recordaba cuando fué la última vez que lo había hecho.
Cuando el ángel finalmente despertó miró al de cabellos claros, parpadeó un par de veces antes de poder decirle un:
– Buenos días Nagi.
– Buenos días Isagi... — respondió de inmediato el saludo — ¿Dormiste bien?
– Sí, gracias.
Fué una extraña sensación, ninguno de los dos parecía avergonzado por la situación, es como si hubiese sido normal amanecer en los brazos del otro; Nagi pensó que habría dos posibles respuestas para eso:
1- Qué cada uno estuviese ocultando su sentir. 2- Qué lo ven normal al ser sólo amigos.
Lo único que no sabía y que no tomó en cuenta en sus posibles conclusiones es que ninguno sabía exactamente como interpretar lo que sentía por el otro.
– ¿Tienes hambre Isagi? Anoche te quedaste dormido y no comiste.
El de cabellos oscuros asintió, esa mañana transcurrió tan normal como cualquier otro día en su vida, sólo que fué inusualmente más alegre y cálido, una experiencia que apreciaría con cariño.
Semanas después...
Septiembre concluyó y las lluvias comenzaron a ser menos seguidas, un gran alivio para el pequeño gato asustadizo, ahora entrando al mes de Octubre llegarían los festivales de Otoño.
11 de Octubre: En este día Nagi no podía quitarle la vista de encima a Isagi, después de clases se dirigieron a jugar videojuegos en un local que habían abierto hace pocos, pero al salir de ese lugar y dirigirse a sus respectivos hogares se toparon con algo que llamó la atención del ángel y por ello Nagi no perdió ningún momento en ver su expresión, parecía atento a lo que veía, curioso y a la vez melancólico...
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Lo que veía el ojiazul era a un grupo de personas que portan una especie de linterna llamada "manto".
– Nagi ¿Qué es eso? — el ojiazul volteó a ver al albino curioso y con una gran sonrisa que contrastó la expresión de melancolía que tenía al principio, creyendo que no había sido visto y que podría ocultar su sentir pero lo que no sabía era que el albino lo había visto con lujo de detalle.
